A lo largo de medio siglo de carrera, Frederick Wiseman nos ha ofrecido decenas de ventanas desde las que sumergirnos en realidades de todo tipo, convirtiéndose en un referente en el género de documentales. Su especialidad y foco de atención ha girado en torno a la sociedad americana, las profesiones y las instituciones públicas. Tres pilares que son bien presentes en Ex Libris: La biblioteca pública de Nueva York (NYPL), que el espectador recibe no solo como un retrato de la NYPL sino también como una oda a las bibliotecas y su función pública a nivel cultural y social.
Durante sus más de tres horas de duración, Wiseman nos brinda la oportunidad de asistir a presentaciones de libros, conferencias y talleres variados, charlas sobre la biblioteca y reuniones internas del equipo, para mostrarnos evento a evento lo que tiene lugar entre las paredes de las diferentes sedes de la NYPL. A raíz de cada uno de ellos desgrana una parte del tapiz que supone una institución como la que tenemos delante: más de cien años de vida (fundada en 1895) y muchos cambios a sus espaldas. El último de ellos quizás uno de los más retadores como es la adaptación a la revolución digital que venimos experimentando en las últimas décadas y que se ha visto acelerada en pocos años. “La tecnología avanza a un ritmo que todos debemos seguir y se trata de saber cómo lo afrontamos”, comentan en una reunión de junta. Todo un desafío para una institución que entre sus múltiples funciones incluye ofrecer uno de los catálogos más extensos y ricos del mundo con libros y documentos de todo tipo, asesorar y ayudar en las investigaciones de los usuarios, dar servicio de Internet, acoger actividades culturales, ser centro de formación y abrirse a los ciudadanos que quieran conocerla más a fondo a través de sus visitas guiadas. Un amplio abanico de cometidos que hacen de la biblioteca de Nueva York una de las más importantes y relevantes del mundo. Hasta ahora había sido escenario de algunos momentos icónicos del cine como los que se pudieron ver en Desayuno con diamantes (1961), Cazafantasmas (1984) y El día de mañana (2004), pero Wiseman se ha encargado de dedicarle todo un homenaje en forma de documental: su más preciado obsequio.
Una única biblioteca con decenas de idiosincrasias
El documental Ex Libris: La biblioteca de Nueva York, que está disponible en la plataforma Filmin, nos permite no solo ver las actividades que tienen lugar en la NYPL a través de sus diferentes sedes, sino también entender que cada una de ellas tiene su idiosincrasia y debe reflejar en ella las necesidades de su ciudadanía.
Miles de personas entran a diario para múltiples usos, convirtiéndola en una de las instituciones más cercanas a la ciudadanía, aunque uno de sus retos sea hacerla todavía más próxima y darse a conocer a toda la población sin hacer distinciones de clases sociales u orígenes.
La NYPL es una institución viva que debe adaptarse a los tiempos aunque esto, con una tecnología cada vez más cambiante (con lo que ello repercute en la sociedad), implique un esfuerzo mayor por mantenerse al día y seguir ofreciendo el mejor servicio posible.
Cada una de sus sedes tiene su idiosincrasia y debe reflejar en ella las necesidades de su ciudadanía
Wiseman ha tenido la voluntad de mostrar buena parte del conjunto de sedes que conforman la NYPL. Así pues, somos testigos de las actividades que se desarrollan tanto en su edificio principal como en los de otros barrios: Bronx, Jerome, Mid Manhattan, Parkchester Branch, Jefferson Market Brunch, Macomb’s Bridge… También tiene el detalle de abordar la particular atención que ofrecen sedes especializadas como la Andrew Heiskell Braille and Talking Book Library, dedicada a personas sordas y/o ciegas.
Cada una de estas sedes de la biblioteca adapta su programación a las demandas de la población a la que da servicio: charlas de inserción laboral, cursos de formación, clases de refuerzo escolar… De esta forma, la junta de la NYPL busca cumplir con su compromiso de transformar las sedes de la biblioteca de “unos maravillosos aunque pasivos lugares de almacenaje a unos centros educativos.” Cada año marcan sus prioridades educativas, que pasan primero por las actividades extraescolares, talleres y cursos para adultos. Para ello requieren recursos cada vez más seguros, ya que uno de sus problemas es que su financiación es demasiado impredecible al depender del presupuesto municipal. El reto es alcanzar la viabilidad económica.
El reto financiero de una biblioteca pública que crece con fondos privados
La mitad de los fondos para la biblioteca proceden del sector público, sobre todo del ayuntamiento, y la otra mitad de fuentes privadas como asociaciones o filantropía a través de programas que se convocan desde la misma institución. Con este escenario, desde la biblioteca deben sensibilizar constantemente a la ciudadanía sobre la importancia de las bibliotecas y su relevancia con el objetivo de captar financiación privada. Y para seguir creciendo, cada año intentan ofrecer nuevos programas con los que ampliar su función pública y, por ende, seguir incrementando la financiación.
A diferencia de las bibliotecas europeas, que son de titularidad pública y se sustentan de fondos públicos, en la NYPL se usan fondos privados para tratar de atraer fondos públicos. Y para crecer, deben ser todavía más proactivos en la búsqueda de recursos económicos.
La biblioteca pública de Nueva York intenta ofrecer cada año nuevos programas con los que ampliar su función pública y, por ende, seguir incrementando la financiación
Con la convicción de que la educación y el acceso a la información es la solución fundamental a las desigualdades, desde la biblioteca se fomentan distintos programas culturales, educativos y sociales para lograr minimizar la precariedad que puedan sufrir los más desfavorecidos de la sociedad. De alguna manera las diferentes sedes de la NYPL suplen el vacío social y cultural de un país que no sigue el modelo público europeo.
Para seguir consiguiendo fondos, cada año la NYPL debe inventar un nuevo relato, una nueva prioridad bajo la misma campaña “Inviertan en bibliotecas”. La junta tiene que replantear cambios y mejoras continuamente para seguir presionando a la comunidad, ya que su misión es que los usuarios y amantes de las bibliotecas transmitan el mensaje a toda la sociedad, incluidos los políticos. Con ello, se busca que el ayuntamiento siga apostando por la biblioteca pública de Nueva York e invierta los recursos necesarios.
En este sentido, es desilusionante que la NYPL dedique tantos esfuerzos con el objetivo de enviar mensajes simples para que los políticos puedan adoptarlos en sus planes y comunicarlos fácilmente a la ciudadanía para que los apoyen. Esa es la estrategia ganadora que defienden y la que tanto sacrificio les supone.
Una institución del conocimiento con vena social
En plena revolución digital, el documental de Wiseman retrata una realidad chocante en una capital tan importante como Nueva York: tres millones de sus ciudadanos no tienen acceso a Internet. En un momento en el que la gente está aprendiendo y relacionándose por este medio, la NYPL se ve en la tesitura de velar por proporcionar una vía que permita equilibrar esta situación a través de programas con los que adquirir módems para ofrecer conexión a Internet. Además, en este sentido deben hacer frente al reto de digitalizar todo el contenido, algo que va más allá del mero proceso, ya que se requieren acuerdos con editores y costear los derechos para su uso, entre otros.
Cada vez es más necesario equilibrar los libros en formato físico y digital y adecuarlo a la demanda y necesidades del público
El auge del préstamo de libros y documentos digitales ha obligado a replantearse las partidas de inversiones, ya que cada vez es más necesario equilibrar los formatos físico y digital y reenfocarlo de tal forma que se corresponda a la demanda y necesidades del público.
Con el objetivo de ofrecer un catálogo electrónico universal, la junta tiene que negociar contratos de licencia, uno de los mayores obstáculos para la viabilidad económica. Fruto de este debate, nace la dificultad de equilibrar la balanza de inversiones sobre los diferentes ámbitos que conforman el catálogo, ya que centrarse demasiado en los bestsellers de narrativa constituye un peligro para el futuro de la biblioteca. Con el objetivo de ser relevantes para la ciudadanía, ahora y más adelante, “debemos asegurarnos de emplear bien el dinero”. En este sentido, se hace hincapié en la necesidad de adquirir libros que puede que dentro de diez años sean difíciles de encontrar y que, a pesar de ello, son importantes y necesarios para la investigación. Ahí radica el compromiso social con aquellos libros que no se distribuyen tan bien, pero por los que la biblioteca debe apostar.
Con la premisa de ser “un lugar acogedor, comprometido con la educación y con el cultivo de las pasiones y las curiosidades de todos”, la biblioteca tiene la responsabilidad de acoger a todo tipo de usuarios, lo que implica establecer medidas y prioridades para dar cabida en un mismo espacio a personas muy diversas, respetando también a aquellos que no quieren compartirlo.
Por otra parte, también se encuentran en la tesitura de tener que invitar a salir a indigentes. En este aspecto se ven forzados a plantearse si intervenir en temas de política social o dejarlo en manos del ayuntamiento u organismos privados expertos en esta problemática. Aunque para poner orden a esta situación requieren reglas e instituciones que se hagan cargo, en el film también apuntan la necesidad de un cambio de cultura con el que poder ayudar y contribuir a la sociedad del mismo modo que han venido haciendo como centro de conocimiento.
Wiseman nos consigue transmitir el pulso de una institución viva, a la vez que nos habla de sus gentes y sus paisajes urbanos. Las calles, parques y edificios de Nueva York sirven como telón de fondo de un retrato que bebe de la esencia que ha hecho grande esta biblioteca y que nos permite vislumbrar un futuro más allá de esas columnas repletas de libros. A pesar de que Ex Libris: La biblioteca pública de Nueva York data de 2017, no fue hasta el pasado 8 de abril que se estrenó en España a través de Filmin.
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