Hace diez años Mar Canet se lanzó a la piscina y decidió fundar una escuela de cine en Barcelona. La encontró vacía, como tantos otros antes en el mundo del cine, pero se dedicó a llenarla de ilusión, experiencia y esfuerzo. Una década más tarde esa piscina está repleta de éxitos, reconocimiento y decenas de alumnos que no solo salen de allí con conocimientos en su mochila, sino también con puertas abiertas en el sector cinematográfico. La Casa del Cine se ha consolidado como uno de los centros de referencia en la enseñanza de teoría y dirección cinematográfica y este año celebra su décimo aniversario.
Diez años dan para mucho. ¿Qué se ha mantenido intacto durante este tiempo y qué se ha cambiado?
Intactas están las ganas de enseñar cine y ofrecer una buena formación con rigor y criterio propio y, más que cambios, ha habido una evolución a nivel académico. Con los años se ha buscado un método propio que hace tiempo que seguimos: son estudios de un año, es decir, no hay un primero, segundo, tercero, etc.
El método de formación es importante y estamos contentos con el formato que se ha ido puliendo según los años para ir mejorándolo.
Si echamos la vista atrás vemos que La Casa del Cine surgió en uno de los momentos económicos más complicados, 2009, y fue creciendo en medio de una crisis que afectó todos los sectores, también el del cine. ¿Nacer en unas circunstancias como estas te prepara para todo lo que pueda venir?
Diría que montar cualquier negocio te hace crecer como persona y te enfrentas a unos problemas que, al menos en mi caso, desconocía y los vas resolviendo sobre la marcha. Los inicios fueron muy complicados, no solo por la crisis, sino por encontrar el método que equilibrase la buena formación con el equilibrio empresarial de mantener y hacer funcionar una escuela. Por suerte en La Casa del Cine siempre ha habido alumnos y esto ha facilitado las cosas, pero es cierto que los cinco primeros años de un negocio son duros.
¿Cuáles fueron los mayores problemas a los que tuviste que hacer frente?
El mayor problema fue el local. Resulta que había luz cuando se alquiló y después, al hacer el cambio de papeles, nos dijeron que no que no había luz. Total, que estaba pinchada y tuvimos que hacer toda la instalación eléctrica nueva y allí se fue todo el dinero que había pedido de crédito. Y claro, esto no lo tenía contemplado y fue un mazazo. Es lo que se llama “el máster de la vida”. ¡Pero sobreviví!
Y por el contrario, ¿cuáles fueron las primeras alegrías a medida que el proyecto fue tomando forma?
Montar un festival propio con un exalumno de la escuela, el AMERICANA, que ya tiene seis ediciones y vamos para la siete. La escuela es la sede del festival y que el director sea un exalumno es un orgullo. Otra súper alegría fue cuando el corto documental Una caja cerrada de la alumna Anna Agulló ganó el Premio Nova Autoria al mejor guion en los premios SGAE dentro del marco del festival de Sitges donde compiten las escuelas de cine de Catalunya. Lo sentí como un éxito al esfuerzo y al buen trabajo. Y muchas otras cosas buenas: la libertad de saber que trabajas en lo que te gusta y que puedes tomar tus propias decisiones.
La Casa del Cine nació con la vocación de convertirse en el punto de referencia para la formación de la crítica cinematográfica y del cine autoproducido. ¿Era una profesión huérfana de formación reglada?
Era y es una profesión no reconocida como tal. La crítica de cine tiene un vacío de formación y mucha gente es autodidacta. De hecho, monté la escuela porque yo quería ser crítica de cine y no sabía dónde estudiarla y por esto los Estudios de crítica cinematográfica intento que sean de una gran calidad. La parte de realización sí que está reglada por el ESCAC pero claro, es una universidad muy cara y no todo el mundo tiene acceso a ello. Después las universidades públicas con los estudios de Comunicación Audiovisual quieren hacer cine, pero en el fondo no son especializaciones de cineastas, aunque los proyectos de final de carrera sea filmar una película o un corto. Así que un poco huérfanos sí estamos, pero tampoco es un drama.
“Lo importante es saber contar una historia con imágenes; el cine va más allá de una súper cámara.”
¿Qué ofrece La Casa del Cine que la diferencia del resto de centros?
Que son estudios de un año destinados a todos aquellos que no tienen ni el tiempo ni el dinero para hacerlo, pero con seriedad. Son estudios de nivel con profesionales muy cualificados. Y que cada alumno, en este caso los de dirección, puede hacer su propio proyecto.
Una de las dificultades de cualquier centro formativo es saber mantener actualizados sus planes de estudios. En el caso de La Casa del Cine, ¿qué novedades se han ido incorporando?
Con los años he ido puliendo el método. Una vez lo tienes sabes que no es inamovible y lo tienes que ir trabajando en función del alumnado. Intentamos mostrar que el cine, aparte de estudiarlo, es un oficio y donde se aprende más es en los rodajes y en los festivales. En La Casa del Cine no solamente se hacen clases, sino que intentamos que los alumnos se integren en las actividades cinematográficas de la ciudad.
Las mejoras tecnológicas de esta última década ha favorecido la preparación del alumnado, que cada vez llega con más conocimientos a los estudios, en especial los de cine. ¿Habéis notado una evolución desde las primeras ediciones? ¿Notáis más exigencia por parte del alumnado?
La verdad es que sí. Hemos notado la evolución a mejor, pero que haya tanta evolución a veces también es un problema. Recuerdo que empezamos con la míticas P2 y costaron un dineral. Ahora tienes cámaras por menos dinero y una calidad brutal. Pero los alumnos hay veces que son muy exigentes en si tienes tal o tal cámara y les tienes que hacer entender que lo importante es saber contar una historia con imágenes, que están en una escuela para aprender. Les digo que Tangerine se filmó con un IPhone y que el cine va más allá de una súper cámara. Pero es cierto que tener un buen equipo es importante y adquirir el conocimiento para sacarle el máximo rendimiento también.
Además de escuela, es un laboratorio de proyectos audiovisuales y experiencias fílmicas. ¿Cómo se logra combinar ambas facetas y ser sostenible en todos los niveles?
Pues con una buena planificación. Cuando decimos que es un laboratorio de experiencias fílmicas es porque todos los alumnos pueden realizar su propio proyecto, ya sea con una narrativa más convencional, experimental, documental… Buscamos que el profesorado sea versátil para atender los proyectos finales de cada alumno.
Una de las claves de éxito es el profesorado, que reúne a profesionales del gremio. ¿Cuáles son los aspectos más relevantes que tenéis en cuenta al elegirlos?
Sobre todo que sean apasionados del cine, buenos docentes y profesionales del sector y un aspecto muy importante es que entienden la filosofía de la escuela, que no es una universidad y que, por lo tanto, los sueldos no son tan buenos (si es que en la universidad lo son). Siempre estaré agradecida a todos ellos y ellas, ya que en el fondo son los que transmiten el conocimiento. Una vez me dijeron: rodéate de los mejores y hazlos funcionar (teoría del básquet aplicada al trabajo).
El sector del cine está lleno de sinergias. La Casa del Cine es un ejemplo de ello, puesto que a lo largo de su historia ha ido colaborando con festivales muy variados. ¿Qué se obtiene de dichas colaboraciones?
Por una parte, se obtienen prácticas para los alumnos y así pueden ver un poco cómo funciona el mundillo y, por otra, reconocimiento profesional porque cuando te llaman de un festival es porque lo estás haciendo bien y quieren colaborar.
“Intentamos mostrar que el cine, aparte de estudiarlo, es un oficio y donde se aprende más es en los rodajes y en los festivales.”
Durante este mes de junio se han ido desarrollando multitud de actos y actividades para celebrar los diez años de vida. Pero la cosa no acaba aquí, ya que en octubre se celebrará una segunda semana de charlas y conferencias relacionada con el área de guion y realización. ¿Qué nos puedes avanzar?
Estamos trabajando en ello. No sé si me atrevo a avanzar algo, pero sí puedo decir que estará dedicada a la dirección de cine, ya que el mes de junio lo hemos dedicado a la cultura y a la teoría cinematográfica. Traeremos a cineastas, distribuidoras y en ello estamos trabajando. Seguramente será a finales de noviembre.
Este mes empieza un nuevo año para La Casa del Cine. ¿Qué objetivos y retos afronta a corto y largo plazo?
El reto principal es que cada año salgan los cursos y que haya alumnos que quieran estudiar cine en nuestras instalaciones. Siempre digo que el nuevo curso es el más importante… En el fondo de lo que se trata es de seguir trabajando dando una buena formación, estableciendo relaciones con otros festivales y profesionales del sector. Así que por muchos años más.
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