Desde el éxito sin precedentes de El Proyecto de la Bruja de Blair en 1999, las técnicas de metraje encontrado (en inglés, found footage) y falso documental (mockumentary) se han convertido en formatos recurrentes en el cine de terror. No obstante, aunque el largometraje de Eduardo Sánchez y Daniel Myrick lo popularizó a nivel internacional, existen antecedentes de estas técnicas en la ficción audiovisual y escrita. En el cine, Holocausto Caníbal ya propuso un formato similar casi veinte años antes, en 1980. En la literatura, un claro predecesor del metraje encontrado sería la novela epistolar, que emplea corresponsales ficticios para construir su relato a través de una retahíla de cartas falsas. Novelas como Drácula y Frankenstein serían, por tanto, ejemplos primigenios de found footage. Asimismo, el éxito rotundo de la Bruja de Blair trajo consigo una ola de falsos documentales, como la antología norteamericana V/H/S (2012-2021) o, en nuestras tierras, la saga REC (2007-2014).
El cine asiático, una de las industrias más potentes en la producción de filmes de terror, tampoco es inmune a los encantos del metraje encontrado. Esta semana llega a nuestros cines The Medium, un escalofriante relato en forma de falso documental que explora el reverso siniestro de los rituales paganos. Banjong Pisanthanakun, autor de cintas de terror como Shutter (2004) y Pee Mak (2013), dirige este largometraje producido por el guionista de The Wailing, Na Hong-jin. La película está protagonizada por Sawanee Utoomma y la joven Narilya Gulmongkolpech, que debuta en su primer largometraje con una interpretación brutal y estremecedora. El año pasado, The Medium formó parte de la Sección Oficial a concurso del Festival de Sitges y fue la cuarta película más taquillera en Corea del Sur.
En esencia, The Medium es una película muy consciente de sí misma, que rinde homenaje a los grandes tópicos del thai-horror coqueteando con la comedia y jugando de forma ingeniosa con elementos de terror folclórico, un subgénero muy presente en su cine y mitos. A través del estrambótico relato de un ritual pagano que transmuta en posesión demoníaca, la película nos zambulle en un universo de diosas despiadadas y naturaleza corrupta, y nos recuerda que, a veces, lo bello y lo siniestro son dos caras de una misma moneda. En el terreno de lo formal, Pisanthanakun parece descuidado: mezcla planos fijos de altísima resolución con cámaras de visión nocturna y grabadoras amateur. El contexto narrativo en todo momento justifica dichos cambios, pero termina creando un producto al que le falta homogeneidad visual. En ese sentido, su montaje excesivamente cinematográfico puede restarle credibilidad como “documental”, y sus más de dos horas de metraje pueden resultar injustificables para algunos espectadores.
Pero si algo caracteriza al género de terror es su capacidad de garantizar entretenimiento más allá del realismo. The Medium no tiene que ser creíble; su éxito radica en el vínculo que forma con el espectador, ofreciéndole una estimulante montaña rusa de gritos y adrenalina, un espectáculo repleto de acción que culmina en una catártica secuencia final. Tampoco hay que pasar por alto el deslumbrante debut de Narilya Gulmongkolpech, que nos deleita con una interpretación que pone los pelos de punta. Con un surtido de gestos siniestros, sangre a borbotones y jumpscares muy bien formulados sobre una narrativa sólida, The Medium es un todo festín para los sentidos.
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