Sound of Metal es el debut en el largometraje de ficción de Darius Marder, y que se postula con serias opciones para ganar algún premio en los próximos Oscar. Si el espectador va buscando una película musical o con frecuentes escenas musicales, se equivoca. Realmente, que el protagonista sea músico es una excusa, muy hábil, eso sí, para mostrarnos el drama de la sordera de este personaje, algo que no es infrecuente dentro del gremio de los músicos.
Esta película ha sido una de las grandes sorpresas del año pasado, y para haber conseguido esto se ha trabajado muy bien dos aspectos: la interpretación del elenco, y la implicación emocional y moral del espectador dentro del relato.
Riz Ahmed da vida al protagonista con una composición genial que le podría reportar un Oscar al mejor actor. Pese a que había visto con anterioridad el rostro de Ahmed, no es hasta The Night Of (una de las mejores miniseries de la historia de HBO) cuando comienzo a ser consciente de las cualidades actorales de uno de los intérpretes más a tener en cuenta dentro del actual panorama audiovisual. La obra creada por dos gigantes como Richard Price y Steven Zaillian supuso el espaldarazo definitivo de Ahmed, que no solo aguantaba el tipo en pantalla con John Turturro y Michael Kenneth Williams, sino que salía victorioso, al punto que incluso llegó a ganar un merecido premio Emmy por este trabajo.
Durante el periplo que tiene el protagonista de esta cinta le acompañan varios personajes, y todos tienen en común una característica: han perdido algo por el camino, y se empeñan en recuperarlo, con mayor o menor fortuna. En este sentido, la pareja de Ahmed, interpretada por Olivia Cooke (a la que ya vimos en Ready Player One), es una chica autodestructiva que ha perdido a su madre. Mathieu Amalric, enorme actor francés, quiere recuperar a su hija, y Paul Raci da vida al mentor de Ahmed, en un intento por enmendar los errores del pasado. Si Ahmed está soberbio, no lo es menos Raci, que se marca la mejor actuación de todas dentro de esta película. Todo un acierto en la elección de casting, puesto que el propio Raci es hijo de padres sordos, siendo real el domino del lenguaje de signos que vemos en pantalla. Pero no solo por eso destaca Raci, sino por su labor interpretativa que está llena de honestidad, emotividad, y sinceridad. Ojalá gane el Oscar al mejor actor secundario porque personalmente creo que toca las teclas precisas para llegar al corazón del espectador.
Las relaciones paternofiliales que podemos ver en este filme son complicadas. De este modo, la relación que se da entre Raci y Ahmed va más allá de la de mentor y alumno, y esto hace más difícil la toma de decisiones de ambos personajes, reforzándose así el drama. La confianza, la traición… Son elementos muy fuertes que aparecen en una escena entre ambos actores que es, sin duda, la mejor de toda la película.
Si les he hablado sobre el gran nivel interpretativo que hay en esta cinta, también querría indagar en cómo Marder involucra a la perfección al espectador con lo mostrado en pantalla. Así pues, el realizador hace un excelente uso del punto de vista y del sonido, puesto que vamos a ser testigos de primera mano de todo el proceso degenerativo que le supondrá la sordera al protagonista. Es decir, vamos a vivir y a sentir el drama del personaje nosotros mismos. Esto no solo se quedará en un recurso sonoro, sino que nos conducirá a por qué dicho protagonista toma según qué decisiones. Y ahí entra la segunda parte, porque se nos ha expuesto de forma tan directa qué le sucede al protagonista y cuál es su panorama, para que nosotros mismos tomemos una serie de decisiones. ¿Haríamos lo que hace él hace o elegiríamos otro camino?
Además de una historia de superación es, sobre todo, de aceptación ante una nueva y cruel realidad. De este modo, el filme acaba de forma consecuente y brillante con todo lo que se ha estado narrando durante el tiempo que ha durado la proyección.
Estrenada en 2019 en el Festival de Toronto no es hasta finales del año pasado cuando la cinta ha podido verse a nivel mundial gracias a Prime Video, pese a que de la mano de Amazon Studios sí que se estrenó en salas en Estados Unidos, a nuestro país llegó a través de la plataforma de streaming de Jeff Bezos.
Estamos ante un sólido drama con grandes interpretaciones, un espléndido uso del punto de vista y del sonido y, además, una de las mejores películas de 2020.
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