‘Abre los ojos’, la vida es sueño

En 2016 Alejandro Amenábar me sorprendió con unas palabras a las que no podía dar crédito alguno. “Mi peor película es Abre los ojos.

Resulta curioso esta sentencia, un año después de haber estrenado la que para la gran mayoría es su peor largometraje. Hablo de Regresión (Regression, 2015).

Con este escrito solo quiero reivindicar esta obra infravalorada por su propio autor, y etiquetarla como una de las mejores cintas que se ha hecho en nuestra cinematografía.

La gran virtud que posee la película de Amenábar es la enorme complejidad de su trama, que nos hace recordar ciertas reminiscencias de los blockbusters de Hollywood, tales como Matrix (The Matrix; Lily y Lana Wachowski, 1999) y el posterior Origen (Inception; Christopher Nolan, 2010).

El terreno de la ciencia ficción sigue siendo algo inhóspito en el cine español al estar asociado a un cine de alto presupuesto, un requisito con el que nosotros rara vez podemos jugar. Lo que pasa es que la mayoría de las veces la forma de narrar una historia se antepone a la cantidad de billetes que alguien pueda manejar.

El eje central de nuestra historia es César, interpretado por un eficaz Eduardo Noriega. Un chico apuesto y playboy con las mujeres, que es huérfano de padres y posee mucho dinero debido a la herencia que le dejaron. Casi podríamos estar delante del “Bruce Wayne” español, pero en esta obra, no hay cabida para los superhéroes.

Su vida transcurre entre sus salidas con su mejor amigo Pelayo (Fele Martínez) y uno de sus múltiples ligues, una muchacha llamada Nuria (Najwa Nimri). Todo esto cambia el día que conoce a Sofía (Penélope Cruz) de la que se enamorará a primera vista

Tras pasar una noche juntos, pero sin mantener ningún tipo de relación sexual, César es recogido por Nuria, en un intento de llamar su atención, y lo lleva en su coche para acercarlo a su casa.

Sin embargo, nada es lo que parece, y en un arrebato de tristeza y rabia, Nuria se sale de la carretera provocando un choque que la mata a ella y marcara para siempre a nuestro protagonista.

El viaje del personaje de César empieza una vez pasado el accidente. Herido de por vida, su rostro, bello y angelical como un Dorian Gray, queda desfigurado para siempre, y ni los médicos ni nadie son capaces de devolverle su cara, que mira constantemente cada mañana en el espejo, en busca de imperfecciones.

El director, a partir de entonces, juega con nuestra visión, y haciendo alusión a la obra de La vida es sueño (1635), intenta matizar en el espectador la pregunta, ¿Qué es realidad y qué no?

La moraleja que se nos presenta a lo largo de la cinta es el hecho de poder vivir la vida ideal que uno desea, y, sobre todo, si estamos capacitados para ello.

Nuestro protagonista accede a borrar todo su rastro de existencia en el mundo actual, a cambio de poder vivir en una realidad, creada mediante su mente y una empresa.

Estas múltiples referencias, que bien podrían salir de la cabeza del escritor Philip K. Dick, hacen que nos preguntemos si el ser humano es capaz de soportar una vida sin ningún obstáculo.

César, aun teniéndolo todo en esa fantasía, en ese mundo paradisiaco que ha formado, feliz con Sofía y con su cara restablecida, llega a echarlo todo a perder. Esto nos deja perplejos, y me lleva a preguntarme si el ser humano se permite la felicidad propia o es incongruente con sus decisiones.

Al fin y al cabo, su subconsciente le acaba traicionando y llevando a la locura, para que al final tenga que ser rescatado por el exterior y forzado a dar un salto de fe, para despertar en un nuevo mundo, donde quizá y a su manera pueda volver hallar esa felicidad.

Tras la cámara, Amenábar vuelve a demostrar aquí un manejo impresionante de mecanismos con los que asombrar al espectador. Algunos de ellos, claros referentes de su idolatrado Alfred Hitchcock. Como ya hiciera el maestro del terror, el director de origen chileno somete al espectador a un constante juego de engaños en el terreno visual, para que logremos averiguar hacia dónde irá la trama, llegado el momento del gran y portentoso clímax.

En definitiva, Abre los ojos es una cinta bastante adelantada al cine español de hace veinte años. Demostró que Tesis no fue solo un golpe de suerte y que el talento de este joven cineasta no había hecho más que empezar.

‘Abre los ojos’ es una de nuestras 125 películas imprescindibles del cine español.

Màrius Vilar
Acerca de Màrius Vilar 97 Articles
Actor de vocación, soy Master en Producción Cinematográfica y en Film Business en ESCAC, he trabajado en Gower Street Analytics, empresa dedicada a mejorar la eficiencia del negocio de las salas de cine y teatro a través del análisis de datos. Puedes contactarme en marius3d2y@hotmail.com.. Hijo de la maravillosa década de los noventa y amante del cine desde los ocho años, soy un apasionado de las taquillas en busca nuevas oportunidades.

1 Trackback / Pingback

  1. Adria Parravicini

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*