El deseo no es algo que se pueda desperdiciar. Con esta punzante reflexión nos hablaba de la condición efímera del amor la narradora de My Mexican Bretzel, película con la que debutó la directora Nuria Giménez Lorang en 2019. La probabilidad de que el realizador Joachim Trier (Copenhague, 1974), viese la producción catalana es, cuanto menos, escasa. Pero no cabe duda de que la frase de Giménez Lorang resuena con fuerza en todos los rincones de su último largometraje, La peor persona del mundo (Verdens verste menneske, 2021) que ha llegado este fin de semana por fin a nuestros cines.
Protagonizada por Renate Reinsve, Anders Danielsen Lie y Herbert Nordrum, La peor persona del mundo es una profunda incursión en la psique de Julie (Reinsve), una treintañera sin rumbo que se ve envuelta en un complejo triángulo amoroso con su pareja Aksel (Danielsen) y el enigmático Eivind (Nordrum). La frescura de la película y el carisma incontestable de Reinsve cautivaron instantáneamente al público de Cannes y a su jurado, que otorgó la Palma a mejor interpretación femenina a la actriz noruega. Desde entonces, todo han sido victorias para Trier y compañía. Nominada a Mejor Guion Original y Mejor Película Internacional en los Óscars, la cinta recibió el Premio del público en el Festival de Sevilla, el Premio FIPRESCI en la Seminci y múltiples nominaciones en los BAFTA, Premios de Cine Europeo y Círculos de Críticos en Estados Unidos.
La peor persona del mundo está estructurada en doce capítulos, un prólogo y un epílogo que diseccionan la vida de Julie, un personaje que nos atrapa desde el primer fotograma por su magnetismo, simpatía y sinceridad; pero también porque no podemos evitar vernos reflejadas en su fluctuante vida, repleta de altibajos, dudas y contradicciones. Como Fleabag, Frances Ha y muchas otras coetáneas, Julie se incorpora a una nueva generación de protagonistas imperfectas: mujeres que cometen errores, que se arrepienten, que huyen y que se sienten perdidas en la vida. Mujeres guiadas por el deseo y el ansia de libertad e independencia. Mujeres que temen la maternidad y el compromiso, y que siempre sienten que se están perdiendo algo. En resumen, mujeres deseantes, tridimensionales y profundamente humanas.
Tampoco sería justo asumir que estamos ante la primera película de estas características. Sin ir más lejos, la cartelera actual está plagada de protagonistas complejas y errantes como Kristen Stewart en Spencer, Olivia Colman en La Hija Oscura o Alana Haim en Licorice Pizza. Pero sí es un soplo de aire fresco en el género de la comedia romántica, siempre tan repleto de mujeres que son perfectas sin esforzarse, a las que siempre todo les acaba saliendo bien.
Desnuda de pretensiones, La peor persona del mundo es una deliciosa anti-comedia romántica que te atrapa por su frescura y su humor, pero que te conmueve por la honestidad de su guion y sus punzantes diálogos. A través de Julie, Trier explora la juventud, el peso de nuestras decisiones, las conexiones interpersonales y el deseo marchito. A través de Julie, revivimos esas fiestas que acaban en conversaciones profundas – y las que acaban en un mal viaje – , esos enamoramientos que hacen que queramos parar el tiempo y correr por la ciudad en pijama. Y cuando Julie corre, nosotras corremos y nos liberamos con ella.
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