‘La isla de las mentiras’, la certeza de la mujer rural

Hoy se estrena en Filmin La isla de las mentiras, el primer trabajo de ficción de Paula Cons.

En La isla de las mentiras el paisaje es abrupto, las gentes parcas y la vida monótona. Así lo era en Sálvora, el islote de La Coruña que vio alterada su vida la noche de principios de 1921 en que el buque Santa Isabel, cargado con 260 pasajeros destino a Buenos Aires, naufragó frente a sus costas. Ante la ausencia de los isleños hombres, las mujeres fueron quienes se lanzaron al mar a la búsqueda de supervivientes. Una hazaña que convirtió en heroínas de la época a María (Nerea Barros), Josefa (Victoria Teijeiro) y Cipriana (Ana Oca).

Paula Cons reproduce libremente estos hechos para, a partir de ahí, revisitar la historia de estas mujeres, habitantes de una comunidad aldeana cuyo entorno no solo definirá el desarrollo de este drama rural, si no que remite a la realidad social de los núcleos rurales más apartados de la geografía española de principios de siglo XX. Y es que en el género del drama rural el entorno físico lo es todo. El de Sálvora es rocoso, de escarpados acantilados y playas desiertas. Y el océano, que rodea el lugar, provee de alimento a la vez que se erige en frontera con el continente, con la civilización. La isla de las mentiras no es el drama de las víctimas del naufragio, sino de las habitantes de Sálvora.

Esta es una historia de venganza, de odios y de injusticias en que las protagonistas tan pronto son el orgullo del amo, como sufren la difamación de vecinos y extraños. De heroínas a ladronas, sin ellas pretender ninguna de las dos cosas. Y en medio de la complejidad de esta comunidad aldeana destaca María, el personaje de Nerea Barros cuya interpretación dibuja una mujer tan desconfiada como bondadosa. Analfabeta y tosca, las más de las veces, pero cuya mirada transmite el valor de una mujer en pugna con las circunstancias que la rodean. Y como en la tetralogía castellana de Manuel Mur Oti, Paula Cons reproduce el vínculo ontológico entre la tierra y el arquetipo femenino. María se convierte en emanación del paisaje, al que pertenece y debe su razón de ser. En un momento del metraje el farero la anima a abandonar la isla en busca de una vida más sencilla a lo que ella responde: “Aquí tenemos de todo. No echo nada en falta”.

Y es así como La isla de las mentiras rebela sus verdades. A través de la contemplación del paisaje de Sálvora tan bello como inhóspito. De la atención a sus gentes. Y, con ello, de interés por unos hechos olvidados de la historia del siglo pasado que Paula Cons rescata a la vez que reivindica la figura de unas mujeres anónimas cuyos nombres -sin apellidos- quedaran ligados al del famoso Titanic gallego.

Aïda Antonino-Queralt
Acerca de Aïda Antonino-Queralt 33 Articles
Es doctora en Historia y Estudios Contemporáneos por la Universitat Jaume I especializada en cine rural español. Compagina la investigación con la gestión cultural y la crítica cinematográfica y de arte contemporáneo en El Temps de les Arts. Es programadora del proyecto ‘ReViu’ en el 'Espai Cultural Obert Les Aules' de la Diputació de Castelló. Y es corresponsal para diferentes medios escritos en los festivales de cine de Cannes, Sevilla, Friburgo, Cinema Jove de Valencia y D’A Film Festival de Barcelona.

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