Julianne Moore ha sido la encargada de inaugurar la 75 edición del Festival de Cine de Cannes junto a una imponente Virgine Efira como maestra de ceremonias y un emocionado Forrest Whitaker recibiendo la Palma de Honor. Un entrañable Vincent Lindon tomando las riendas del jurado y un invitado de última hora, el presidente de Ucranïa Volodivir Zelensky, que ha aprovechado la ocasión para lanzar una nueva llamada de ayuda ante la guerra que sufre su país por parte del gobierno ruso.
Con la intensidad de la ceremonia de obertura por un instante parece que quede atrás la odisea para conseguir entradas para las proyecciones. Y es que dos años después de implantar la reserva online anticipada, medida que nos ahorra tediosas colas a pleno sol sin garantías de llegar a acceder a las proyecciones, el sistema informático del festival se cayó. Durante el lunes y buena parte del martes la reserva de entradas era mera quimera y aunque el servicio ya está en funcionamiento las consecuencias para las planificaciones de proyecciones las arrastraremos durante unos días más.
Coupez! (Final Cut) de Michel Hazanavicius
Es el remake de la comedia de zombis One Cut of the Dead de Shinichirô Ueda, 2017. Zombis, Hazanavicius y Cannes, una tríada extraña de primeras, de ahí la curiosidad por constatar a que se debía la elección de esta película para ser la inaugural. Si bien es cierto debió de haberse presentado en la pasada edición del festival de Sundance, pero su formato aun online echó para atrás a su director, por otro lado rostro habitual del certamen. He aquí la conjunción perfecta para presentar la película, y estrenarla a su vez en las salas comerciales.
Coupez!, cuyo título original Z se eliminó en último momento por la apropiación del símbolo por parte del gobierno ruso en la guerra contra Ucrania, es una oda amable a la unión, como la de los protagonistas, un equipo de rodaje que recibe el encargo de filmar en un plano secuencia de 30 minutos en vivo una película de zombis. Maquilladora, arte, música original, pértiga, actores, director, productor o script son piezas fundamentales en toda producción. Y es que una película es una obra colectiva, de ahí la fuerza de quienes trabajan en esta profesión cuando en pleno rodaje se enfrentan a todo tipo de adversidades. Una actriz que no llega a la set, un actor que enferma, unas líneas de guion que se olvidan, unos efectos especiales que no funcionan… y a pesar de todo ello, el show debe continuar.
Preguntado por su interés en hacer un remake tan fiel a la obra original, Hazanavicius explica que “la percibí como un auténtico truco de magia. La película comienza con un plano secuencia completamente malogrado. Tanto, de hecho, que se vuelve intrigante. Cuando finalmente nos damos cuenta de que este plano secuencia no es el verdadero propósito de la película, sino la historia de cómo y quién la rodó, todo se esclarece. Este giro es el que me sedujo por completo”. Sin duda alguna es en el giro cuando se desvela el artificio del cine y lejos de desfallecer seduce al público que empatiza con los y las técnicas que hacen posible la magia del cine.
Esterno Notte (Exterior Night) de Marco Bellocchio
La miniserie de seis capítulos de Marco Bellocchio se ha estrenado en la sección Cannes Première. Fabrizio Gifuni se pone en la piel del político Aldo Moro, secuestrado y asesinado por las Brigadas Rojas en mayo de 1978. En una Italia convulsa a las puertas de un logro histórico, la alianza del Partido Comunista con el Partido Cristiano presidido por Moro. Los sucesos, aún presentes en la memoria colectiva del país, ya fueron abordados por Bellocchio en Buengiorno, notte, de 2003, el relato desde el punto de vista de los brigadistas. Esterno Notte es el contraplano de los otros protagonistas: el Vaticano con el entonces Papa Pablo VI, Toni Servillo, el ministro del Interior, Francesco Cossiga encargado de las fallidas negociaciones. O la esposa de Moro, Eleanora, Margherita Buy. Actores de un suceso que sigue conmocionando a Italia cuarenta años después. Y es que nunca hubo intención de negociar con las Brigadas Rojas para liberar al político, su muerte cincuenta días después de su secuestro conmocionó al país y desencadenó una crisis política nunca vista propiciando una nueva coyuntura para la aparición de nuevas fuerzas.
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