‘Andrey Tarkovsky. A cinema prayer’: el poeta del cine

Andrey Tarkovsky. A cinema prayer es un documental sobre el director ruso presentado en la sección Especials del Festival D’A 2020. Escrito y dirigido por el hijo del realizador, que se ha dedicado a preservar el legado de su padre y a dirigir documentales sobre artistas, es un auténtico homenaje a la figura del creador-artista, al cine y a la vida. Hasta aquí la crítica.

No se puede decir más sobre Andrey Tarkovsky. A cinema prayer. Hay que verlo. Se debe ver con una libreta bien grande al lado, y estar dispuesto a ir atrás y adelante en el metraje para apuntar todas y cada una de las palabras que Tarkovsky dice, con su propia voz, durante los 97 minutos de su metraje. No sólo porque así se entenderá mejor que quiso decir con sus películas -el documental es un repaso cronológico a todos los films de su carrera-, si no porque además recibiremos una lección extensa sobre que es el arte, cual es el papel del cineasta y cual debe ser su postura frente al mundo, como debemos afrontar la vida, y qué debemos estar dispuestos a hacer con nuestro futuro como humanidad.

Dicho así puede parecer que el tono de A cinema prayer sea grandilocuente, como si estuviera hecho de sentencias inapelables, pero nada más lejos de la realidad. Tarkovsky se dirige a nosotros como si fuéramos sus amigos y nos explicara su visión del mundo, de tu a tu y cara a cara, en un monólogo franco en el que, por desgracia, no podemos participar. No podemos expresarle nuestro estupor cuando define a los grandes artistas -Leonardo, Shakespeare, Bach, Bresson- como poetas, hasta que entendemos porqué los define como poetas; no podemos cuestionarle su espiritualidad hasta que nos explica de dónde viene su espiritualidad; no podemos, en suma, preguntarle nada, pero no hace falta: cuando acaba el documental nos quedamos con la sensación de que lo hemos entendido todo y, sí, nuestra vida puede que carezca de sentido.

El mejor acierto de Andrey A. Tarkovsky, el director responsable de esta joya, es precisamente su ausencia. Aparte de unas cuantas fotos de su infancia, Tarkovsky hijo le cede la voz y la imagen a su padre, para que todo el protagonismo recaiga en él, su obra, y su personalidad. Solo al final, en un cierre de bucle bellísimo, aparece el homenaje al padre por parte del hijo. Toda una lección sobre como dirigir la atención a lo que realmente importa y dejarse de personalismos.

Los admiradores de la obra de Tarkovsky deberían ver este documental. También cualquier cinéfilo. Y los sesudos críticos que jamás entendieron sus obras -lo dice él, no yo. Y cualquiera que tenga un mínimo de curiosidad por saber como alguien grande de verdad nos explica su visión del mundo. Y cualquiera que tenga un mínimo de curiosidad intelectual, aunque el cine en general y el de Tarkovsky en particular le importe mas bien poco. Pensándolo bien, quizás esta película merezca más que cualquier otra el calificativo de “apta para todos los públicos”.

Andrey Tarkovsky. A cinema prayer se presentó en el Festival de Cine de Venecia y está disponible en Filmin, en el apartado dedicado al Festival d’A 2020.

Jaume Felipe
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Vinculado al CineClub Vilafranca durante más de dos décadas, y con media vida en el mundo de los medios de comunicación y la fotografía, actualmente me hallo en la biblioteca pública, desde donde dinamizo programas colaborativos de cine para la Xarxa de Biblioteques Municipals de la Diputació de Barcelona.

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