La productora Valerie Delpierre se enfrenta este sábado 9 de diciembre a dos nominaciones en los European Film Awards: el Premio Discovery a la mejor ópera prima para Estiu 1993 y al mejor cortometraje para Los desheredados, producidos por Inicia Films, su productora. Ambas películas, dirigidas por mujeres jóvenes que buscan en su propia experiencia vital motivos para su cine, han estado presentes en los festivales más importantes del mundo y, quién sabe si, de la mano de Estiu 1993, nuestra entrevistada puede conseguir su primera nominación al Oscar.
Se ha escrito mucho sobre lo que cuenta Estiu 1993 y de cómo lo cuenta, pero no tanto de cómo se produjo. ¿De qué modo llega el proyecto a sus manos y por qué decide llevarlo adelante?
El proyecto me llega porque anteriormente habíamos colaborado con Carla Simón en su cortometraje Las pequeñas cosas, que era su trabajo de final de carrera en la London Film School. Una amiga común me presentó a Carla, vino a presentar su corto y decidimos producirlo. A raíz de este proceso, cuando ya estábamos acabándolo ella pensaba si volver a Londres o no. Pero me habló de esta historia, que era un proyecto para otro cortometraje. Era muy sencillo, una sucesión de recuerdos, muy cortito, que tal vez no tenía ni diez páginas. Hablamos de esta historia, que yo no conocía. Algo había oído, pero nunca había hablado de eso con ella. Fue una doble razón, porque habíamos trabajado juntas y pensaba que ella tenía la capacidad para hacer una primera película, y porque la historia me pareció fascinante. Piensa que no soy de aquí; de alguna manera soy un filtro para ver si las historias pueden tener eco en un público internacional. La manera en que ella lo contaba y en que yo podía preguntarle cosas porque sentía que no la estaba molestando ni haciendo algo que le pudiese doler o incomodar, fue otra de las razones para apostar, porque pensé que ella podía contar muy bien la historia y podía enfrentarse a este proceso no sólo de escritura, sino de explicación a terceros, sin que fuera una catarsis o una terapia para ella.
¿Cómo inició el proceso de producción de la película?
Muy poquito a poco. Durante la producción de Estiu 1993 produje otra película, B de David Ilundain, que también es de ficción y se estrenó en 2015. Había trabajando con ficción hacía mucho tiempo, pero necesitaba tomar contacto con ella otra vez. Decidimos hacer un acompañamiento en todos los procesos: en la escritura, en pensar cómo rodar la película, buscando aliados en la producción. Muy poquito a poco, aunque fue un proceso muy rápido, porque casi no encontramos ningún “no” a lo largo del desarrollo, pero siempre decidíamos no precipitarnos. Esto lo hemos hecho hasta el estreno, y en la campaña de los Oscar también se ha mantenido. Tener mucha confianza en el proyecto, pero no dar nada por hecho. Desde el estreno en Berlín, vimos que teníamos una perla, pero debíamos cuidarla.
Supongo que las expectativas que tenía al decidir producir la película se han superado por completo, pero ¿cuáles eran al principio?
Pensaba que podía gustar. Y esa sensación que ha provocado es la que yo deseaba que tuviese, porque respondía a lo que nosotros podíamos controlar: qué resultado quieres conseguir con la película. El éxito que tenga la película después depende de los demás, pero no es algo que hayamos previsto.
Aspirábamos a que esta película fuese una ventana a la experiencia a través del viaje de Frida, y que con esto el espectador se emocionara. Todo lo que ha venido a partir de ahí, es un regalo.
Se acaba de iniciar la temporada de premios. En Estados Unidos es muy habitual hacer una campaña muy intensa. ¿Cómo la afrontáis a escala nacional?
Lo estamos llevando a cabo con la misma responsabilidad que lo hemos hecho todo hasta ahora. Tenemos la suerte de que los académicos hayan elegido esta película para representar a España en los Oscar, así que es una responsabilidad muy grande. Toda esta campaña la hemos encarado intentando hacer las cosas lo mejor posible. Los Goya y los Gaudí son una recompensa para todo el equipo. Hemos enviado a los académicos el DVD de la película, con muchos extras para que puedan entrar con más facilidad al universo de Estiu 1993.
Dado que la Academia de Cine eligió Estiu 1993 para representar a España en los Oscar, a poco más de un mes del anuncio de las nominaciones, ¿qué tipo de promoción y campaña estáis haciendo en Estados Unidos para dar a conocer la película?
Tenemos un distribuidor desde antes del anuncio de la candidatura por parte de la Academia Española. A raíz de sus consejos y de hablar con nuestros contactos en España que habían pasado por este proceso antes, hemos contratado a una publicista allí para que diseñe toda la campaña y la relación con los medios y los académicos, que son los que votan. Carla ha estado allí, hemos hecho pases, algunos adicionales a los previstos por la Academia. Hemos recibido ayuda también de la European Film Promotion, el Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA) y Egeda.
¿Todas estas proyecciones han sido en Los Ángeles?
No, también en Nueva York, y en un festival en Minnesota. Estará la película en el festival de Palm Springs, pero será después del anuncio del primer corte de nueve preseleccionadas. El distribuidor norteamericano, Oscilloscope Laboratories, presentó la película al American Film Institute (AFI), en Los Ángeles, que es una magnífica carta de presentación. La película fue seleccionada, participó y todo suma.
¿En qué países se ha estrenado o se va distribuir Estiu 1993?
La distribución internacional va muy bien. Se ha vendido a 29 territorios: Bélgica, Holanda, Luxemburgo, China, Japón, Francia y Andorra, Mónaco, departamentos franceses de ultramar, territorios franceses de ultramar, Turquía, Canadá, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Grecia, Suiza, Polonia, Eslovenia, Dinamarca, Lituania, Austria, Rumanía, los países de la ex Yugoslavia, Alemania, Hungría, Italia, Estonia, Letonia y Bulgaria. La agencia de ventas internacional es New Europe Film Sales, con sede en Polonia.
Hablando de Estados Unidos, se ha conocido que el estado de California otorga en subvenciones al cine 280 millones de euros en un año, pero la fama del cine subvencionado se la ha llevado siempre el cine español. ¿Cree que son necesarias las subvenciones y por qué?
Es una queja que tiene mucho espacio de comunicación, pero en la realidad tajante económica somos una gotita dentro de los Presupuestos Generales del Estado. Además, no debemos tener ningún pudor en decir: sí, la cultura es subvencionada, y parte del cine es cultura y la cultura se subvenciona. Si hay otra parte del cine que es industrial y quiere buscar otras vías de financiación, no hay ningún problema para convivir. Puede haber distintos modelos.
Ahora mismo, las asociaciones de productores que hay en España están proponiendo un nuevo modelo de financiación del audiovisual español. Estamos elaborando propuestas que permitan que estos modelos convivan y permitan hacer sostenible la industria. ¿Con qué fin? Para que sea viable y satisfactorio para todas las partes: los que crean contenidos, los distribuyen, los exhiben, el público, las televisiones… es transversal.
Otro proyecto que ha producido este año es Los desheredados, un cortometraje que estuvo en Cannes y que también estará presente en los European Film Awards. ¿Qué nos puede decir de él?
Laura Ferrés, la directora, había estado trabajando con nosotros en la oficina durante unos meses, y cuando empezó a desarrollar su proyecto, pensó en nosotros. Nos mandó una primera versión del guión. Por fechas ella tenía que empezar a rodar ya, así que seguimos en contacto y cuando tuvo algo rodado me empezó a mandar imágenes, y a mí me fascinó, me encantó. Me gustó mucho su mirada. El conseguir a la vez acercarse al personaje, su padre, y mantener la distancia suficiente para observarlo con cariño y humor. Me gustó mucho la estética, que era muy corriente pero a la vez muy cuidada, muy bonita y sugerente. Le propuse entrar en producción y buscar fondos para financiar el cortometraje.
Hace poco se anunció que Los desheredados se estrenaría en salas en el próximo enero.
Lo vamos a estrenar en salas, de la mano de A Contracorriente. Es una aventura nueva que me apetece mucho. Nos ha obligado a adaptar el recorrido de festivales en España para no pisarlo con lo que será el estreno después. Es un reto para A Contracorriente, para nosotros y para Laura. Confío muchísimo en el criterio profesional de Adolfo Blanco, consejero delegado de la distribuidora.
¿Cuáles son las diferencias menos obvias entre la producción de un largometraje y de un cortometraje?
Sólo puedo hablar de cómo nosotros lo trabajamos. El corto es un espacio de mayor libertad narrativa y creativa porque no responde a criterios de industria previos. Es una manera de probarse individual y colectivamente. Si gusta, bien, y si no gusta, también. Les dejo trabajar con mucha más libertad. Cuando es un largo tenemos que convencer a terceros, que ya no son sólo quienes dan subvenciones, sino que son agentes de la industria como televisiones, un distribuidor o un agente de ventas internacionales. Por lo tanto, estoy más atenta a cómo perciben el proyecto porque puede tener consecuencias en cómo seguir trabajando en el mismo.
Pero el modo en que me relaciono con los proyectos es casi el mismo porque presto mucha atención al guión, a la base, porque es la herramienta sobre la cual construyes la película. Si falla algo ahí, es muy probable que luego no lo puedas resolver. Y no vale decir: “Bah, si no lo entienden…”, pues quizá no es que no lo entiendan, es que igual no se entiende. Si jugamos a esto, no sé si tengo ganas de implicar a veinte o treinta personas en algo que no se entiende. A pesar de aceptar cualquier propuesta en la forma de contarlo. Nos tenemos que asegurar de que lo que quieras contar, lo estés contando. Esto lo aplico a cualquier formato, también en el documental, donde considero igualmente que debe haber un guión. No me vale el “ya iremos viendo en el rodaje”. No, en el rodaje no vas a ver nada, en el rodaje se va a trabajar, a buscar aquello que estabas planteando y preparando antes, y para eso necesitas un guión. Que luego tengamos la posibilidad y la capacidad de improvisar, por supuesto, y puede pasar en documental y en ficción, pero es mejor improvisar cuando lo llevas bien preparado.
En el caso del documental es muy diferente, porque en la ficción debes tenerlo todo muy preparado antes de entrar en el rodaje. En cambio, en el documental lo vas construyendo mucho más sobre la marcha, según vas creando el diálogo con tus personajes, y tu historia la vas integrando poco a poco, pero eso no quita que no necesites tener un guión.
Hay un espacio en el cine español que todavía no está cubierto, y quiero rellenar este hueco, en el que el público va a una sala, sueña, llora, sufre, y se emociona
Es importante diferenciar entre lo sutil y lo críptico.
Lo sutil se entiende y se disfruta, te llena. Lo sutil te hace sentir satisfecho y bien. Lo críptico te hace sentir tonto o que te han tomado el pelo. No quiero que nadie quiera sentirse así después de un proceso de tres años de producción. A mí no me interesa.
Todo aficionado al cine conoce la figura del productor, pero tal vez pocos saben en qué consiste este trabajo…
En hacerlo realidad, en ser el compañero de viaje que está ahí siempre para ayudar a que no se pierda de vista el lugar adonde queríamos llegar y poder llegar a él. Cada proyecto luego tiene sus necesidades, pero es el garante de que todo este proceso creativo, técnico y artístico no se pierda en el camino ni en el aspecto creativo, ni económico, ni egocéntrico; que vea la luz y que la gente lo pueda ver después de forma coherente. Es decir, si al principio pensaste que podías hacer una película que pudiese llegar a un público de cien personas, poner los medios para que al menos esas cien personas la hayan visto. Y si son diez mil personas, a diez mil, y es si a un millón, a un millón.
Hay que ser coherente con lo que quieres e indagar mucho en eso, qué pretendemos contar, cómo lo queremos hacer y dónde prevemos llegar.
¿En qué momento supo que quería ser productora?
Nunca quise ser directora. De pequeña pensé que quería ser actriz. Por suerte, mis experiencias me demostraron rápidamente que no era un camino acertado, y descubrí que quería ser productora cuando vi que podía organizar cosas y que no quería hacer nada más. Lo entendí poco a poco según me relacionaba con el cine. Empecé con producción de campo y al descubrir que no quería estar ahí me di cuenta de que quería estar en los inicios de la historia. No quiero ser una productora de algo que han hecho otros, no me siento cómoda porque es coger el trabajo de otro, no me funciona eso.
¿Cuáles son sus próximos proyectos, ha marcado Estiu 1993 un antes y un después en su carrera?
Sin duda. Afronto el futuro con más conocimiento. Voy a seguir intentando producir, intentando hacer lo mejor con todo lo que he aprendido pero no puedo asegurarte de que esto me abra puertas. Que me conozcan más, sí. Quiere decir que lo voy a tener fácil, lo dudo. No puedo considerar que tenga ganado nada. Siendo productor, cada vez empiezas en pelotas y te tienes que vestir en el camino. Hemos visto caer a gente muy importante, a directores consagrados que no pueden rodar sus películas. A lo mejor es que sus proyectos no eran buenos, y a lo mejor es una respuesta correcta de la industria, no lo sé. Lo que sé es que no resulta fácil. Ni para mi, ni para los demás, nada va a cambiar. Me conocen más, me atienden más, me saludan más, me escuchan más. ¿Me van a permitir hacer más películas? Lo dudo, tendré que pelearme igual.
¿Qué película aún no ha hecho y sueña con hacer?
Algunas veces he visto películas y he pensado: me gustaría haber hecho esta película. Pero pienso que también algunos que hayan visto Estiu 1993 han pensado lo mismo, y la suerte es que yo la he hecho, no sola, pero he sido partícipe del proceso, lo cual me llena muchísimo.
Quiero pensar que simplemente pueda sentirme satisfecha con las siguientes películas que voy a hacer. La satisfacción del trabajo bien hecho y que llegue a su público. Ojalá pueda hacer películas que puedan cumplir con esto. Hay un espacio en el cine español que todavía no está cubierto, y quiero rellenar este hueco, en el que el público va a una sala, sueña, llora, sufre, se emociona durante una hora y media y sale con algo que le ha llenado un poquito más.
Estiu 1993 me maravilló, me parece un milagro.
Pero es un milagro que no depende de mí. Puedo desear hacer una película así y no encuentro el proyecto. Para hacer películas así necesito proyectos que despierten eso y después trabajarlos para que lo despierten.
¿Está trabajando en nuevos proyectos con Carla Simón?
No estoy trabajando con Carla en ningún proyecto ahora mismo. Sé que tiene varias ideas, pero también hemos hablado mucho y era frustrarse de antemano intentar escribir algo… después de Berlín le dije: “No dejes pasar mucho tiempo, pero tampoco te puedes relajar”. E, inocente de mí, le dije que hasta septiembre no tendría tiempo de hacer nada. Creo que ahora hasta marzo, aunque no quiere decir que lo vayamos a hacer juntas. Pero Carla es una persona que tiene muchísima capacidad de trabajo, muchísima. Es muy responsable, trabaja muy bien. Piensa que acabamos la película en febrero, que es cuando se vio. El día que la terminamos la mandamos a Berlín. No hemos parado ni un momento, y está bien así.
¿Qué tiene de especial Estiu 1993?
Las primeras películas se basan muchísimo en la energía del director, pero también en la participación y el entusiasmo de todo el equipo. Las óperas primas tienen un aura especial, la gente es más generosa, más paciente, dudan más sobre el resultado… pero estas películas no serían posibles sin el apoyo de todas las personas que nos han ayudado y que siempre han aceptado el filme con mucho cariño.
No sé cómo acabarán los Oscar, pero sólo de ver cómo nos trata la gente de aquí, que creen que lícitamente merecemos una nominación… hace mucho que no sentía el entusiasmo de personas que creen que esta película lo merece. Nos sentimos presionados, pero con una ilusión especial de cumplir el sueño de mucha gente.
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