SITGES 2020. Tercera crónica: el hijo de Cronenberg se doctora, un inadaptado hombre lobo de los Pirineos y una versión mala de una película mala de Malick

Fuente: Festival de Sitges

En esta tercera crónica de Sitges 2020 hablamos de terror australiano y femenino en ‘Relic’, de la ganadora de Sitges 2020 ‘Possessor’, del hombre que sentó en la misma mesa al Hollywood dorado en ‘The Last Movie Painter’, de ‘The book of vision’ como peor película de la Sección Oficial y del terror social de ‘Teddy’

Sitges 2020 terminó el pasado domingo, pero no así estas crónicas comentando las 23 películas visionadas en el festival de terror más importante (y mejor) del mundo.

Por no redundar en más reflexiones, que tal vez dejaremos para el final del comentado recorrido, os dejamos directamente con el comentario crítico de cinco películas más, que con las ya citadas en anteriores crónicas suman un total de catorce.

En el siguiente texto, entre otros títulos, la ganadora del premio a la mejor película y el premio de la crítica.

‘Relic’ (Natalie Erika James, Australia)

Película australiana de la directora debutante Natalie Erika James, una de las directoras llamadas a ser una de las nuevas voces del terror de la próxima década. El punto de partida de Relic es interesante. Una abuela que vive sola en una casa de campo desaparece sin dejar rastro. Su hija y su nieta, que viven en Melbourne, se instalan en la casa para buscarla, esperar a que vuelva o alguien la encuentre. La abuela, que empieza a tener síntomas de algún tipo de demencia, regresa en aparente perfecto estado, pero en esa casa nada volverá a ser como siempre.

Al igual que pasó hace unos años con otra película australiana dirigida por una mujer, The babadook, quien escribe estas líneas debe ser la única persona en el mundo al que Relic no le ha gustado especialmente. Más allá de las reflexiones que podamos tomar de su punto de partida como la soledad en la que viven muchas personas mayores, alejadas de sus familias, y como viven con desamparo la pérdida de sus facultades, finalmente termina siendo una película más del género, en el que la casa familiar se convierte en tumba de todas las desgracias familiares anteriores (especialmente cuando varios ascendentes han sufrido un tipo de demencia que los consumía física y psíquicamente) y trampa de las generaciones venideras, que no pueden escapar del destino familiar, por muchos kilómetros que pongan de distancia.

‘Possessor’ (Brandon Cronenberg, Canadá)

Llegamos a la que, a la postre, ha sido la gran triunfadora de Sitges 2020. Brandon Cronenberg ha conseguido con su segunda película lo que consiguera su padre David hace 45 años, ganar en Sitges. En el caso del padre fue con Shivers (Vinieron de dentro de…),

La película se centra en un personaje llamado Tasya Vos, una agente de una organización secreta dedicada a, mediante implantes cerebrales, utilizar a otras personas como armas, ya que el implante vulnera la voluntad física y mental del cuerpo ocupado. El proyecto se tuerce cuando entra en el cuerpo de un hombre reprimido por su familia política, generando un cóctel difícil de controlar por el cuerpo de él y la mente de ella. Ciencia ficción y violencia en una historia que podría estar inspirada en los relatos de Philip K. Dick. Este año sí, un premio justo y merecido.

Possessor es una película genuinamente sitgetana, pues agrupa en una misma historia ciencia ficción, thriller y un terror cercano al gore, de una violencia creciente y desmedida, y abre el debate de la conectividad llevada a extremos éticamente infranqueables.

‘The Last Movie Painter’ (Walter Bencini, Italia)

Siempre es un lujazo encontrar entre la programación terrorífica de Sitges documentales vinculados al noble arte del cine. Documentales que a menudo, y pese a ser exquisitos testimonios, no traspasan nunca la barrera, a veces invisible, otras de acero, entre el festival y la distribución en salas o plataformas.

En este 2020 hemos disfrutado con L’ultimo uomo che dipinse il cinema (The Last Movie Painter), un interesante documental sobre la figura de Renato Casaro, un excelente pintor italiano que ha dedicado su vida al cine. Suyos son algunos de los carteles más memorables de la historia del cine. Empezó en su Italia natal, pintando carteles para películas de su país como las que protagonizaban Terence Hill y Bud Spencer y las versiones en italiano de películas importadas de Hollywood. Pero según su fama crecía su labor traspasó fronteras y acabó realizando, sin moverse de Italia, los carteles pintados de películas de Hollywood como Conan el bárbaro, Rambo II, El cielo protector, La biblia, Flash Gordon, Dune

Además, el documental invita a la reflexión sobre cómo se trabaja actualmente la cartelería de cine. Casaro era pintor, y sus carteles eran obras de arte, pintados a mano, intentando siempre buscar la excelencia artística y resumiendo la trama de las películas en imágenes conceptos que en algunos casos se han convertido en iconos. Ahora ese trabajo, enteramente digital, no parece ser tratado con el mismo mimo que entonces, salvo excepciones. Para empezar, las películas resisten mucho menos tiempo en cartelera, y el cartel nos acompaña mucho menos tiempo. Antes, los carteles ocupaban grandes superficies mientras que ahora a menudo son simples iconos.

Mientras se hace mayor, Casaro pasa sus días revisitando obras clásicas y versionándolas con motivos cinematográficos. Suya es una mítica reinterpretación de la Santa Cena de Leonardo da Vinci con una mesa copada por mitos del Hollywood dorado. Su último trabajo, un encargo de Tarantino para Érase una vez en Hollywood…, suyo es el cartel que aparece en el film de la serie que protagoniza Rick Dalton, el personaje de Leonardo DiCaprio.

‘The book of vision’ (Carlo Hintermann, Reino Unido)

Esta película británica producida por Terrence Malick parece, curiosamente, la versión mala de una mala película de Malick. Es decir, es doblemente y terriblemente mala que, por ejemplo, To the wonder.

The book of vision está protagonizada por Eva, una joven médica que decide dejar su prestigiosa carrera de oncóloga para estudiar al Dr. Anmuth, un facultativo que vivió unos cuantos siglos atrás, con el que mantiene una especie de conexión que no acabamos de saber por qué. Además, la doctora está embarazada y enferma. Si no interrumpe su embarazo, su vida y la del bebé corren serio peligro, pero esa decisión confronta con la decisión de ser madre. Además, hay una historia de amor que nadie se cree.

En paralelo, se desarrollan las dos historias en tiempos diferentes: la del doctor Anmuth, perseguido por usar métodos anticuados, y la actual, la de la doctora Eva. Ambas historias están protagonizadas por los mismos actores. Intenta ser una fábula, pero sus personajes no generan ningún tipo de empatía, mucho menos el doctor, al que da vida Charles Dance, al que el espectador corriente, a no ser que sea el doctor Pàmies, entenderá que se le persiga por sus métodos, del todo anticuados, basándose más en el alma y el sentimiento del enfermo que en la exploración del cuerpo humano.

Una trama confusa, una grandilocuencia vacua, metáforas risibles, una historia de amor sin química, brujas, duendes, niños corriendo que traspasan siglos y paredes y un mensaje muy discutible, por no decir peligroso… estamos sin duda ante la peor de las películas vistas en Sitges 2020.

‘Teddy’ (Ludovic y Zoran Bouckherma, Francia)

Película francesa y sorprendente ganadora del premio de la crítica en el festival de Sitges. Y digo sorprendente porqué, aunque se trata de una buena película, uno no pensaría en un momento, viendo todo el panel de films que componen la sección oficial de Sitges, que los tres críticos que componían el jurado fueran a fijarse precisamente en ella.

Teddy, el protagonista que da nombre al título de la película, es un chaval algo inadaptado que vive en un pequeño pueblo de los Pirineos franceses donde todo el mundo se conoce. Es el único de su quinta que ha dejado el instituto, y trabaja en un centro de masajes, sin tener ni idea de hacerlos, gracias a una ETT que lo ha colocado ahí. Vive con dos familiares, no sabemos nada de sus padres y sale con una chica a la que sus amigos auguran que llegará a presidenta de Francia.

Una extraña criatura recorre los bosques y montañas de la población, arrasando con las ovejas de los vecinos. Pero esa criatura, desconocida, se cruzará en el camino de Teddy, y entonces nada volverá a ser igual en su cuerpo, en su mente y en su voraz apetito. Teddy es una película que empieza como comedia, transita por el drama social y acaba en película de terror.

Una combinación arriesgada pero finalmente airosa. Una historia compleja pero explicada con naturalidad en un metraje ajustado a poco más de 90 minutos convierte a los Bouckherma, hermanos gemelos, en unos cineastas a seguir.

Para saber más de Sitges 2020 puedes leer en ‘Industrias del Cine’ la primera y segunda crónica.

Pablo Sancho París
Acerca de Pablo Sancho París 393 Articles
Licenciado en Historia del Arte y Comunicación Audiovisual por la U.B., Master en Ficción de Cine y Televisión por la U.R.L. y Master en Film Business por ESCAC. He sido presidente de la Federació Catalana de Cineclubs entre 2015 y 2017, siendo actualmente responsable de proyectos de la entidad. Además, soy el programador de Cine Club Vilafranca, que gestiona la Sala Zazie y el Cine Kubrick de Vilafranca del Penedès. Además, he compaginado estas tareas con la de cronista cinematográfico, profesor de cine en talleres para niños y adolescentes, y la realización de audiovisuales y cortometrajes de ficción. Me podéis contactar en pablosanchoparis@industriasdelcine.com.

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