Amazon Studios ha apostado de lleno por recuperar comedias de las últimas décadas. Así pues, su “revival” comenzó con Borat, película film secuela (2020), cinta que, si bien no estaba a la altura de la original, sí que tenía elementos positivos; por el contrario, esto no sucede con El rey de Zamunda (2021), un clarísimo ejemplo de nostalgia mal entendida. Los planes de Amazon no se quedan aquí, puesto que ya se ha anunciado la tercera entrega de Ace Ventura, la saga noventera que encumbró a Jim Carrey hacia el estrellato.
La propuesta de Amazon por hacer secuelas tardías de películas que nadie pedía, o que simplemente la gente ya ni se acordaba, pretende ir a lo seguro, pero eso no necesariamente te garantiza el éxito, por lo menos en términos de calidad. Es decir, ¿El príncipe de Zamunda necesitaba una secuela 30 años después? Por supuesto que no; de hecho, ni siquiera es la mejor película ni de Eddie Murphy ni de John Landis. Eso sí, una vez visto El rey de Zamunda, uno tiene la sensación de que su primera entrega es una obra maestra ante el despropósito que plantea su continuación.
Independientemente de sus cualidades artísticas, El príncipe de Zamunda fue todo un éxito comercial en su momento; algo que no es de extrañar si somos conscientes de que tanto Landis como Murphy eran valores seguros en la taquilla en la década de los ochenta, algo que cambió radicalmente con la llegada de los noventa para ambos artistas (con alguna excepción para el actor que dio vida al profesor chiflado y al Doctor Dolittle en esos años). Posiblemente, lo que Amazon quería era repetir ese rotundo éxito, y aunque la secuela no ha visto la luz en las salas de cine (lo que imposibilita tener uno datos precisos sobre su impacto y audiencia), parece ser que tuvo una excelente acogida en su estreno según los números recogidos por Nielsen, aunque es difícil cuantificar con precisión cuáles fueron sus espectadores reales. Asimismo, no solo El príncipe de Zamunda tuvo una gran acogida en la taquilla, sino que también gozó de críticas positivas. Esto último no ha sucedido con su segunda parte.
Ya no está al timón John Landis y se nota. Ahora tenemos al mando a Craig Brewer, y les digo desde ya que, si quieren ver el “resurgir” de Eddie Murphy en pantalla, no se pierdan Yo soy Dolemite, en la que este director y el actor coincidían por primera vez. Una gran película que saca lo mejor del intérprete. Por desgracia, todas las bondades vistas en la anterior colaboración artística entre estas dos personas no hacen acto de presencia en Zamunda.
El mayor problema, pero no el único, de esta nueva entrega está en el punto de partida del guion, ya que el hecho de que el rey de Zamunda tenga un hijo bastardo parte de un agujero en la trama original gigantesco. Parece ser que los guionistas de la secuela no vieron la película de Landis, puesto que lo que se plantea en El rey de Zamunda es totalmente imposible si partimos de la base de El príncipe de Zamunda. De este modo, se reinterpreta de forma chapucera el filme original, y a partir de ahí, no solo estamos viendo un espectáculo inverosímil y poco profesional, sino que todo va cuesta abajo, sin frenos y nadie al volante.
Salvo el cameo del mítico exjugador de la NBA Dikembe Mutombo, la comicidad de Wesley Snipes (que también salía en Yo soy Dolemite), y los momentos en los que Eddie Murphy y Arsenio Hall se disfrazan dando rienda suelta a los cómicos que llevan dentro, nada, absolutamente nada, se salva. Bueno, sí; el guiño a los hermanos Duke (Don Ameche y Ralph Bellamy) que es en realidad un doble guiño tanto a El príncipe de Zamunda como a Entre pillos anda el juego. Ambas películas fueron protagonizadas por Murphy y dirigida por Landis.
“Comedia” carente de gracia, infiel al espíritu de la primera entrega, que por no salir no sale apenas Estados Unidos, porque toda la trama transcurre en casi su totalidad en Zamunda. Es decir, el Coming 2 America del título original es más testimonial que otra cosa. Y pese a que se repite gran parte del casting que aparecía en la película de los ochenta, no sirve para levantar un proyecto carente de sentido, más allá de la ya comentada llamada a la nostalgia. Los nuevos actores y actrices que se unen al reparto no aportan nada; ni comicidad ni carisma, y por supuesto no hacen olvidar a los originales.
Habrá que ver cómo será Ace Ventura 3. Espero que sea más como la secuela de Borat que como la de Zamunda, pero lo que tengo claro que es apostar por este tipo de productos conlleva el peligro de apelar a la nostalgia y ya, como así pasa en la muy fallida El rey de Zamunda. Mi más sincera recomendación, como ya he mencionado antes, es que vean Yo soy Dolemite en la que tenemos a un gran Eddie Murphy, y que nos muestra un pedacito de la historia de la industria del cine a través de un biopic nada convencional sobre un tipo nada convencional.
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