Vivir en una ciudad pequeña no evita que uno pueda llevarse gratas sorpresas, como encontrar que en tu barrio, a unas solas manzanas, viva un cineasta cuyos últimos trabajos han participado en más de cien festivales. Conocí a Ignasi López por casualidad, hace unos años, cuando programamos en el Most Festival su cortometraje Criaturitas, disponible hoy en YouTube, sin saber que su director procedía de la misma ciudad que el festival y su programador (un servidor). Ignasi López pertenece a esa raza de cineastas anónimos, que desde una absoluta humildad trabajan en su casa para hacer algo grande y que trasciende. La democratización de la producción y realización audiovisual ha aportado al panorama del cortometraje muchos necios con ínfulas de genios, pero por suerte, también muchos genios con la humildad de un obrero.
Después de triunfar con el cortometraje de animación Viacruxis, ganador del premio en Málaga al mejor cortometraje de animación y finalista en los premios Goya y Gaudí, López prepara un nuevo cortometraje, con el título provisional de Monte, una nueva incursión al cine de animación en formato stop motion con el montañismo como telón de fondo de su nueva historia.
Las industrias del cine están formadas por muchos profesionales, algunos muy buenos, creativos y trabajadores, que pasan, quizá, demasiado desapercibidos para el gran público. Para aquellos que todavía no te conocen… ¿cómo te presentarías?
Yo me siento completamente novato. Empecé de una manera amateur y autodidacta y con mucho trabajo y tiempo de dedicación he podido explicar las historias que me interesan de la mejor manera posible que sé.
Estudiaste ilustración en la escuela Massana, pero de la ilustración al stop motion hay un trecho importante, aunque todo tenga un componente artístico. ¿Cómo empezaste?
Sí que hay una gran diferencia. La ilustración son imágenes estáticas y el stop motion son imágenes en movimiento. Siempre me ha gustado mucho leer y estudiar cómics, y el lenguaje del cómic y del cine tiene muchas cosas en común. En los años que estudié en la Escola Massana estuve dibujando cómics y haciendo ilustraciones. Cuando terminé me dediqué un poco más a la pintura. Hice algunas exposiciones en Barcelona, nunca como forma de ganarme la vida pero sí como una afición que tenía un peso muy importante en mi vida. En el stop motion empecé porque cuando nació mi hija Carlota, nos compramos una videocámara para grabar los momentos más importantes de su vida y descubrí que me encantaba explicar historias, inventármelas. Después me compré un equipo un poco mejor, un ordenador con mayor potencia para poder editar bien los clips y luego ya pasé de aquí, de documentar los primeros años de Carlota, a la ficción, imaginar historias y explicarlas, siempre con la ayuda de mi mujer y de mi hija. Luego ellas se fueron cansando de colaborar en estas películas caseras y se me ocurrió empezar a explicar historias con objetos o con muñecos. Y así he acabado animando en stop motion.
“Pasé de documentar los primeros años de mi hija Carlota a la ficción: imaginar historias y explicarlas”
Te consideras un amateur, pero te has atrevido a dar el salto.
Sí, esta es una gran novedad. He dejado el trabajo que estaba haciendo hasta ahora para dedicarme a tiempo completo al siguiente proyecto que supongo que unos meses tiene que estar acabado y ya listo para poder promocionarlo y ojalá pueda repetir un poquito el éxito que ha tenido Viacruxis.
Me parece maravilloso, no tenía ni idea.
Es un salto al vacío. Aprovechando que mi mujer me apoya en este proyecto he decidido cambiar de profesión.
Tu último corto, Viacruxis, terminó siendo premiado en Málaga. Cuéntanos de qué va y qué referentes tenías.
El cortometraje está hecho en stop motion con unas marionetas de madera de balsa y la historia es muy simple: trata sobre dos montañeros que intentan ascender la cima más alta que hay en el mundo y sobre la relación que hay entre los dos. Muchas veces no es fácil pero hay que aprender a convivir con el otro, con el deseo de progresar, de continuar y después de aceptar la frustración y las dificultades que te vas encontrando. Es una historia súper sencilla pero que yo creo que por su simpleza ha cuajado bien entre el público.
“He estado por todo el mundo gracias a mi corto Via Cruxis”
Una historia simple pero premiada en Málaga, un festival que dentro del panorama español tiene su peso. ¿Cómo fue la experiencia de ir y, además, resultar premiado?
Fue un sorpresón cuando nos comunicaron que estábamos premiados como mejor cortometraje de animación. Fue un subidón. En un par de días teníamos que ir allí a recoger el premio y fue una inyección de moral bestial porque también, a posteriori, sabes con quien había competido: cortometrajes muy bien realizados, con presupuestos muy muy altos. Que nos premiaran a nosotros, que somos un corto, repito, sencillo, le da todavía más valor.
Una de las cosas que me parecen interesantes de explicar es que en este caso es un cortometraje bastante autogestionado: lo haces prácticamente todo tú y trabajando en casa.
Para este cortometraje alquilé una habitación que tenía libre a una amiga en su taller. Era una habitación realmente pequeña donde me cabía justo el decorado, los focos, y yo tenía que entrar encogido animando como podía. Para la última escena que sí requiere de un decorado un poquito más grande y que no cabía en esa habitación tan minúscula tuve que pedir permiso a mi mujer para instalar el decorado en medio del comedor y estuve quince días haciendo las fotografías que quedaban en casa. Nos hemos movido con un presupuesto muy bajo, gastado en los materiales que utilizaba para los personajes y los decorados. Quizás nos hemos gastado, contando la música, unos 1.500 euros, más o menos. Donde está la inversión sobre todo es en horas de trabajo, que hay muchísimas y eso es muy difícil de contabilizar.
¿Cuentas con alguien más en el equipo o te vales solo de tu entorno cercano?
Mi mujer es la productora. El vestuario lo diseña una amiga y lo demás todo yo. Lo básico es tener una idea que expresar, es lo fundamental. Las ganas de comunicar alguna cosa y después la animación te permite el poder tener un equipo minúsculo, minimalista. Al final yo sí que me he encargado de la construcción de los decorados, de los personajes, de animarlos, de la edición. Tampoco soy un crack de cada cosa pero sí puedo controlar todo el proceso. Donde no tengo ni idea es en música, donde compramos la licencia de unas cuantas canciones y después mi mujer y una amiga de ella, que es actriz de doblaje profesional, pusieron las voces de los personajes. El vestuario se me da bastante mal, el coser y hacer los patrones a los personajes y pedí ayuda a una amiga del barrio que sí tiene muchísima mano y me lo solucionó.
Ahora vuelves a repetir el modelo de producción, porque podías haber estado tentado a ir a algo más grande, buscando un productor o un distribuidor. Pero has preferido mantener los pies en el suelo y esa filosofía de trabajo. ¿Temes perder el control creativo?
Si la producción es muy grande y ambiciosa al final sí pierdes cierto control porque tienes que ir delegando y tú formas parte, eres una pieza más de esa producción. Con mi nuevo proyecto me interesa volver a explicar una historia, con una temática parecida, relacionada con la montaña, que a mí me apasiona. Hemos mejorado el aspecto técnico, con una nueva cámara, focos, y hemos renovado equipo, pero sí que intento que sea una producción que no sea muy cara. Y otra vez repitiendo el mismo patrón, la misma forma de trabajar.
¿Tienes pensado algún día saltar al largometraje?
No, no… ¡estás de coña! Sigo con el mismo formato porque además los largometrajes en animación stop motion son producciones que, aparte de carísimas, necesitas años para poder terminarlas. De momento ya tengo más que suficiente con el formato corto que además me gusta mucho, el tener que exprimirme para sintetizar al máximo todo aquello que quieres explicar. Y aunque sea un cortometraje, de diez o doce minutos, también me lleva bastante tiempo. Más o menos la producción, hasta que esté finalizado, un año y medio, dieciocho meses.
Era una pregunta obligada para todo aquél que hace cortometrajes, pero también está bien la reivindicación del corto como formato propio, porque muchas veces se piensa como paso previo al largo.
Yo creo que la gente que es conocedora del medio sabe perfectamente que es un formato de por sí, no dependiente del largometraje y con el que se pueden explicar historias muy buenas en poco tiempo. Y aunque no te permite desarrollar más extensamente los personajes o la relación entre ellos, para explicar ideas y comunicarlas yo creo que es un formato ideal. Es una lástima que la única forma de visualizar los cortometrajes sea a través de los festivales. Hasta a las plataformas de televisión les cuesta ofrecer cortos, meterlos dentro de su programación.
“El formato corto me gusta mucho, el tener que exprimirme para sintetizar al máximo todo aquello que quieres explicar”
Una cosa que quería destacar de tu trabajo es la autodistribución. Hay muchas empresas que se dedican a ella, pero en el caso de tus cortometrajes lo haces tú mismo. ¿Cómo es el día a día de la distribución? Me imagino que pocas alegrías y muchos disgustos.
Una vez terminado el trabajo que tanto tiempo y esfuerzo me había llevado, tenía claro que lo iba a hacer lo más visible que pudiera. Actualmente existen varias plataformas para poder inscribir tu cortometraje en festivales. Eso te facilita bastante el trabajo y luego hemos tenido la suerte de que ha sido seleccionado en algunos festivales en los que otras personas interesadas en distribuir lo han visto, les ha gustado y se han puesto en contacto con nosotros. La autodistribución es realmente un trabajo pesado y tienes que ser muy perseverante y dedicarle cada día unas cuantas horas. Yo sabía que en aquel momento mejor distribuidor para mi cortometraje que yo mismo no lo había, porque intentaba encontrar qué festival le iba mejor al corto. Igual una distribuidora no le prestaría tanta atención a un corto como el mío y yo le he dedicado muchas horas a indagar en qué festivales podría encajar mi corto.
Mal no te ha ido, así que lo has hecho bien. ¿Cuándo estrenaste Viacruxis en festivales?
El corto lo dejé listo a finales de enero de 2018 y lo empecé a inscribir a principios de febrero de 2018. Málaga fue uno de los últimos festivales en los que nos premiaron. Empezamos a distribuirlo en plataformas y directamente a festivales de animación y cine de montaña. En marzo nos seleccionaron en el festival de Trento, uno de los más importantes del mundo de cine de montaña y el más antiguo. De abril a diciembre de 2018 recibimos bastantes premios, nos han seleccionado en unos 140 festivales y hemos recibido unos 27 premios o menciones, algunos en metálico, otros no…
He estado por todo el mundo. Ha sido genial que nos invitaran, y me he dedicado a viajar. He ido dos veces a Japón, he estado en Alemania, Letonia, Portugal… Conociendo gente nueva, pero después de todo eso hay volver a empezar, a trabajar, nunca perder la base, el núcleo, que es el hecho de querer explicar una historia y de disfrutar haciéndolo.
Volviendo atrás… ¿En qué referentes de animación te has fijado?
Tengo que reconocer que no soy un experto en animación, y con el tiempo, sobre todo este último año, sí he aprendido más y puedo decir que actualmente tengo algunos referentes en quien te fijas más por coincidencias o porque admiras su trabajo. En el momento en el que acabé Viacruxis, no tenía unos referentes muy claros en animación. Había unos cuantos que me gustaban pero no me decantaba. En cine sí tenía unos referentes más claros, pero sobre todo cuando estaba planificando Viacruxis me fijé mucho en el cine mudo o en películas más antiguas, las producidas hasta los años 50 y 60.
Tanto en el corto Viacruxis, como en el que estás preparando, ¿qué materiales usas? ¿Lo construyes todo tú?
Las marionetas están hechas de madera de balsa, que se utiliza en el maquetismo. Es una madera que pesa muy poco, muy ligera y muy fácil de tallar. El esqueleto está hecho de alambre. Con el tiempo aprendes… Primero utilicé un alambre de acero, que no te permite ser muy sutil con los movimientos, cuesta mucho de doblar, y tuve grandes dificultades para que los movimientos quedaran muy precisos. Y si tienes los ojos entrenados en animación ves que es una animación muy simple.
Los materiales del decorado son de poliestireno el material que se utiliza para aislar el sonido de las casas, tallado con un cúter, papel de lija y luego pintado para simular la roca. Como es una técnica que utiliza fotografía a fotografía, si se te mueve un poco el decorado, se ve un fallo de raccord.
¿De cuántas fotografías está compuesta Viacruxis?
Es muy complejo calcular las fotografías, pero más de tres mil, seguro. Como te dije tenía dificultad para poder animar, para poder realizar los movimientos, así que lo que hice a posteriori fue duplicar algunos fotogramas. El estándar para una animación son 24 imágenes por segundo, y más o menos yo estaba animando 10 o 12 fotogramas, y en algunas escenas las duplicaba en After Effects. Pero sí, creo que más de tres mil usamos.
Decías que en estos últimos años, yendo a festivales, has aprendido mucho de animación, y supongo que también habrás aprendido sobre la industria de la animación y la industria del cine. ¿Cómo te parece que está tratada la animación en los festivales? A veces parece ser la hermana pequeña del cine de acción real, de carne y hueso, o que la animación es una cosa de niños.
En algunos festivales generalistas sí que tienes un poco esa sensación, pero yo personalmente no lo he vivido mucho. Salvo en algún festival que quizás sí lo ves, por algún comentario que realiza el presentador, la mayoría de festivales yo no los he vivido como si fuese una cosa inferior. En los festivales de cine de montaña sí que ha sido una cosa como extraordinaria, porque en estos se exhiben sobre todo documentales y hay una pequeña parte, muy minoritaria, para ficción y la animación prácticamente no existe. Yo creo que es allí donde sorprendió mucho, porque no hay demasiada gente que haya sacado proyectos de este tipo. Pero de todas formas, todas las veces que he asistido a las proyecciones, viendo a la gente reír y disfrutar con el corto, no me he sentido en ningún momento infravalorado, todo lo contrario.
No sé si has tenido oportunidad de conocer, por ejemplo en Málaga, a otros animadores que trabajan en España.
En Málaga conocí a Salvador Simó, director de Buñuel y el laberinto de las tortugas, que es una producción grande y pude charlar con él. Pero cuando estás en este tipo de festivales, y vas a tomar unas copas con otros directores charlas más de lo que está pasando en ese momento, y no da mucho pie a hablar más en profundidad. Yo desconozco el mundo profesional de la animación pero sí que creo que en España hay mucha gente haciendo las cosas realmente bien, con muchas ganas y con mucho talento. Y creo que en el País Vasco, por la poca experiencia que tengo, se está invirtiendo mucho y bien y se están sacando producciones realmente interesantes.
También estuviste en la preselección de los Goya de 2019.
Sí, estuvimos preseleccionados como mejor corto de animación. Pero no pasamos de ahí. Al final eligen a cuatro finalistas, que son los nominados. La verdad es que después de toda la energía invertida en presentar el corto a los Goya y a los Gaudí fue un poco decepcionante quedarnos a las puertas…De todos modos, nos sentimos más que recompensados por el reconocimiento de festivales tan prestigiosos como el de Málaga o como BCN Sportsfilm Festival, Filmets o Bilbao Mendi, que se ha traducido en un apoyo y en una visibilidad enormes.
Ahora estás trabajando en un nuevo corto. ¿Cuándo crees que estará y podrás darlo a conocer?
Respecto al título llevo meses dándole vueltas, así que de manera provisional le he puesto Monte, para poder organizar el plan de producción. El año pasado empecé con el guion y a fotografiar en verano. Estoy aprendiendo un montón con este nuevo proyecto, y creo que estoy mejorando mucho. Espero tenerlo acabado en los próximos meses. Con repetir el éxito que ha tenido el anterior estaría contentísimo, pero te da miedo. No sabes si la historia tendrá la misma fuerza, si estará bien explicado… Hasta que no empiezas a moverlo no sabes qué aceptación tendrá. Hay que trabajar y perseverar.
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