La cifra supone casi la mitad de las nominadas en 2019 y pone de manifiesto las dificultades de las directoras en España
Con la nominación de su ópera prima en la categoría de Mejor Dirección Novel recién anunciada, Belén Funes lanzaba una reflexión el pasado lunes: “Hay que preguntarse por qué no hay más películas dirigidas por mujeres”. Un debate que debe extenderse a los premios de la Academia del Cine Español ya que del total de 39 directores nominados en las diferentes categorías sólo 8 son mujeres. Una cifra que recorta hasta casi la mitad las 14 directoras seleccionadas en el 2019.
El nombre de Belén Funes es, de hecho, una de las pocas alegrías en esta raquítica presencia que ha dejado a las mujeres fuera de las grandes categorías como Mejor Dirección y Mejor Película, y se ha limitado a una nominada, ella, en la de Mejor Dirección Novel. Tampoco hay directoras en la categoría de Mejor Película de Animación, mientras que dos compiten en Mejor Película Documental: Nata Moreno por Ara Malikian, una vida entre las cuerdas y Ana Pérez-Lorente, codirectora de Historias de nuestro cine junto a Antonio Resines.
En el caso de los cortometrajes sólo encontramos tres directoras (Laura Zamora Cabeza, Irene Moray y Silvia Venegas Venegas) entre los 13 proyectos nominados en las categorías de ficción, animación y documental, exactamente la mitad que en la edición anterior.
Los datos coinciden con las cifras del último estudio de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), que en su análisis de 2018 señalaba que las directoras representaban sólo un 20% del total de proyectos. El informe mostraba también que sus presupuestos son un 50% inferiores al de las películas dirigidas por hombres. Diferencia que cuantificaron en unos 1,27 millones de euros de media.
En Industrias del Cine hemos querido desgranar quiénes son las 8 mujeres que han conseguido abrirse hueco en esta edición.
BELÉN FUNES – La hija de un ladrón (Mejor Dirección Novel)
Para cuando Greta Fernández se alzó con la Concha de Plata a la Mejor Actriz -galardón compartido ex aequo con Nina Hoss- en el pasado Festival de San Sebastián, todos sabían ya que La hija de un ladrón era algo más que la simple opera prima de Belén Funes. La película era tan grande en su resultado como pequeña en su ejecución. Una puesta en escena sincera, desnuda de artificios. Hasta Carlos Boyero aseguró creerse a sus personajes.
Belén Funes (Barcelona, 1984) estudió Dirección en ESCAC y Guion en la Escuela de Cine de San Antonio de Baños en Cuba. Su trayectoria arrancó como asistente de Dirección y script en numerosas producciones españolas antes de tomar los mandos detrás de la cámara. Su nombre ha sido asociado a la nueva ola de cineastas surgida en Cataluña e integrada por Elena Martín, Nely Reguera o Mar Coll. Su primer cortometraje Sara a la fuga se alzó con la Biznaga de Oro en su categoría y ella, con la de Mejor Dirección en 2015. Una suerte de precuela que ahora continúa su primer largometraje. Entre ambos estuvo también La inútil, cortometraje nominado a los Gaudí y premiado con el Roel de Oro al Mejor Montaje, Guion y Actriz para Nausicaa Bonnín en el Festival de Medina del Campo.
De la mano de su coguionista habitual, Marçal Cebrian, Funes relata en La hija de un ladrón el enésimo obstáculo al que Sara -la de la fuga- tiene que enfrentarse cuando su padre sale de la cárcel y se empeña en reaparecer en su vida. A ello se le suma un bebé, su falta de empleo, su casa de acogida y un hermano pequeño en perpetuo riesgo de abandono.
NATA MORENO – Ara Malikian, una vida entre cuerdas (Mejor Película Documental)
Actriz, dramaturga y cineasta zaragozana, Nata Moreno se lanzó al cine con proyectos caracterizados por tratar temas sociales con un cierto gusto poético. Así, en el cortometraje Le chat doré recreaba una película muda para criticar el IVA cultural y en Al’Amar se ponía en la piel de una mujer africana que cruzaba el Estrecho para hablar de la inmigración. Ambos impulsados desde su propia productora: Kokoro Films.
En 2018 estrenó su primer largometraje documental: Ara Malikian, una vida entre las cuerdas. El film surgía de su larga colaboración con el músico libanés, de quien había sido no sólo realizadora de sus videoclips sino también directora escénica de sus espectáculos.
En una entrevista concedida a Yo Dona, Nata Moreno explicó cómo el origen del proyecto estaba en las veinte cajas que Girar, el padre de Malikian, hizo llegar a su casa después de su muerte. En ellas encontró la historia “de un niño al que le pusieron un violín [en las manos] para que la música de sus cuerdas lo salvara de la guerra en la que le había tocado nacer”. La cinta ha conseguido entre otros los premios a Mejor Sonido de Largometraje Nacional y Mejor Producción de Largometraje Nacional en el Festival PNR de Madrid y la Púa de Oro en el Festival de Cine Documental de Música de Santa Cruz de Tenerife.
ANA PÉREZ-LORENTE – Historias de nuestro cine (Mejor Película Documental)
Su historia es la de una de esas profesionales que ha pasado por numerosos departamentos antes de poder dar el salto a la dirección. Ana Pérez-Lorente (Madrid, 1965) tiene un amplísimo currículum en producción para películas de Luis García Berlanga, Antonio del Real o Daniel Calparsoro, con quien trabajó en Asfalto, Guerreros y Ausentes, en esta última como directora de producción.
La codirección del documental Historias de nuestro cine comenzó a fraguarse cuando el actor -y ahora también director- Antonio Resines repasó vida y obra en sus memorias Pa’ habernos matao, que ya contó con la colaboración de Pérez-Lorente. En las conversaciones con sus compañeros de profesión, como él mismo confesaba a El País, estaba el germen de la película, que explica la historia del cine español a través de anécdotas y del testimonio directo de algunos de sus principales protagonistas como Enrique Cerezo, Verónica Forqué, Carmen Maura, Emilio Gutiérrez Caba, Carlos Boyero y un largo etcétera.
Para la directora el film se ha convertido también “en un acto de reivindicación de Fernando Trueba”, que es quien guía las charlas sobre los inicios del cine. Por ello y por las imágenes de La reina de España con las que decidieron empezar el documental para denunciar el boicot que la cinta sufrió en salas.
IRENE MORAY – Suc de síndria (Mejor Cortometraje de Ficción)
Irene Moray (Barcelona, 1992) había pasado algo desapercibida en la nueva generación del cine catalán hasta ahora. Su primer acercamiento fue como fotógrafa en producciones como Júlia Ist o La llum d’Elna. En 2012 se trasladó a Berlín donde durante tres años formó parte del colectivo de performances The-Family -con quienes actuó por media Europa, y dirigió su primer cortometraje Bad Lesbian. Con los 12.000 euros que ganó en el festival de jóvenes directores FiSH pudo subvencionar el film por el que ahora la nominan.
Tras instalarse de nuevo en Barcelona, volvió a la capital alemana con la nominación al Oso de Oro al Mejor Cortometraje en la Berlinale por Suc de síndria: un auténtico puñetazo en el estómago sobre la intimidad, la (in)visibilidad, el sexo, las relaciones de pareja y los traumas del pasado a través del romance de Pol y Bàrbara.
El cortometraje ganó la Biznaga de Oro ex aequo a la Mejor Actriz en el Festival de Málaga para Elena Martín, el Premio Especial del Jurado en el Festival de Medina del Campo y el Formosa Vision Award en el festival de Kaohsiung de Taiwán. El próximo sábado se sabrá si se alza con el galardón al Mejor Cortometraje Europeo de los European Film Awards. (EFA).
SILVIA VENEGAS – Nuestra vida como niños refugiados en Europa (Mejor Cortometraje Documental)
Pese a su juventud, Silvia Venegas Venegas (Santa Marta, Badajoz, 1982) es la más veterana de las cineastas nominadas este año y cuenta ya con un Goya en su poder: el que recibió en 2014 por el cortometraje documental Walls (Si las paredes hablasen) sobre la historia de dos ancianos vecinos en un edificio de Budapest.
En 2010 creó la productora Making DOC junto a Juan Antonio Moren y colocó su cámara allí dondeotros decidían apartar la mirada: en Kafana (¡Basta ya!) el protagonismo era del pueblo saharaui, en Arte por prescripción se centraba en los enfermos de Alzheimer y Corea de Huntington; en Los hijos de Mama Wata hablaba sobre la posguerra en Sierra Leona. Afganistán fue retratada en Boxing for Freedom con la historia de unas jóvenes boxeadoras y en La vida más allá de la batalla sobre la cara oculta de la guerra que asolaba el país.
En cierto sentido, Nuestra vida como niños refugiados en Europa podría funcionar como una continuación de Caramelo (2016), el relato de un niño sordo en un campo de refugiados del Sáhara. Su nuevo documental habla de esa generación de menores huidos de la guerra y que en vez de ser niños, tienen que enfrentarse a la burocracia, la desconfianza o el miedo. “Son los más vulnerables y nuestra actitud hacia ellos marcará su futuro y el nuestro”, explican desde la productora.
Silvia Venegas es también académica del Cine Europeo y su documental Boxing for Freedom fue seleccionado en la categoría de Mejor Documental Europeo en los EFA de 2015.
LAURA ZAMORA CABEZA – El árbol de las almas perdidas (Mejor Cortometraje de Animación)
En El árbol de las almas perdidas Laura Zamora Cabeza (Barcelona, 1984) lo es prácticamente todo: guionista, directora de arte, directora, montadora y voz de la profesora Mariví. Su trayectoria en el cine comenzó como espectadora y cinéfila, aunque la animación estaba ya en aquellas historias ilustradas que escribía y dibujaba desde niña. Después de estudiar Diseño Gráfico dio un paso más como animadora en la escuela 3D Primer Frame.
Desde entonces ha trabajado en los efectos visuales de diferentes anuncios entre España y Grecia, además de en producciones como Órbitas de Jaime Maestro o la sueca Cirkeln de Levan Akin, por los que el estudio Ixor VFX estuvo nominado al Guldbagge del Instituto de Cine Sueco.
El árbol de las almas perdidas llega, asegura, “después de duro trabajo, noches sin dormir y una odisea de acontecimientos”. El cortometraje narra la historia de Lili, una niña de once años cuyo mundo se desmorona con la aparición de su padre y la falta de atención de su madre, sumados a las desilusiones en el amor y en la amistad.
El cortometraje ha sido galardonado en festivales como el REFF React Film Fest de Catanzaro (Italia), el Fren Riviera Film Fest de Cannes (Francia), además de recibir el Premio del Público en el Fixion Fest Fantastic & Horror Film Festival de Chile, entre otros.
CELINE SCIAMMA – Retrato de una mujer en llamas (Mejor Película Europea)
Pocas dudas había de que Retrato de una mujer en llamas estaría entre las nominadas al Goya a la Mejor Película Europea después de un año cosechando galardones por todo el mundo, entre los que destacan el premio al Mejor Guion en el pasado festival de Cannes.
El film llegaba después de que Céline Sciamma diera por cerrada la trilogía sobre el paso a la madurez desde una óptica femenina con sus películas Naissance des pieuvres, Tomboy y Girlhood. Sin embargo, su nueva cinta no sólo no está lejos de los preceptos que marcaron esos tres títulos -incluida la exploración sexual entre chicas-, sino que además supone su reencuentro con la actriz Adèle Haenel, quien ya protagonizó su opera prima. Un debut que ya en 2007 la llevó a Cannes y a Toronto.
En esta ocasión, Sciamma (Francia, 1980) sitúa en la Bretaña francesa de finales del XVIII este diálogo amoroso -más de miradas que de palabras- entre una pintora y su modelo. Según declaró en una entrevista a Europa Press, su intención también era la de llenar silencios: el silencio de las imágenes sobre el enamoramiento entre dos mujeres que existe en el cine y el de todas las artistas mujeres silenciadas a lo largo de la Historia.
ANTONELLA SUDASASSI – El despertar de las hormigas (Mejor Película Iberoamericana)
Antonella Sudasassi llevaba años dándole vueltas a El despertar de las hormigas antes de convertir la historia en un cortometraje. Su idea era la de crear un proyecto que explorara el mundo de la sexualidad en las diferentes etapas de la vida de una mujer. El primer paso llegó en 2016 con un cortometraje que abría esa suerte de saga intencionada, bautizado como La niñez. Un año después participaba en el programa Berlinale Talents en Guadalajara para preparar la versión extendida.
Desde la cotidianidad de la vida de Isabel, una joven costurera, el film hila anhelos y sueños al tiempo que denuncia el machismo aún imperante en América Latina, en el que la casa como meta de la mujer aún perdura. Antonella Susassi (San José, Costa Rica, 1986) estudió Producción Audiovisual y Gestión de Medios y trabaja como escritora y directora.
Su filmografía cuenta también con otras piezas de pequeño formato como Descartable o De cómo para Cecilia el rojo dejó de ser fuego.
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