En el pasado Festival de Sitges, celebrado del 8 al 18 de octubre de 2020, el cineasta catalán Kike Maíllo presentó la que es su tercera película y que hoy, 28 de enero de 2021, llega a Filmin como estreno exclusivo: Cosmética del enemigo. En ese marco, pudimos hablar con Maíllo, la primera persona a la que entrevistamos por segunda vez en Industrias del Cine.
Kike Maíllo llevaba encima los nervios por el estreno, esa misma noche, de su última película, en una gala especial que no solo reuniría al equipo desplazado hasta Sitges, si no también amigos, familia y espectadores que han seguido las andanzas del director desde que en 2011 inaugurara el Festival son su ópera prima Eva. Aunque juegues en casa, la presión no es menor pues quieres agradar a tu público.
Además, y debido a la situación que todos conocemos, el estreno en un festival como el de Sitges suponía la oportunidad de ver la película en pantalla grande, en unas condiciones que, como asumía el propio director, no sabía cuándo se volverían a repetir. Para entonces el director no sabría que la película se estrenaría unos meses después en Filmin sin pasar por las salas. Buena apuesta la de Filmin, que de un tiempo a esta parte intenta tener un estreno fuerte al mes- que igual, cuando la situación se normalice, apuesta por estrenarlas en salas como ha hecho con Josep, que ha tenido un funcionamiento bastante bueno pese a las circunstancias.
Es la primera película en la que no trabajas una historia original, ya que adaptas el famoso libro La cosmética del enemigo de Amèlie Nothomb. ¿Cómo llega a ti la novela?
Estábamos buscando una película para producir con nuestra propia productora, Sábado Películas, que acababa de fundar con Toni Carrizosa hacía dos años y solo habíamos producido las películas de Dani de la Orden, y buscábamos algo para que yo lo dirigiese. Queríamos un material conceptual, algo con un concepto muy férreo y que necesitara pocos recursos. Alguien nos aconsejó la novela y la leímos. Yo conocía otras obras de Amelia Nothomb, como Estupor y temblores, Metafísica de los tubos, y algunas más, y nos encantó, primero porque tenía esa cosa profundamente honesta que tiene la novelista, muy conectada a sus yos internos. Y después porque había como una maestría en los diálogos y en el debate dialéctico entre dos personajes muy confrontados. Ese protagonista un poco don perfecto, políticamente correcto, bien adaptado al medio, y ese otro personaje loco, rebelde.
“Queríamos un material conceptual, algo con un concepto muy férreo y que necesitara pocos recursos.”
Como bien decías, era la primera que yo atentaba trabajar con un material que no fuese originalmente mío o nuestro. En las anteriores películas y en los cortometrajes, o he escrito yo el guion o he estado desde el principio en las discusiones, he estado muy al caso. Pero en esta tuve que acostarme con la novela, por decirlo así, es decir, encerrarme con ella y ver dónde estaba y si yo podía encontrar mi lugar en ella. Me gustaba lo que pasaba, y me gustaban principalmente un par de temáticas como la del pasado y el sentimiento de culpa, pero, sobre todo, quería pensar si yo podía volcar algo de mí y si tendría sentido. Creo que las adaptaciones no deben, pero pueden ser infieles. Me pasa con la música, cuando oigo una adaptación y se parece demasiado al original pienso, ¿para qué?
¿Sientes que has sido infiel a la novela original?
Sin intentarlo he sido más infiel de lo que pensaba. Ese personaje perturbador a través de una voz femenina, nos daba ciertas tensiones muy interesantes que no tenía el libro porque los dos personajes son hombres. Me parecía que un personaje que intentaba empoderarse era, en ese momento, muy lógico para que fuese una chica y no un chico. Los requiebros que tiene el tener un personaje femenino sería difícil si fuesen los dos masculinos.
Una vez encuentras la novela y te encaja con lo que buscas ¿cómo es el proceso de producción de la película? ¿Tuvisteis dificultades en conseguir los derechos al tratarse de una novela bastante conocida de una autora con anteriores adaptaciones al cine?
Hace seis años nos interesamos por los derechos. Nos dirigimos a Albin Michel, que es un transatlántico editorial europeo, y estaban cogidos. Y pensamos, es normal. Y nos pasó que hace tres años volvimos a pensar en la novela, les escribimos de nuevo y nos dijeron que los derechos habían quedado liberados, ya que la productora que los había intentado llevar al cine no lo había conseguido.
Nosotros quisimos optar a esa compra y es ahí cuando me enfrasqué en intentar desarrollar la película y es cuando vi que tenía una posibilidad. En estos casos lo que haces es hacer una compra que acabas pagando lo que de verdad cuestan los derechos si haces la película, la ruedas y la estrenas.
Cuando se anunció el proyecto alguien podía pensar que se trataba de un producto internacional muy mecanizado, rodado en inglés con actores internacionales, otro más de tantos. Pero luego al verla, te das cuenta que a pesar de su vocación internacional, eso una película rodada en Cataluña y con tu equipo de siempre.
Yo creo que lo que ha estado sucediendo estos años en la industria española respecto a las películas con una vocación internacional es que hemos intentado hacerlas igual que las hacemos siempre, pero en inglés. Cuando Amenábar hace Los otros o Bayona Lo imposible, la idea es trabajar con el equipo que te ha ayudado a estar donde estás, seguir trabajando con esa gente. Intentar tener una vocación internacional ayuda a tener una ventana más abierta donde puedan entrar actores, financieros, como en este caso han sido nuestros socios franceses y alemanes. Nuestra voluntad era buscar una novela que pasara en un único espacio para controlar presupuestariamente la película, no íbamos a pillarnos los dedos, íbamos con el cinturón bien apretado e intentado que las cosas luzcan más que lo que nos costaron. Es una película muy controlada a nivel financiero.
“Nuestra voluntad era buscar una novela que pasara en un único espacio para controlar presupuestariamente la película. Íbamos con el cinturón bien apretado e he intentado que las cosas luzcan más que lo que nos costaron.”
Me ha sorprendido gratamente, porque igual desde fuera pueda parecer un encargo, pero es una película que tú has levantado y que has estado detrás desde el principio. Y sobre el casting, ¿cómo lo elegiste?
En el caso de Tomasz Kot, nos dimos cuenta es que cuando tu asaltas a la banca de un mercado internacional y eres muy poco conocido, vas a ver que los agentes van estar menos cariñosos contigo si no sienten que lo que estás haciendo es darle una buena oportunidad a su actor, sobre todo es alguien de cierta importancia. Y esto es lo que encontramos con Tomasz Kot. Vimos que Cold war, había sido un pelotazo llegando a los Oscar, su filmografía, y que no tenía ninguna película americana en cartera, pese a ser uno de los mejores intérpretes europeos del momento, nominado a los European Film Awards.
Cuando nosotros le ofrecimos la película lo habían optado para hacer de villano en una película de 007. Y de lo que nos dimos cuenta fue que, más allá de que le gustara el guion, para él era una oportunidad… es un actor polaco, le están llamando a su puerta las majors americanas, así que, si se puede estrenar en inglés con un proyecto que no le suponga mucha complejidad y que a él le da experiencia en el idioma, poder que curtirse, pues ahí estaba la clave. Tomasz hace un esfuerzo brutal porque no es su lengua materna, y realiza un trabajo brutal de composición de personaje y acento.
Y en el caso de la actriz, Athena Strates, nosotros pensamos en un principio en llevar dos líneas de búsqueda, por un lado, actrices más posicionadas en la industria anglosajona, y por otro lado caras nuevas. Mireia Juárez, nuestra directora de casting, nos dijo “vamos a probar a estas cinco chicas y yo creo que una de estas cinco va a poder ser nuestra mujer”. Y evidentemente fue incontestable cuando vimos la prueba de Athena. Fue maravillosa y definitiva.
¿Cómo se plantea la distribución internacional de la película? El futuro de Cosmética del enemigo en un futuro tan incierto.
La película la tiene Pulsar, que es una compañía de ventas internacionales muy interesante. Se ha aliado con XYZ, que es la distribuidora llevó El hoyo el año pasado a Estados Unidos y fue un bombazo gracias a Netflix. Se han interesado por la película para venderla en el American Film Market [celebrado el pasado mes de noviembre]. Y estamos ahí, ahora mismo sopesando cual es la mejor propuesta. De momento, incertidumbre.
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