Llega a Netflix The maus, el primer largometraje de Yayo Herrero. Un thriller de terror político que reflexiona sobre la violencia en Europa a través de la relación de una pareja, él alemán y ella una musulmana superviviente de la Guerra de los Balcanes, que se extravía en un bosque en Bosnia y Herzegovina, de donde surgirá una fuerza sobrenatural.
Gracias a su anterior cortometraje, Safari, el director asturiano recibió el apoyo de La Semaine de la Critique del Festival de Cannes, dentro de su programa Next Step, para el desarrollo de este proyecto, que cuenta con producción de Enrique López Lavigne. Y después de pasar por el Fantastic Fest de Austin (Texas) y recibir el Premio Especial del Jurado, presentó su filme en el Festival de Sitges, donde le entrevistamos.
La película puede verse en clave política, e incluso feminista. No sé si éstas son lecturas que hacemos los espectadores ahora, dada la coyuntura social y política, o ya estaba pensado desde el principio.
Sí, yo todas esas capas las trabajé mucho desde el guion, desde el principio de la película. Pretendidamente yo no he querido ser feminista, porque no era mi intención, pero a mi sí me flipa trabajar siempre con un protagonista femenino fuerte, eso es a propósito. Me gustaba jugar con la idea de chica angelical, dulce,…, y chico que la quiere proteger, y luego esa inversión de roles. Y, además, es que los personajes son un poco concepto. Él representa Europa y ella representa a esa Europa víctima de la guerra, que las ha pasado muy chungas, y que él por mucho que quiera nunca va a comprenderla. Entonces la película funciona así, a varios niveles. Por eso creo que en un primer visionado es muy difícil profundizar en todo eso y es como para verla varias veces. Primero no es agradable de ver, pero luego vas pensando en ella, y yo creo que tiene miga. La primera vez que la ves es como un fogonazo, un shock.
Además creo que es inevitable verla y pensar en nuestro contexto actual, en todo lo que estamos viviendo ahora en nuestro país.
El objetivo de la película es el debate, el generar conversación, y eso si es algo muy actual, algo que hay que hacer ahora; mucho debate. Yo creo que vivimos tiempos en los que hay que conversar mucho y llegar a soluciones y a consensos por el debate. Lo que sí tiene la película es que debate mucho sobre la violencia que tenemos en Europa. De esos estamos sobrados, hay bastante violencia en el ambiente, y esto es algo que venimos arrastrando de hace mucho tiempo. En ese sentido es una película muy política, que me apetecía mucho.
Y, ¿cómo llega un cineasta español a una película sobre el conflicto en los Balcanes?
Pues lo mismo que hay cineastas que se van al espacio, yo decidí ir al centro de Europa. A un lugar que parece muy alejado, pero lo que ocurre allí, de alguna manera, va a tener un eco para nosotros, ¡y lo tiene!. Y de hecho el último tercio del filme ya va hacia ese lado.
Mi relación con los Balcanes es que yo hice un corto en 2010 sobre ese tema y a partir de ahí hice mucho viaje, recorrí Bosnia oriental, y me interesa mucho la historia de ese lugar. Y es que está todo tan relacionado que me apetecía hacer una historia que lo relacionase con el presente, ¡y es que está ahí! Los Balcanes es un epicentro de violencia desde la Primera Guerra Mundial y que se va extendiendo hasta el presente, hasta lo que está pasando ahora.
Yo no tengo autoridad para hablar de una cosa del pasado porque no lo he vivido, por eso la película tiene un punto de vista muy europeo, porque es incapaz de comprender. Por eso al personaje masculino a veces dan ganas de decirle que espabile y que comprenda lo que le pasa a la chica.
Viendo el filme sabemos que “maus” es el apelativo cariñoso que usa el protagonista para su pareja pero al principio hubo confusión con el título y se relacionó el proyecto con la novela gráfica de Art Spielgman…
El título al principio era el mismo que el de la novela gráfica, pero ahora ya no precisamente por eso. Y soy muy fan del cómic, pero no tiene absolutamente nada que ver. Si es verdad que el cómic habla de los judíos en la época del nazismo y yo hablo de los musulmanes en Srebrenica, que fue la matanza más heavy que ha habido en Europa después la Segunda Guerra Mundial, porque lo que le pasa a la protagonista es que su familia murió allí. Entonces no hay relación con el cómic pero sí que estamos hablando de genocidios, matanzas,… O sea que conceptualmente ahí hay un punto en común.
Además, leyendo el argumento del filme, y también viendo el póster, te haces una idea de la película como una monster movie pero va más allá…
Ese póster lo hice yo, y al final se ha quedado porque hay mucha gente a la que le encanta. Porque la peli es muy artie, ¡es que es tantas cosas! Porque tiene un imaginario sobrenatural muy potente pero muy anclado a la mente de ella, a la superstición, a la religión y sus creencias, a las que se agarra para liarla. ¡Que es un poco lo que pasa ahora!
¿Gracias a los cortos encontraste financiación para este largometraje?
Es un conjunto de cosas. La idea surgió en Cannes, en 2014, donde yo estaba nominado con un corto, y por estar nominado allí la semana de la crítica planteó llevarnos a París para apoyarnos con nuestras pelis, y justo ese año en Sitges me dieron un premio que consistía en hacer una película. Todos esos astros se juntaron y cuadró hacer una película. Una película que, en papel, ¡imagínate!, no era fácil de producir. Y luego hubo un año más o menos de desarrollo y ya lo que tardamos en encontrar financiación.
¿Y cuáles fueron tus influencias para este filme?
¡Influencias mogollón! Me interesa el cine psicológico de Polanski. Con Repulsión o con El quimérico inquilino tiene mucha relación. Pero también con Take Shelter o con El hijo de Saúl, que tiene mucho de eso, donde la película es super subjetiva. The Maus está toda grabada en steady cam, para rodar en subjetivo todo el rato, con un protagonista o con otro. Sobre todo tiene mucho de experimentación, que para una primera película es lo que mola. ¡Experimentar y lanzarte a la piscina!
Es una película rodada en inglés y que trata sobre las consecuencias de la guerra de Bosnia, con algunos elementos sobrenaturales, pero, sobre todo, muy política, ¿cómo crees que la puede recibir el fan del cine fantástico, como el público del Festival de Cine de Sitges, donde se ha presentado?
Para los fans del terror más puro, puede que se encuentren algo que no esperan, porque no es una “monster movie”. Aquí el monstruo no es tal, es la guerra y todo el mal rollo que arrastramos de eso. Digamos que dentro del género, he hecho una película política utilizando el género, entonces los más ortodoxos del género no les gustará pero ese es el punto de la película, que se debata y que se discuta.
Y la película también ha pasado por el Fantastic Fest de Austin (Texas) ¿qué tal el recibimiento allí?
En Austin ha recibido una Mención Especial del Jurado. Allí el cine de terror español lo ven muy bien, ¡y la película les encantó! Y es un festival divertidísimo, donde comes en el cine,… Tiene mucho en común con Sitges, ¡ese espíritu!. Me hicieron criticas muy buenas pero luego también hubo alguna que decía que el director se había propuesto violar al espectador con esta película. Había reviews cañeras, y a mi eso me mola, porque el cine te tiene que mover un poco.
Y entre tus próximos proyectos, ¿qué hay?
Tengo unos cuantos proyectos. Me gustaría hacer una película de terror más art house, con una línea más comercial pero con cierto contenido. A mi me apetece hacer pelis de género que hablen de los tiempos que estamos viviendo, tiempos muy “dark”, muy chungos. Con todo lo que estamos viviendo en Cataluña, por ejemplo, habría que hacer una película de eso, y que dé también para conversar. Es que a mi me mola el cine comercial pero eso ya vendrá, ahora con The Maus tocaba experimentar, ¡un poco de rock and roll!
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