ALEX DE MOLINA: “Cuando tengo que hacer el tráiler de una película no disfruto viéndola porque no me puedo relajar”

Alex de Molina lleva más de una década dedicado al mundo del cine y, más en concreto, al del montaje de tráileres y spots. Reconoce que aunque en un principio no fue algo vocacional, con el tiempo descubrió que aquello de construir pequeñas películas en menos de dos minutos era lo suyo. Empezó su trayectoria profesional como montador en Filmax, de la mano de Félix Bueno, y allí fue donde surgió la oportunidad de lanzarse con el primer tráiler, el de Tapas, un film dirigido por José Corbacho y Juan Cruz en 2005. Además de tráileres, también tuvo ocasión de montar películas como la de Copito de nieve y Summer Camp, antes de desvincularse de la empresa y empezar su carrera por libre. Hablamos con él para conocer más de cerca su oficio, tan importante como invisible a los ojos del espectador.

Hay muchas profesiones en el mundo del cine, la mayoría de las cuales suelen pasar desapercibidas. ¿Crees que la tuya es una de ellas a pesar de su relevancia?

Es gracioso porque cuando digo que me dedico a montar tráileres la gente se sorprende de que haya alguien concreto que lo haga. Se piensan que lo hace el mismo montador de la película. Además, cuando lo cuento me encuentro con dos tipos de personas: los que me dicen que no les gustan los tráileres porque les destrozan las películas y ya directamente no se los miran y los que dicen que los montadores les hacemos ver una películas malísimas y que conseguimos engañar muy bien. Yo pienso que si he conseguido que alguien vaya al cine he hecho bien mi trabajo (ríe).

Pero si es cierto que a veces el tráiler juega a vender una película que no es…

Bueno, yo he jugado a vender la película que me han dicho que venda.

¿Hasta qué punto es bueno hacer un buen marketing a costa de la esencia de la película?

Eso ya es una pelea de marketing. Pero al final, el objetivo es que vayas al cine, que es a lo que se dedican los departamentos de marketing. Y si utilizan trampas es normal porque en el fondo es publicidad sobre cine.

Pero, por ejemplo, ¿no te has encontrado nunca que tuvieras una película y que luego te pidan un tráiler que no se le parezca?

Con muchísimas películas. Me dicen que haga un tráiler de una comedia romántica, por ejemplo, cuando no se trata de eso. Y lo haces.

Si una película es muy buena, el tráiler es fácil de hacer. Lo complicado es hacer un tráiler atractivo de una película que no lo sea. Y si encima le quieren cambiar el tono entonces cuesta mucho más.

A menudo el primer contacto que se tiene con una película es el tráiler. ¿Es la pieza audiovisual más importante para vender un film?

Es la pieza audiovisual, efectivamente, pero influyen muchos más factores: el espacio en el que se emita, el cartel, la prensa, las críticas. Una vez una película está lista para proyectarse, le sigue todavía todo un trabajo en equipo que es también fundamental.

¿Por dónde se empieza a la hora de crear un tráiler?

Lo primero que hago es ver la película. Luego me paso uno o dos días en los que pienso por dónde ir. Entonces cojo la película y la resumo en unos 20 minutos más o menos. Es aquí cuando empiezo a trabajar también con las músicas para tener más claro dónde llegar y ver el tono de la película. Lo ideal sería que un compositor creara una pieza musical sólo para el tráiler porque es una pieza audiovisual separada de la película, pero no suele pasar.

Dependiendo de quién me haya encargado el tráiler (un productor, un agente de ventas internacionales…) les pregunto qué tipo de película quieren vender. Trabajo mucho para agentes de ventas, que van dirigidos a un público concreto, no el general al que estamos acostumbrados. Entonces, en este caso ya suelen conocer a sus clientes y saben qué quieren venderles. Así, no se trata tanto del concepto de película sino de los compradores de ese film. Es más directo saber venderlo a ellos, que no a los espectadores de todo un país. Al final, de una película puedo hacer dos o tres promos que sólo se ven en el mercado internacional y un tráiler.

¿En qué se diferencia un promo y un tráiler?

En el promo puedes desvelar lo que quieras porque el comprador ya se ha leído el guion. En un tráiler, en cambio, no puedes adelantar detalles reveladores del argumento. El promo, además, puede ser más largo, aunque no suelo hacerlo. Es curioso porque últimamente los americanos están haciendo tráileres más largos de lo habitual. Muchos de ellos ya duran dos minutos y medio, con lo que acabas contando demasiado de la película.

“Hacer un tráiler es un trabajo duro porque estás tú solo, pero también es bonito”

¿Cuál es la duración ideal de un tráiler?

A mí me gusta que dure entre un minuto y medio y dos minutos. Intento montar un tráiler con la primera mitad de la película.

En algunas ocasiones el tráiler muestra más de lo que debería y acaba resumiendo la película entera. ¿Dónde están los límites? ¿En qué punto hay que cortar la historia?

El tráiler perfecto sería aquel con el que pudieras vender la película con imágenes y diálogos del primer tercio del film.

¿Hay algún tráiler que te haya impresionado especialmente?

Me paso viendo tráileres todo el día y la verdad es que los americanos son muy buenos. Cojo ideas que me pueden ayudar y me empapo de referencias.

De todos los tráileres que has hecho, ¿hay alguno que te haya supuesto un reto en especial? ¿Por qué motivo?

Uno de los tráileres que más disfrute haciendo fue el de Wedding doll, una película israelí rodada en hebreo que tuve que hacerlo con la película subtitulada, sin entender nada de lo que decían, y como muchas veces los subtítulos no son equivalentes a los diálogos, cuando le enviaba las pruebas al director siempre estaba la duda de si tendrían algún sentido las frases puestas en ese orden. Hacer un tráiler con subtítulos fue un reto y conseguirlo me hizo sentir muy satisfecho.

Como montador, ¿te puedes lucir más en géneros determinados como el terror y la acción o prefieres el cine de autor, más pausado y con planos más artísticos?

A mí me gusta más la acción y el terror, sobre todo con los spots, que son muy cortos, pero que al tener más parones, subidas, bajadas, sustos…puedes jugar más con el montaje. Prefiero cuando son folloneros (ríe).

Ahora bien, cuando veo una película para hacer un tráiler no disfruto viéndola. No me puedo relajar, siempre estoy pensando en frases para el tráiler, planos bonitos, qué me está contando la película… Te pasas analizando la película constantemente. No puedes sentarte y dejarte llevar.

¿Qué dificultades puede encontrarse el montador a la hora de abordar el tráiler?

De entrada, creo que el montador de la película no debería hacer el tráiler. A lo largo de mi carrera he tenido ocasión de montar dos películas y me ha costado muchísimo hacer sus tráileres porque llevas mucho tiempo narrando la historia y luego no eres capaz de resumirla, ya que en ese momento para ti todo es importante. Quieres contarlo todo porque llevas con el proyecto mucho tiempo y por eso te cuesta tanto. Con la película Summer Camp monté el tráiler cuatro meses después de haber acabado el montaje de la película. Cada secuencia es muy importante para ti y al final el tráiler es publicidad pura y dura.

“Aunque siga siendo cine, el tráiler es más publicidad que cine.”

 Además de tráileres, haces spots. ¿Qué te resulta más sencillo y te gusta más?

Los spots tienen su complicación, sobre todo los de 10 y 20” porque tienes que contar una historia en muy poco tiempo, pero tienes la ventaja de que sólo tienes que trabajar sobre dos minutos y medio de algo ya resumido, que es lo que dura el tráiler.

¿Qué elementos crees que acaban por convencer al espectador de ir al cine?

Es complicado saber exactamente qué es lo que funciona porque la taquilla depende de muchos factores: el clima, los eventos deportivos, que más hay en la cartelera… Además, todo depende del primer fin de semana. Si no funciona, a la película le va a costar mucho remontar y lo más probable es que acabe desapareciendo de los cines en poco tiempo.

También has tenido ocasión de impartir algunas clases sobre tu profesión. ¿Qué consejos sueles dar?

Que vean muchas películas y después sus tráileres, y que tengan en cuenta que los tráileres son publicidad, a través del cine, sí, pero como un arte supeditado a la venta de otro producto. Les animaría también a que prueben con formas y formatos nuevos para hacer que ese espectador/a potencial de la película se sienta tan atraído/a por esa pieza cortita que acabe decidiendo dedicar su tiempo a la pieza completa. Se hace mucho producto cinematográfico hoy en día y el público necesita elegir qué ve porque no puede abarcarlo todo y confían en nosotros, “los traileros” (ríe), para tomar sus decisiones. La forma de ver cine ha cambiado y la de promocionarlo también.

Es un trabajo duro porque cuando haces un tráiler estás tú solo, creando tu mini historia. Estás tú y la película, aunque hables con el director o el productor. Pero también es algo bonito porque es una pieza completamente diferente a la película y si funciona te sube el ánimo.

Lídia Oñate
Acerca de Lídia Oñate 93 Articles
Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Pompeu Fabra y Máster en Dirección de Redes Sociales y Marketing Digital por Fundeun – Universidad de Alicante. Actualmente me encuentro inmersa en la distribución cinematográfica, un sector que vivo de lleno desde la comunicación y el marketing. Me encantan las bambalinas del mundo televisivo y cinematográfico, viajar (tanto cerca como lejos), hacer fotos de paisajes y gastronomía que luego irán a mi Instagram, disfrutar con la Historia y echar una partidas al Monopoly, la Play o lo que se tercie. Porque sí, la diversión en la vida es importante. Y el cine ayuda. Me podéis contactar en lidiaonate@industriasdelcine.com.

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