MIKE HOSTENCH, subdirector del Sitges Film Festival: “En los momentos de crisis el cine fantástico siempre ha salvado el sector”

El Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges, que se celebrará entre el 5 y 15 de octubre, entra este año en el selecto club de cincuentenarios. Y lo hace homenajeando a clásicos como Drácula y El exorcista, acompañado de grandes invitados como Guillermo del Toro, Susan Sarandon y William Friedkin, entre muchos otros. Desde hace 15 años el productor y guionista Mike Hostench forma parte del festival, del cual nos ha explicado su visión como subdirector del Sitges Film Festival.

¿Cómo se consigue mantener la esencia de un festival de género durante tanto tiempo?

Intentamos seguir unas directrices autoimpuestas, es decir, unas reglas principales a cumplir en nuestro festival con el máximo rigor posible porque si las sigues es la única manera de ser respetado en todo el mundo, especialmente cuando trabajas con dinero público.

En primer lugar, consideramos que los festivales existen, sobre todo, para potenciar la sede donde se crearon y darla a conocer. Por eso, la mayoría de ellos surgieron en sitios turísticos como Venecia y Cannes. En nuestro caso, en 1968 Sitges era como un refugio en tiempos del franquismo. Era más liberal y tenía una vida intelectual más interesante.

En segundo lugar, desde el punto de vista artístico y conceptual, dar a tu público las mejores películas y eventos dentro de la especialización del festival.

En tercer lugar, promocionar tu cine nacional fuera de tus fronteras y darle proyección. En Sitges intentamos poner énfasis en el talento local mostrando las películas y facilitando el encuentro con agentes de representación. Cataluña es reconocida en el mundo por ser una factoría de talento de cine fantástico: tenemos directores como J.A. Bayona, Jaume Balagueró, Jaume Collet-Serra, Nacho Cerdà…

En cuarto lugar, estar al día de las últimas tecnologías. El festival ahora debe tener dos formatos: el geográfico, que pasa en Sitges una vez al año, y el virtual, que es presente todo el año con conexiones a otros puntos del mundo. Se trata de no hacer el festival sólo dentro de una base geográfica, sino que también hacerlo dentro de Internet y de puntos geográficos desubicados de la sede del festival.

Y por último, intentar no ser deficitarios.

Una de las partes que no se da a conocer tanto al público general es el encuentro entre profesionales con el Sitges Pitchbox y el Filmhub. ¿Dais la oportunidad de establecer un propio mercado de películas o proyectos en los cuales generar negocio?

Totalmente. De generar negocio hacia afuera. El festival no deja de ser una fundación privada, pero que trabaja como servicio público de la cultura y crear negocio y potenciar la industria catalana es fundamental. Por eso tenemos todas estas herramientas que has mencionado. Dentro del paraguas del Industry Hub, tenemos el Sitges Pitchbox, con el cual fomentamos el talento joven de todo el mundo relacionado con el cine fantástico para que puedan encontrar coproductores y financiación para sus proyectos. Además, organizamos diferentes actividades como mesas redondas en las cuales participan decision makers esenciales dentro del mundo de la distribución, que se encuentra en constante evolución con las nuevas plataformas de distribución y exhibición.

Una de las virtudes del festival de Sitges ha sido ser industry friendly lo máximo posible para que la industria considere que el festival es importante: desde el momento en que se da un premio impacta en la comercialización de la película. O, mucho antes de que exista la película, pueden traer proyectos aquí para encontrar financiación y distribución. Para nosotros trabajar para la industria y dentro de la industria es un objetivo prioritario.

Trabajar con plataformas online es muy positivo porque son un elemento de cohesión del cine desde el punto de vista de la producción, distribución y exhibición

Entre las recientes novedades incorporadas destacan los espacios para las series (La Zona, de Movistar+, y Stranger things, de Netflix) y las nuevas plataformas online como Netflix, que presentará Okja. ¿Cómo habéis conseguido que se proyecte en Sitges después de la polémica de Cannes?

Tenemos buena relación con estas plataformas porque hemos querido. Y nos ha costado mucho. Hemos tardado casi un año en tener los contactos directos con personas con las cuales podemos trabajar. Ahora estamos aprendiendo el uno del otro. En el caso de Netflix, admiten que aún no está definida su política de festivales, pero tal y como dijo Paul Schrader en una masterclass en el festival de Sitges, “el mundo no es que esté evolucionando, sino que vivimos en la misma evolución día a día”. Tenemos que aceptar que el mundo del cine ahora es así. Estas plataformas son jugadores importantísimos dentro del cine y eso es positivo. Por ejemplo, Okja es una película dirigida por un cineasta coreano que ha costado unos 50 millones de dólares y que trata sobre el terrorismo ecológico con un cerdo gigante de protagonista. Es una muy buena película, pero probablemente nadie se habría arriesgado a producirla con ese presupuesto. Pero Netflix sí que lo ha hecho y por eso creemos que trabajar con estas plataformas es muy positivo porque son un elemento de cohesión del cine desde el punto de vista de la producción, distribución y exhibición. Mientras hagan películas y series buenas seguiremos trabajando con ellos.

Además, he de decir que aunque el festival de Sitges no sea de clase A es importante y creo que nosotros les podemos enseñar, con modestia, la importancia de los festivales para mejorar el impacto de sus promociones. Por eso, hacemos actos como el de la serie Stranger things y la proyección de Okja.

¿Este también sería el rol que tienen que tomar a partir de ahora los festivales de cine?

Sí, pero con condiciones. Lo más importante son las películas, vengan de donde vengan, y si son de interés del público y tienen una calidad intrínseca tanto da si vienen de plataformas online.

¿Pero esto no va en contra del propio sector que defiende que las películas fueron creadas para ser vistas en salas de cine?

Sí, las películas se han creado en su mayoría para ser proyectadas en salas de cine, pero esta reflexión la tenemos que coger con cuidado porque probablemente menos del 25% de la población mundial tiene acceso directo en transporte público a una sala de cine. Por eso, lo que se tiene que hacer es combinar las dos opciones. Los festivales tienen que enseñar películas que probablemente la gente no pueda ver en una pantalla grande y, después, trabajar con las plataformas online para hacerles entender que trabajar con la exhibición en salas de cine es totalmente rentable. La experiencia del festival puede ayudar a demostrar a estas plataformas online que también tienen que tener una política de cine. Pero estamos hablando de algunas en concreto como Netflix, ya que Amazon ya tiene distribución en salas de cine.

La realidad virtual es parte del futuro del cine, pero aún queda mucho camino por recorrer a nivel narrativo

¿Saldrán más exhibidores interesados en proyectar más películas de estas plataformas online?

Más bien considerarán más la opción de si estas películas tienen que entrar en el circuito de salas de cine o no. Cabe decir que ahora tampoco es el mejor momento para las salas de cine, pero es cierto que aquellas que tienen buenas prestaciones de imagen y sonido cada vez están teniendo más éxito. Creo que las salas de cine resurgirán como está pasando en China, donde cada semana abren veinte pantallas nuevas. La experiencia en salas remontará y las plataformas online serán clave para que las salas de cine tengan sus producciones.

Por otra parte, Sitges también será escenario de las últimas tecnologías en realidad virtual (Samsung Sitges Cocoon) con sección competitiva de contenidos inmersivos y 360º. ¿El futuro pasa por explorar nuevas formas de exhibición?

Sí, evidentemente. Pero aquí estamos hablando de otra cosa diferente. Estamos empezando a ver las posibilidades del cine explicado dentro del formato 360º y, por lo tanto, aún estamos en el proceso de resolver narrativamente el cine dentro de la realidad virtual. Este año casi hemos triplicado la presencia de realidad virtual en dos áreas diferentes: una des del punto de vista más popular y otra más competitiva, que quiere ser una parte indisociable del festival. Por lo tanto, la realidad virtual es parte del futuro del cine, pero aún queda mucho camino por recorrer a nivel narrativo.

En cada periodo tecnológico, el festival de Sitges suele ser pionero dentro de las nuevas tecnologías y el cine fantástico, de terror y animación creo que forman parte de la realidad virtual.

A lo largo de los años el cine ha evolucionado. En el caso del género del festival, cada vez es más amplio. ¿Ahora funciona más en taquilla que antes?

El cine fantástico siempre ha funcionado muy bien y en los momentos de crisis ha salvado el sector porque son producciones relativamente baratas de hacer. Lo más importante es el concepto de la película y no tanto las estrellas de cine. En cambio, cuando haces un drama o una comedia sueles contar con estrellas conocidas, mientras que en el caso del género fantástico y de terror, que está dominando la taquilla de Estados Unidos con títulos como It o Annabelle Creation, pesa más el concepto.

¿Hablando de crisis, la industria del cine ha conseguido reflotar con mejores perspectivas?

Si hablamos de número de producciones, es diferente según el territorio. En nuestro país algunos quizá dirán que no hemos acabado de salir de la crisis. Eso es así porque tenemos un sistema que se basa en las preventas de las grandes televisiones y las subvenciones. Pero se siguen haciendo películas a pesar de las dificultades.

¿Este sistema dificulta pues la producción?

No es así. Lo cierto es que han facilitado la producción, pero cuando este proceso se sistematiza y llega un cambio en la política de las televisiones y los gobiernos frenan las subvenciones porque estamos en crisis, la industria queda mucho más tocada que en otros países donde no están tan acostumbrados a este sistema de producción.

¿Y entonces cuál sería la solución?

Una combinación de las siguientes dos cosas. Por una parte, no abusar de las subvenciones porque en algunos casos se construye una industria entorno a ellas que acaba siendo un problema. Y por otra, buscar nuevas fuentes de financiación como el de las plataformas online, ya que no creo que las televisiones puedan seguir con el mismo nivel de inversión en cine. Se tienen que diversificar porque cada día cambian los hábitos de consumo y las televisiones en abierto ya no tienen la misma importancia que antes.

Uno de los objetivos es promocionar la sede geográfica del propio festival. En el caso de Sitges, ¿en qué ha repercutido en el territorio?

Cuando potenciamos la sede promocionamos Sitges, pero también Cataluña y, de rebote, Barcelona. La ciudad de Sitges obtiene un impacto económico importante con el festival, ya que se alarga la temporada turística un mes. La ocupación hotelera llega al 100% y tanto la restauración como el comercio se benefician.

En el caso de Cataluña, el hecho de haber internacionalizado el festival ayuda a dar a conocer nuestro territorio y ponerlo en el mapa del mundo.

Este año el festival también fue presente en Cannes, donde se erigió como el Festival Internacional de Cine Fantástico. ¿Después de 50 años de trayectoria, han aparecido muchos competidores?

Sitges ya tiene una reputación que se ha ido construyendo gracias a todos los directores, instituciones y público, pero también por haber cumplido con los cinco puntos que he mencionado anteriormente, que es lo que ha dado el prestigio internacional para después ir a Cannes o Los Ángeles.

Sobre si han salido competidores, he de decir que los festivales no competimos entre nosotros, sino que trabajamos en red para compartir información, intercambiar contactos para tener invitados, etc. Hasta ahora, hemos trabajado con festivales de muchos países diferentes.

¿Cuál es el proceso que se sigue a la hora de contactar con una estrella de cine para que venga al festival?

Lo más importante son las películas y a veces te pueden traer un invitado. En otras ocasiones, el invitado puede venir sin película porque le damos un premio honorífico. Las estrellas de cine son interesantes porque te aportan glamour y repercusión mediática, pero lo primero son las películas. Si queremos que venga una determinada persona tenemos varias vías. Por una parte, está la distribuidora, a quien puede interesar que asista a un festival concreto y, por otra parte, está el agente o representante, que normalmente se encuentra en Los Ángeles. He de decir que en el Festival de Sitges no pagamos ningún caché por venir, sólo los gastos del viaje y la estancia.

Seguro que durante todos estos años habrá surgido más de una anécdota al respecto…

Sí, surgen muchas. Siempre se habla del año en el cual coincidieron Quentin Tarantino, Eli Roth y Greg Nicotero porque fue muy divertido.

¿Y le ha caído algún mito?

No, no. Los invitados anglosajones son muy profesionales, a pesar de no ser muy cercanos. En el caso de los españoles, en cambio, son más caprichosos. Pero, como en todo, hay excepciones. Me sorprendió mucho Antonio Banderas, de quién he de decir que ha sido de los mejores invitados como persona con los que he trabajado.

¿Se puede cuantificar lo que aporta al festival una presencia destacada de este nivel?

Se pueden dar cifras más o menos objetivas de la repercusión que puede tener en determinadas proyecciones de películas, pero realmente lo que aporta la estrella se puede explicar en dos aspectos: aumenta la venta de entradas y da a conocer más el festival, con lo cual consigue que llegue a muchos más ámbitos y público.

El futuro del festival pasa por una ampliación de la capacidad del festival para albergar el máximo público posible y por una internacionalización más grande que impacte directamente al público extranjero

Guillermo del Toro será uno de los grandes protagonistas de esta edición, ya que será su padrino. Su película La forma del agua, además, inaugurará el festival. ¿A pesar de su amplia y fructífera trayectoria, este reconocimiento le llega en el mejor momento posible?

Acaba de hacer su mejor película, así que sí que creo que le llega en su mejor momento.

La edición de 2016 fue de récord, tanto en venta de entradas como en visitantes, ya que unas 200.000 personas pasaron por el festival. Este año, por ser el del 50 aniversario, ¿se espera batir un nuevo récord?

Ojalá. El año pasado conseguimos batir un poco el récord y este año tenemos un día más de festival y es el 50 aniversario. Así que confiamos en que se superarán las cifras de ventas y asistencia del festival. La clave del éxito está en el trabajo bien hecho, los conocimientos y, también, en la suerte.

¿Cómo se seleccionan las películas? ¿Cuánta gente forma parte del comité de selección? ¿Tenéis corresponsables en diferentes partes del mundo?

No tenemos un comité de selección exactamente. La programación la hacemos conjuntamente el director del festival, Àngel Sala, el programador Diego López y yo mismo. Además, se suman asesores de diferentes campos. El criterio principal que establecemos se basa en la calidad intrínseca de la película y si creemos que es de interés para nuestro público.

Ha formado parte del festival durante los últimos quince años. A título personal, ¿cuál cree que ha sido la evolución del festival?

Por una parte, hoy en día podemos decir que se están cumpliendo los objetivos con los cuales el director del festival, Àngel Sala, empezó: conseguir que el festival fuera claramente de género fantástico y mucho más relevante para la industria del cine local e internacional como plataforma de promoción de este tipo de películas.

De cara al futuro, ¿hacia dónde va el festival?

El futuro pasa por una ampliación de la capacidad del festival para albergar el máximo público posible y por una internacionalización más grande que impacte directamente al público extranjero para que venga. El festival creo que se convertirá en una plataforma cada vez más relevante para mostrar nuevas formas de exhibición de cine y nuevos formatos como el de la realidad virtual, y aliada de cualquier agente de la producción, distribución y exhibición.

Lídia Oñate
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Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Pompeu Fabra y Máster en Dirección de Redes Sociales y Marketing Digital por Fundeun – Universidad de Alicante. Actualmente me encuentro inmersa en la distribución cinematográfica, un sector que vivo de lleno desde la comunicación y el marketing. Me encantan las bambalinas del mundo televisivo y cinematográfico, viajar (tanto cerca como lejos), hacer fotos de paisajes y gastronomía que luego irán a mi Instagram, disfrutar con la Historia y echar una partidas al Monopoly, la Play o lo que se tercie. Porque sí, la diversión en la vida es importante. Y el cine ayuda. Me podéis contactar en lidiaonate@industriasdelcine.com.

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