El arte de Disney para contar historias

Primeras palabras del cuento de "Merlín el encantador" (1963)

De todos es sabido que no es tarea fácil realizar una película de animación. A la vista está que a lo largo del año, en nuestro país se pueden contar con los dedos de ambas manos los filmes de este género que se producen. En la historia del cine, Disney ha sido una empresa pionera en muchos aspectos, lo que la ha posicionado como una marca reconocida en todo el mundo y un referente para el mundo de la animación. En la exposición “Disney. El arte de contar historias” de CaixaForum podemos ver cómo se ha valido de argumentos universales, fábulas, mitos, héroes, leyendas y cuentos de hadas para sumergirnos en sus diferentes universos, a cual más bello.

Sus películas tienen tantas capas que se nos hace imposible creer que son simples cuentos para niños. Desde sus inicios, Disney creó historias tanto para adultos (cabe recordar los cortos de Donald y su crítica ácida hacia el nazismo) como para toda la familia. Su primer largometraje de animación así fue: Blancanieves y los siete enanitos (1937). Precisamente, en este caso Walt Disney decidió abrir sus puertas y mostrar al mundo entero cómo realizaban sus obras teniendo como base la de la joven doncella. En el siguiente vídeo, que forma parte de la exposición, se explica todo el proceso y los diferentes departamentos que intervienen.

Pensar historias divertidas, ilustrar los puntos principales para luego conseguir la aprobación de la estructura, elaborar el guion, hacer el tratamiento de los movimientos de los personajes, probar las secuencias animadas en el test de cámara, crear las plantillas y colorearlas (en este punto es cuando el locutor define a las encargadas de tal tarea como “mujeres guapas en un edificio cómodo”. Un comentario fuera de lugar y de tono que plasma el sitio al que pertenecía el género femenino dentro de la compañía: reproducir el trabajo de otros (hombres) y, por supuesto, ser ‘guapas’…). Dejando esta anécdota aparte, para pintar los diferentes personajes se necesitaron cerca de 200 tipos de colores diferentes para Blancanieves y los siete enanitos. En otro departamento, ya copado de hombres, se creaban las acuarelas de los diferentes paisajes y espacios donde tenía lugar la acción de la película. Una vez todo estuviera listo se disponían a unirlo en cada fotograma, un proceso que se repitió más de medio millón de veces para crear el largometraje, de 83 minutos. Por último, quedaba la grabación de sonidos y la música, a cargo de una orquestra sinfónica, que se empastaban con el metraje montado.

Una exposición repleta de hitos Disney

“Mickey Mouse: El sastrecillo valiente” (1938)

La infancia de millones de personas en todo el mundo ha quedado marcada por las versiones Disney de los relatos clásicos. Obras como El rey Midas o Hércules, de origen mitológico, fábulas como Los tres cerditos o La cigarra y la hormiga, leyendas como Merlín, el encantador o Robin Hood, cuentos de pioneros americanos como Pecos Bill o John Henry, y cuentos de hadas, como Blancanieves, La sirenita o Frozen.

Esta exposición está formada por un amplio conjunto de dibujos, desde acuarelas hasta impresiones digitales, que guían al visitante por la trayectoria creativa de los estudios Disney. La muestra incluye algunos fragmentos de las notas de producción, storyboards y estudios de personajes que permiten comprender el proceso que hizo posible la adaptación de las historias clásicas a la animación.

Estudio preliminar del personaje “El sastrecillo valiente” (1938)

“Disney: El arte de contar historias” está estructurada en cinco ámbitos:

Los mitos

Los mitos son historias cargadas de simbolismo. En ellas aparecen dioses, seres sobrehumanos o héroes asombrosos cuyas circunstancias, hazaña y poderes son extraordinarios. Narran de forma mágica un fenómeno de la naturaleza, una ley religiosa o el nacimiento de un sistema social. En estos mundos fantásticos, los artistas de Disney han encontrado una gran fuente para desarrollar su creatividad.

Las fábulas

La animación permite representar una narrativa fantástica con naturalidad y verosimilitud. Resulta especialmente atractiva para la adaptación de las fábulas, que son historias en las que los animales se comportan y hablan como si fueran seres humanos. Uno de los principales objetivos de las fábulas es poner en evidencia las debilidades de la naturaleza humana para terminar con una moraleja.

Las leyendas

Las leyendas tienen como protagonista un héroe o una heroína, una comunidad o un pueblo que en algún momento vivieron una hazaña extraordinaria. Cuentan alguna situación increíble que hoy ya no se puede determinar si fue real o ficticia pero que mantiene un alto valor simbólico.

Dibujo del personaje del rey Arturo (“Merlín el encantador”, 1963)

Los artistas de Disney han reinterpretado la esencia de algunas de las leyendas más conocidas y han captado su significado universal con el objetivo de perpetuar su valor para el público moderno.

Tall tales, los cuentos norteamericanos

Walt Disney era amante de la historia y el folclore estadounidenses y le encantaba la grandiosidad de algunos aspectos de este material tan fértil. Por ello es natural que tanto él como sus colaboradores buscaran inspiración en los cuentos norteamericanos de frontera, los tall tales, un género narrativo que sintetiza una visión alternativa y popular de la conquista del Oeste norteamericano.

Los cuentos de hadas

Pintura digital de Elsa (“Frozen: El reino de hielo” (2013)

Érase una vez un mundo lleno de fantasía. Princesas, príncipes, trols y hadas, sirenas y brujas malvadas. Estos son algunos de los personajes típicos de los cuentos de hadas, historias en las que el bien y el mal aparecen descarnados y que muchas veces contienen momentos trágicos o situaciones espeluznantes para los más pequeños, y para los mayores también. Disney ha popularizado el género con el triunfo de los valores positivos y el amor.

“El entretenimiento milenario basado en cuentos de hadas clásicos no distingue entre mayores y pequeños”

Walt Disney, 1951

La exposición “Disney. El arte de contar historias” estuvo abierta al público del 23 de marzo al 24 de junio en el CaixaForum de Barcelona y hoy, 19 de julio, se inaugura en el CaixaForum de Madrid, donde se podrá visitar hasta el 4 de noviembre.

Walt Disney: el artífice de la fábrica de los sueños

El padre creativo de Mickey Mouse y fundador de Disneyland, el primer parque temático moderno, creció en el Medio Oeste americano a principios del siglo XX, bajo el nombre de Walter Elias Disney. A temprana edad se interesó por el dibujo, una afición artística que mantuvo incluso durante su servicio en la unidad de ambulancias de la Cruz Roja, en Europa, en la Primera Guerra Mundial. Tras la guerra, Disney regresó a Kansas como dibujante de viñetas publicitarias. En 1920 comercializó sus primeros dibujos animados con gran éxito. Junto a su hermano Roy, se estableció en Hollywood para fundar el estudio que revolucionaría la industria del entretenimiento.

En 1928 Disney estrenó El barco de vapor Willie, los primeros dibujos animados en los que imagen y sonido estaban totalmente sincronizados. En 1932, con el corto Flores y árboles introdujo en la animación el sistema Technicolor®. En 1937 se estrenó El viejo molino, su primer corto rodado con la técnica de cámara multiplano, y en diciembre de ese mismo año estrenó Blancanieves y los siete enanitos, el primer largometraje animado de la historia. Bajo su supervisión, el estudio produjo clásicos modernos tales como Pinocho, La Cenicienta, La bella durmiente, Mary Poppins y El libro de la selva.

Lídia Oñate
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Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Pompeu Fabra y Máster en Dirección de Redes Sociales y Marketing Digital por Fundeun – Universidad de Alicante. Actualmente me encuentro inmersa en la distribución cinematográfica, un sector que vivo de lleno desde la comunicación y el marketing. Me encantan las bambalinas del mundo televisivo y cinematográfico, viajar (tanto cerca como lejos), hacer fotos de paisajes y gastronomía que luego irán a mi Instagram, disfrutar con la Historia y echar una partidas al Monopoly, la Play o lo que se tercie. Porque sí, la diversión en la vida es importante. Y el cine ayuda. Me podéis contactar en lidiaonate@industriasdelcine.com.

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