‘Adam’, o el (sin) sentido de los géneros

Adam, de Rhys Ernst, se presenta en el D’A 2020 después de participar en la sección oficial de Sundance 2019

“Tengo algo que decirte: no soy trans y todavía estoy en el instituto”. Una frase en principio insustancial que se convierte en el gran dilema de Adam, el protagonista que da nombre a la ópera prima de Rhys Ernst con que compite en la sección Talents del Festival d’Autor de Barcelona y está disponible en Filmin.

Adam, Nicholas Alexander, es un adolescente que huye de un verano soporífero con sus padres. En Nueva York se integra en el grupo de amistades de su hermana mayor. Fiesta. Sexo. Amor. Y experimentación, en muchos de los niveles que afectan a un adolescente en ciernes. Adam, la película, se nos presenta como una comedia romántica de adolescentes cosmopolitas de estética indie sobre un sustrato importante: la cuestión trans. Y es que la dimensión política, cultural y social de la transexualidad rige la trayectoria de Rhys Ernst, productor de la serie Transparent.

No es fácil hablar de transexualidad en toda su complejidad. Y más bajo las fórmulas de un género cinematográfico tan heteronormativo como es la comedia romántica. Sin embargo Ernst hace de este género la carcasa mediante la cual hacernos partícipes de una reflexión que bien debiese ser de interés general. La diversidad sexual y afectiva, y con ello la educación para lograr su normalización, pasa por introducir estas temáticas, específicas para algunos, en los circuitos comerciales de todos.

Adam es un chico retraído, o no, dependiendo de quien lo juzgue. Y es que la película de Rhys Ernst va precisamente de eso, de cuestionar y cuestionarse. De no conformarse. De no tomar un relato como la verdad absoluta. De ponernos en el lugar de la otra persona y, con ello, respetar las otras verdades tan legítimas como la nuestra. Y esto es lo que le sucede al protagonista de Adam. Un malentendido sobre su condición de género lo lleva a adentrarse en los discursos de la comunidad LGTBI que tanto se esforzará en entender, mientras se cruza con otras personas portadoras de relatos y dilemas ajenos a los suyos. Un trayecto de aprendizaje tan necesario para las y los futuros adultos que, sin embargo, no se da en la realidad. Discutir la construcción cultural de la sexualidad y la identidad de género y, a su vez, la normatividad social que comporta, es un estadio vital que no todas las personas experimentan. Lo cual conlleva serios problemas de aceptación colectiva victimizando a aquellas personas que traspasan los umbrales de lo culturalmente aceptado. Adam pone al descubierto todos estos dilemas desde el conocimiento y la experiencia de su director y elenco actoral. India Menuez, MJ Rodríguez, Julia Weldon o Theo Germaine, intérpretes y activistas en la vida real, ponen de manifiesto con su sola presencia la cuestión trans. Y así, es como los y las espectadores las escuchan, las ven y las aceptan.

Hay películas que terminan con el último título de crédito. Hay otras cuyas imágenes permanecen en nuestra retina. Y hay unas pocas, como Adam, que se erigen en necesarias por cuanto siendo una obra de solvente factura transmiten el valor del cine, y por extensión de la cultura, en el proceso de construcción de una sociedad más justa, más tolerante y más cercana.

Aïda Antonino-Queralt
Acerca de Aïda Antonino-Queralt 33 Articles
Es doctora en Historia y Estudios Contemporáneos por la Universitat Jaume I especializada en cine rural español. Compagina la investigación con la gestión cultural y la crítica cinematográfica y de arte contemporáneo en El Temps de les Arts. Es programadora del proyecto ‘ReViu’ en el 'Espai Cultural Obert Les Aules' de la Diputació de Castelló. Y es corresponsal para diferentes medios escritos en los festivales de cine de Cannes, Sevilla, Friburgo, Cinema Jove de Valencia y D’A Film Festival de Barcelona.

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*