Ayer tarde el Festival Internacional de Cine de Cannes desplegó la ansiada alfombra roja de la 74 edición.
La gente del cine brillaba a su subida por la escalinata del grand palais mientras, en el contra plano, aglomeraciones de gente abrasada por el sol de media tarde, gritaba eufórica de verlos a ellos y ellas. A las internacionales Helen Mirren, Jessica Chastain y Andy McDowell irradiando esa magia del cine que la pandemia parecía que nos arrebataba.
También a Jodie Foster, Palma de Oro de honor, que recibió de manos de Pedro Almodóvar y que agradeció con un discurso en perfecto francés que dejó a la platea muda.
Y como marca el protocolo, al jurado de la Sección Oficial cerrando la primera alfombra roja. Su presidente Spike Lee llegó acompañado de Mélanie Laurent, Tahar Rahim, Jessica Hausner, Mati Diop, Maggie Gyllenhaal, Mylène Farmer, Kleber Mendoça Filho, Kang Ho Song. La actual edición quedó inaugurada cuando Bong Joon-ho, Palma de Oro por Parásitos en la edición 2019, salió al escenario para materializar un the show must go on.
‘The Story of Films: A New Generation’ de Mark Cousins, proyección especial
El documental de Cousins ha sido la primera proyección en la que hemos experimentado las medidas anti-Covid para entrar en sala, aunque al final no distan mucho del protocolo de años anteriores. Siguen las colas en medio de la calle, y ya en sala los unos apelotonados al lado de los otros. Además del tedioso proceso de reserva de entradas en una web siempre colapsada a riesgo de desfallecer en el intento.
Mark Cousins, el crítico y cineasta británico, ha presentado la continuación de su Story of Film centrada esta vez en las producciones del siglo XXI. ¿Qué películas conforman la historia más reciente del cine? Se pregunta al inicio. La princesa de Frozen es un tótem para el público infantil como lo es el Joker para el adulto. Y este es el punto de arranque de un trayecto en busca de los films que, a su entender, expanden el lenguaje de cada uno de los géneros, ya sea por sus innovaciones técnicas, narrativas o estilísticas.
Desde Booksmart de Oliva Wilde, Deadpool de Tim Miller, Mad Max. Fury Road de Geroge Miller o Baby Driver de Edgar Wright. Pasando por A Hand without a Body, Midsommar, It Follows, Yula, For Sama, Holy Motors, Tangerine, Black Mirror: Bandersnatch, Stray Dogs, The Hook of Silence, Sons of Saul, Quo Vadis, Aida?, The Farewell o Una mujer fantástica.
Un recorrido por la cinematografía mundial para analizar la relación del espectador con ese mundo paralelo que, dice Cousins, es el cine. La consolidación de la pantalla digital, la irrupción de las plataformas de streaming y, con ello, el cambio de paradigma de oferta por demanda. Todo ello en el contexto del vaciado de calles planetario que nos recluyó en nuestras casas, las más de las veces, delante de pequeñas pantallas de cine y televisión. The Story of Film: A New Generation funciona como compendio que va más allá del monopolio de la industria americana para adentrarse en las demás cinematografías, india y europea sobre todo. De modo que Cousins confronta películas cercanas en forma aunque lejanas geográficamente con el objetivo de escribir la historia reciente del big sleep del cine.
‘Annette’, la ópera rock de Leos Carax inaugura la Sección Oficial a competición
La gran espera terminó. Leos Carax ha estrenado su nueva película casi diez años después de Holy Motors. Annette es un musical que se retuerce sobre si mismo para ir disparando sobre todos y cada uno de los cimientos de nuestro mundo, nuestro ahora. La tragedia del amor romántico. Su consecuencia, la violencia de género. El espectáculo de la alta cultura por oposición al declive de la baja cultura. La salud mental a vueltas con la paternidad. Y con ello la violencia, el egocentrismo o la avaricia como parte del retrato de una sociedad en decadencia que Annette abofetea para hacer salir de su letargo. O puede que nos hunda todavía más.
Carax llega para molestar, pero antes tiene la consideración de mostrar el artefacto de su obra. Annette arranca con un maravilloso plano secuencia en que los actores transitan hacia sus personajes. Adam Driver será Henri McHenri, Marion Cotillard Ann Defrasnoux y Simon Helbert el amante.
También se descubren Ron y Russell Maell, los Sparks, autores de la música y de la idea original, incluso el propio Carax y su hija se presentan frente a una mesa de mezclas desde donde orquestará la gran pieza que van a ejecutar. Cotillard es una cantante de ópera refinada, mientras que Driver es un cómico cínico. Los dos salen a escena cada noche. Ella ante un público culto que la alaba, él ante el griterío de una masa grotesca que lo reta a sumergirse más y más en sus miserias personales. Y de su amor nacerá Annette, una niña-títere venida a un mundo condenado a la tragedia y la brutalidad, Los Ángeles, cuna del espectáculo, del sensacionalismo, de la provocación y de la locura. Una ópera rock, tan tenebrosa como poética para un Leos Carax director de orquesta tan singular como, esperemos, ya comprendido.
‘Monrovia‘, el documental de Frederick Wiseman, Carrose d’Or en la Quincena de realizadores
Monrovia es una localidad de Indiana, Estados Unidos. Una de las muchas de la América rural, la armada, la del medio oeste. Con sus gentes entregadas al bien comunitario, a sus héroes y a su identidad. Wiseman documentó este lugar en 2018, siendo uno de los nichos del trumpismo. Pero la política o cualquier otra cuestión de ámbito nacional queda fuera de su observación porque al veterano documentalista le interesa el espacio público donde se da el día a día. El trabajo en el campo, las ferias de ganado, las misas. Las calles, las bodas, los mercados. Las audiciones del colegio, las peluquerías, los bares. Incluso la comunidad masónica o el cabildo municipal se dejan observar. La cámara de Wiseman acude a los debates sobre la ampliación de los accesos a la ciudad, a la despedida de la difunta Shirley o a la ceremonia de los masones. Y es así como a lo largo de 143 minutos estos lugares y estas gentes traspasan los estereotipos que el cine de ficción ha asentado en el imaginario colectivo para asombrarnos, al menos a la que escribe, de que sí, estas gentes son reales.
‘Ha’Bereck (Ahed’s Knee)’, de Nadav Lapid
El director israelí compite en la Sección Oficial con esta obra biográfica. Su trasunto lo interpreta Avshalom Pollak, Y, un cineasta que llega a una aldea remota en medio del desierto para asistir a la proyección de una de sus películas. El encuentro ha sido organizado por Yahalom, Nur Fibak, una funcionaria del ministerio de Cultura entregada a su trabajo dentro de los límites de lo decible. Lo que debía ser una mera presentación de apenas un día pronto deriva en un cuestionamiento profundo sobre la relación de Y con su país y con su madre. Y es el alter ego de Lapid, que escribió Ha’Bebereck en pleno duelo por la muerte de su madre y colaboradora en sus películas. El sentimiento de vacío, soledad y asfixia impregna la película como lo hace el polvo en la boca de Y y Yahalom. También los giros de cámara rápidos que aturden al espectador, dejándonos en un estado de agonía física y con la pregunta de saber qué pretendía Lapid con este recurso más allá de expresar su desasosiego.
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