PABLO MENÉNDEZ: “España es una potencia en el cine en formato corto”

Pablo Menéndez, en el centro de la imagen. Foto: Eladio Agudo

La distribuidora de cortometrajes Marvin & Wayne está de celebración por partida doble. Este año alcanza su décimo aniversario y lo conmemora en el marco de la fiesta mundial del cine corto, El día més curt, que este sábado 21 de diciembre tiene su acto central en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), donde varios directores y cineastas presentarán sus trabajos de forma presencial. Además la página web www.eldiamescurt.cat se convertirá por un día en un portal gratuito de visionado de cortometrajes seleccionados.

“No me gusta hacer distinciones entre cortometrajes y largometrajes. Queremos reivindicar que el cine no tiene etiquetas y que también es cine lo que no dure una hora. Por eso, en Marvin & Wayne nos hemos propuesto no hablar de cortos, sino de películas.” Con esta declaración de principios, Pablo Menéndez, responsable de adquisiciones y proyectos de la distribuidora y coorganizador de El día més curt, reivindica la esencia del formato de cine en corto, en el que se ha especializado a lo largo de su trayectoria.

Cuando empezasteis en la distribución de cortometrajes no había nadie más en Cataluña y os adentrasteis en un terreno nuevo para vosotros. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

Muchas cosas han cambiado. Por un lado, hay más películas circulando en el sector y hay muchas más posibilidades de que un autor pueda mover su obra y funcione de alguna manera. Por el contrario, al haber más películas también es más complicado destacar. En nuestro caso se ha complicado el trabajo, ya que el problema del corto es que todo pasa por los festivales y tanta gente moviéndose a la vez dificulta encontrar hueco.

Y como profesionales,  ¿en qué habéis cambiado?

Ha sido interesante porque nos llegó a tocar el cambio a lo digital, cuando empezamos movimos bastantes películas en 35mm, especialmente en cuanto a los procesos a la hora de aplicar a los festivales y de enviar los materiales y copias de las películas. También hemos entendido la enorme diversidad del formato, eso es quizás lo que nos ha enamorado, está el cine de vanguardia, el documental más creativo, el autor y también un cine con voluntad más comercial.

La vida de los cortos gira entorno a los festivales mayoritariamente. ¿Hay cabida para la vía comercial o sigue sin interesar al mundo de la exhibición?

La realidad es que la salida comercial como tal es complicada. Si que hay televisiones que compran y las plataformas de streaming que se están convirtiendo en el mejor lugar para llegar a nuevos públicos. Pero en cuanto a exhibición en cines es casi nulo y los pocos que lo hacen no pagan por ello. Si es verdad que están apareciendo pequeñas salas, rincones cinéfilos, que pueden cambiar el panorama. Pero en diez años nosotros no hemos conseguido un hueco comercial en las salas de cine, salvo excepciones y casos muy puntuales. Es la asignatura pendiente. En otros países vemos que sí hay oportunidades, bien sea por las leyes o por un público algo más acostumbrado.

¿Es más un tema de leyes, que favorecen la inclusión del corto en salas comerciales, o es que el espectador está más educado?

Creo que ambas cosas. En el caso de la primera, tenemos el ejemplo de Colombia, donde tienen una ley maravillosa en muchos aspectos: existe un impuesto en la taquilla y es de ahí de donde sacan el dinero para la producción cinematográfica nacional, y en el caso del corto, benefician a los exhibidores que proyectan cortos y eso motiva a que quieran incluirlos delante de los largometrajes en salas comerciales.

Otro caso es el de Francia, donde el público está más educado y para el corto hay un cierto recorrido comercial en cines.

A diferencia de España, en muchos países sigue aumentando la asistencia del público en los cines. Si aquí viviéramos una época dorada, habría lugar para los experimentos, pero como los cines están en una situación dramática, entiendo que no sea el momento propicio en el que arriesgarse.

Las plataformas online han permitido abrir una más que interesante ventana de exhibición. ¿Es esa la vía que esperaba el mundo del corto para abrirse de par en par a los espectadores de todo el mundo?

Totalmente. Y lo estamos notando mucho. En especial gracias a la plataforma Filmin, que está apostando fuerte por el formato corto y con muy buenos resultados. Filmin ha crecido muchísimo en estos últimos años y nos alucina que tanta gente vea cortos en la plataforma. Creo que es el gran lugar para encontrar al público que no va a los festivales.

¿Qué es lo que más valora Filmin cuando le ofrecéis cortos?

Venimos colaborando con Filmin desde los inicios y la verdad es que nos dan mucha libertad y sentimos que valoran y cuidan mucho nuestro catálogo. Siempre intentan que sean cosas recientes, destacadas o que tengan un punto de actualidad para comunicarlo mejor.

“En Marvin & Wayne buscamos películas de autor, un cine arriesgado y con mucha personalidad”

Háblanos del catálogo de Marvin&Wayne. ¿Cuántas obras tenéis actualmente? ¿En qué os habéis especializado?

Tenemos unas 200 películas, unas 20 por año, y con una variedad de cine muy amplia. Nos movemos sólo en la producción de talento iberoamericano, nos interesa especialmente Latinoamérica y el cine producido en el Estado español. A partir de ahí llevamos todo tipo de propuestas: algo más “comerciales” (narrativas clásicas) y también más experimentales. Así podemos tener un catálogo más diverso, optar a diferentes tipos de festivales y ventanas y que las películas que tenemos no compitan entre ellas. Buscamos películas de autor, un cine alejado de lo convencional y arriesgado, y sobre todo con mucha personalidad.

¿Qué supuso el éxito de Timecode, nominado al Oscar al mejor corto, para Marvin&Wayne? ¿Os ha abierto puertas de otros proyectos?

Es una de las películas más especiales que hemos llevado porque fue una gran escuela en muchos sentidos y llegamos a muchos lugares. Nos puso a prueba al hacer ruta muy intensa por todo el mundo y por haber manejado diferentes campañas de promoción, como la de los Oscar. A diferencia de otros proyectos en los que tú marcas los tiempos, aquí fuimos detrás de la película todo el rato. Te la piden de muchos sitios y toca decir que no a veces para buscar las mejores propuestas. En ese sentido aprendimos mucho y nos sirvió para reivindicarnos y defender que también hay que pagar por las películas cortas. Timecode nos enseño a negociar bien ciertos contratos y a aprender más del negocio.

Cada año aparecen cortometrajes con más potencial, tanto para festivales internacionales como para premios. ¿Cuáles han sido las claves para dar este salto de calidad?

Siempre ha habido cortos muy buenos, lo que pasa es que ahora nos enteramos más. También hay más festivales y lugares donde conocer más de ellos. Pero si hablamos de calidad, eso es mérito de los cineastas. Al final, que el cortometraje español tenga éxitos también genera que fuera haya más interés, se preste especial atención y se demuestre lo que hacía años era evidente: que somos una potencia en el cine en formato corto.

“El éxito de Timecode nos ayudó a reivindicarnos y a aprender más del negocio”

El camino hacia las nominaciones y los premios requiere también de inversión. En el caso de los cortos, ¿se destinan recursos en este aspecto?

Sí, cada vez se invierte más en este tipo de campañas para los Goya y Gaudí. En los Oscars también hay toda una serie de rondas donde se pueden promocionar las obras entre los comités y académicos que eligen. Pero nos genera muchas dudas toda esa inversión, es un poco macabro. El gran problema es que los académicos no suelen ver los cortos preseleccionados.

¿Eso te consta?

Sí, eso es sabido por todos. Habrá algunos que los vean, pero la gran mayoría, sobre todo en las primeras rondas, no llegan a verlos.

¿Y en este tipo de campañas qué es lo más importante?

Pues básicamente que los académicos vean la película y les llegue la información.

A menudo, los directores y productores de cortometrajes suelen encontrarse con un largo desierto a la hora de promocionar su proyecto. ¿Qué camino recomendáis en este caso?

Para mí lo más importante para alguien que quiera hacer, y luego mover, un corto es que primero los vea, que sea espectador regular de cortos. Nos solemos encontrar con personas que tienen referentes de largometrajes y eso es un problema, ya que conviene conocer ciertas fórmulas, conocer estilos e historias que funcionen en formato corto. Así también conocerás con qué tipo de películas te vas a mover y podrás diferenciar los festivales y sus líneas de programación. Por último, recomiendo ser constante, insistir, moverse mucho y pedir feedback constantemente.

Lídia Oñate
Acerca de Lídia Oñate 93 Articles
Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Pompeu Fabra y Máster en Dirección de Redes Sociales y Marketing Digital por Fundeun – Universidad de Alicante. Actualmente me encuentro inmersa en la distribución cinematográfica, un sector que vivo de lleno desde la comunicación y el marketing. Me encantan las bambalinas del mundo televisivo y cinematográfico, viajar (tanto cerca como lejos), hacer fotos de paisajes y gastronomía que luego irán a mi Instagram, disfrutar con la Historia y echar una partidas al Monopoly, la Play o lo que se tercie. Porque sí, la diversión en la vida es importante. Y el cine ayuda. Me podéis contactar en lidiaonate@industriasdelcine.com.

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