‘Los sonámbulos’ o el deambular de la vida

Los Sonámbulos formó parte de la Sección oficial largometrajes a concurso en el Festival de Mar de Plata y fue la ganadora de los premios a Mejor película, guión y actriz en el Festival de la Habana.

Familia, el ente que tanto anhelamos estos días. Encontrarnos con nuestro allegados y juntos celebrar. No importa el qué. Sin embargo olvidamos el artificio de la idealización, aquella que nos desarma en cuanto emergen las tensiones de la realidad. Un encuentro familiar en una casona rural con motivo del fin de año constituye el marco en que Paula Hernández sitúa Los sonámbulos. En Argentina el Fin de Año ocurre en verano. Las altas temperaturas propias de esta estación constituyen el acicate que hará emerger las tensiones en el seno de la familia protagonista de este drama con que Hernández compite en el Festival D’A de Barcelona en la sección Direcciones.

A la llamada de la matriarca, encarnada por Marilú Marini, acuden hijos y nietos produciéndose un encuentro entre parientes cercanos, y no tanto, que tan pronto se hunden en el tedio de una casona que antaño les acogió y que ahora empieza a serles ajena. Como si de las hojas de un libro se tratase, Hernández va pasando capítulos descubriendo los jirones de cada uno de los miembros de esta familia tan corriente como arquetípica.

Frustración y deseo. Tradición y hastío. El dolor del pasado y la urgencia del presente. Son algunos de los agentes que condicionan la existencia de las protagonistas de esta película. Érica Rivas es Luisa y Ornella Delía es Ana. Madre e hija. La una en el estadio de madurez, la otra en el despertar adolescente. Y entre ellas la incomunicación propia de dos mujeres tan próximas por consanguinidad como lejanas por generación. No hablan el mismo lenguaje, o al menos no encuentran el canal por el que comunicarse por más que lo intenten. Y mientras esto ocurre Hernández sitúa la cámara próxima a su rostro para captar sus expresiones, sus miradas, sus gestos involuntarios. Y así hacerlas hablar.

El tiempo se extiende hasta la extenuación propiciando la complicidad entre cuñadas, la impostura del sobrino y con ello la acometida del primo o el choque entre marido y mujer. “Me odio cuando estoy con vos”. Luisa tarda en gritar, pero lo hace con ímpetu. La mujer despierta del sopor de la vida materializada en la casona familiar que visitan esporádicamente. Mientras el resto de adultos afrontan el presente amarrados a un pasado idealizado que no les permite avanzar. La matriarca omnipresente, la adolescente en su despertar sexual, la madre extenuada, el marido resentido, el sobrino caprichoso… Todos ellos se deslizan por sus respectivas vidas por inercia, como si de sonámbulos se tratase.

Los sonámbulos es el último largometraje dirigido por Paula Hernández. Un mosaico de arquetipos y edades que, como las ramas de un árbol, van hacia su centro: dos mujeres, que en su conjunto funcionan como un espejo en que mirarse la una en la otra, y en ellas nosotros. Y es que ante la imposibilidad de articular palabra quedan las miradas. O su carencia.

Aïda Antonino-Queralt
Acerca de Aïda Antonino-Queralt 33 Articles
Es doctora en Historia y Estudios Contemporáneos por la Universitat Jaume I especializada en cine rural español. Compagina la investigación con la gestión cultural y la crítica cinematográfica y de arte contemporáneo en El Temps de les Arts. Es programadora del proyecto ‘ReViu’ en el 'Espai Cultural Obert Les Aules' de la Diputació de Castelló. Y es corresponsal para diferentes medios escritos en los festivales de cine de Cannes, Sevilla, Friburgo, Cinema Jove de Valencia y D’A Film Festival de Barcelona.

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