A veces, más allá de la tendencia hacia un género, temática o reparto concretos, el carácter de un director lo marca su sentido del humor. Esto es algo que ya han demostrado clásicos como los hermanos Coen, Woody Allen, o incluso Álex de la Iglesia, cuyos rasgos cómicos son tan diferenciadores que otorgan personalidad a la obra y crean estilos únicos.
Los nuevos directores no podían ser menos, y Yorgos Lanthimos, el autor griego célebre por obras como Canino y Langosta y uno de los preferidos de la generación millennial, nos lo demuestra en su nueva película, La Favorita (The Favourite), una apuesta donde Lanthimos mantiene la ironía que le caracteriza y pone su ingenio al servicio de un film histórico al desuso con un peso femenino (y feminista) importante.
La Favorita, recién nominada a diez premios Óscar, cuenta con un reparto formado por Olivia Colman, Rachel Weisz y Emma Stone, y un guión escrito por Deborah Davis y Tony McNamara. La trama se sitúa en el siglo XVIII, en pleno reinado de Ana Estuardo, y gira entorno a la lucha de poder que (se sospecha) tuvo lugar entre las dos mujeres de confianza de la reina: su amiga y Dama de Alcoba Sarah Churchill, duquesa de Marlborough (Rachel Weisz) y Abigail Masham (Emma Stone), hija de un comerciante londinense y prima de Sarah, quien llega a ser la favorita de Ana gracias a la astucia con que se desenvuelve en la corte.
Lanthimos recrea una caricaturizada versión de este enfrentamiento, donde ambas pelean ambiciosamente por el favor de la reina y van enredándose en una espiral de manipulación que crece a medida que avanza la película, por ello precisamente sucede que su parte central es la más brillante y mordaz.
La virtud de La Favorita reside en su capacidad para añadir comedia al género, pues los films de época suelen tender al drama, y esta última apuesta de Lanthimos no es precisamente ‘’cine de tacitas’’. El director ofrece una variación inteligente de la trama clásica de ‘’salseo real’’, e introduce un auténtico lío de faldas donde, al igual que los asuntos de Estado, los hombres quedan relegados a un segundo plano para dejar paso a una guerra de poder dentro de la alcoba de la reina.
Rodada a base de tomas en gran angular de los interiores de palacio, y llenita de contrapicados sarcásticos, ojos de pez y travellings circulares, La Favorita es un regalo para los fans de esa capacidad que tiene Lanthimos para disfrazar la mezquindad humana de acidez y caricatura, a pesar de que echen de menos el toque ‘’malrrollero’’ al que nos tiene acostumbrados y su manera de crear incomodidad entre las butacas.
Es, quizá, una de sus películas más amables, y a pesar de ello, se reconoce su sello a través de un sentido del humor que convertirá la historia de Inglaterra en puro entretenimiento.
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