Saturday fiction participó en la Sección oficial a competición en el Mostra de Venecia y ganó los premios a mejor dirección y dirección artística en el Festival de Gijón
La Shanghái de 1941 era una isla diplomática. Al menos en sus concesiones británica y francesa en los albores a la entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial. La ciudad china resultaba un campo minado a nivel diplomático en que simpatizantes asiáticos de los Aliados y japoneses se consagraban en el juego del espionaje. Saturday Fiction es el último trabajo de Lou Ye a competición en la sección Direcciones del Festival D’A de Barcelona.
Secretos de estado. Agentes encubiertos. Traiciones. Violencia. Y en medio de este escenario, en parte real y en parte soñado en las novelas Muerte en Shanghái de Ying Hong y Shanghái de Riichi Yokomitsu, se encuentra ella, Jean Yu, una actriz de mirada tan impertérrita como nostálgica decidida a cumplir con su misión. A una semana vista del ataque de Pearl Harbour Jean, interpretada por Gong Li, llega a Shanghái para participar en la obra teatral que dirige un antiguo amante. Resulta paradójico, aunque ya no tanto, constatar como la actividad mundanal sigue su curso hasta que la guerra, como la actual crisis sanitaria, la obliga a detenerse.
La elección de uno de los géneros más cinematográficos por excelencia, como es el thriller de espías, es una osadía por parte de Lou Ye a la hora de narrar un fragmento de la historia de su país natal. Sin embargo dos elementos dan valor a la audacia del director. El delirio formal que resulta ser Saturday Fiction, y que al menos en su primera parte incluso extenúa al espectador, viene a constar el frenesí en que deriva el juego de la guerra en plena usurpación de lo cotidiano. De ahí que Lou Ye diluya por completo los límites entre la intraficción, esta es la narración teatral, y la ficción, el filme como artefacto. Si bien, en el epicentro de las pulsiones diplomáticas y sentimentales siempre vislumbramos a Jean Yu. El otro valor del filme. La Jean mujer apesadumbrada. Y la Jean actriz que da réplica a su yo real. En este desdoblamiento es de donde emerge la destreza de Gong Li que asume con impasible elegancia el arquetipo del agente secreto –sí, en masculino- infalible en las artes de la guerra y reacio a los avatares sentimentales.
Y mientras tanto la cuenta atrás de Saturday Fiction llega al borde de su precipicio, el 8 de diciembre de 1941. Las bambalinas del teatro de Shanghái se convierten en una trampa y, como los espectadores que han acudido al estreno de la obra de Jean Yu, acudimos desprovistos al estallido final de este juego de espías que destruye confianzas, identidades y, por supuesto, personas. Nada queda cuando esto sucede, al menos en la vida real. En pantalla nos queda el deleite del trabajo de fotografía en blanco y negro que viene a desvelar el artificio del cine. O tal vez lo fascinante de esta arte.
Be the first to comment