Cuarta crónica de Sitges 2020 para hablar del suspense alienígena de ‘Sputnik’, una nueva y original versión del cuento más famoso de J.M Barrie en ‘Wendy’, una angustiosa propuesta de Cannes con ‘La nube’, ciencia ficción apocalíptica desde Francia con ‘The Last Journey of Paul W.R.’ y el salto de Kike Maíllo al cine en lengua inglesa con ‘Cosmética del enemigo’.
Mientras nos recuperamos de la depresión anual posterior al final de cada edición del Festival de Sitges 2020, seguimos recordando, cada vez con mayor nostalgia, lo que dio de si la edición 53 del festival de terror más importante del mundo.
Turno para repasar cinco títulos más, quedando los últimos cuatro para la quinta y definitiva crónica.
‘Sputnik’ (Egor Abramenko, Rusia)
Sorprendentemente se ha quedado fuera del palmarés una de las mejores películas vistas en la sección oficial de Sitges 2020. Aunque algunos han querido simplificarla diciendo que era “como otra de Alien”, esta propuesta rusa dista mucho de las últimas aproximaciones de la saga, incluso de la primera y canónica que Ridley Scott dirigiera en 1979. Hay astronautas, una nave espacial y un alienígena que parasita (o no, ya lo veremos) en el cuerpo humano para seguir con vida. Pocos más puntos en común.
Una nave espacial soviética sufre un enigmático incidente y sus dos tripulantes caen a la tierra. Uno de ellos, aparentemente sano, es custodiado en un centro secreto, en el cual llega una científica para estudiar los cambios físicos y mentales que ha sufrido el astronauta.
Con una puesta en escena adecuadamente fría, imágenes escabrosas y una relación punzante entre científica y astronauta, si bien Sputnik no presenta grandes novedades en este tipo de relatos, es una propuesta sugerente e intrigante que trata con respeto a la ciencia, construyendo una historia creíble pese a que, como todos sabemos, la existencia de extraterrestres todavía no ha sido demostrada.
‘Wendy’ (Benh Zeitlin, Estados Unidos)
A principios de 2013 el jovencísimo Benh Zeitlin daba la campanada en los Oscar al ser nominado en la categoría de mejor dirección con su ópera prima, Bestias del sur salvaje, estrenada también en Sitges. Su presencia entre los cinco candidatos al Oscar fue en detrimento de nombres de peso como Quentin Tarantino, Kathryn Bigelow y el favoritísimo Ben Affleck, director de la premiada Argo.
En 2020, ocho años después del estreno de su primera película, presenta Wendy, estrenada en el pasado festival de Sundance. En su nueva película el director retoma temas que le funcionaron en su primer film: la infancia, las aventuras y el género fantástico. Una niña llamada Wendy tendrá que guiar a sus hermanos en su vuelta a casa pues se encuentran perdidos en una isla misteriosa donde la infancia y los juegos duran eternamente. A la isla serán conducidos por un extraño niño llamado Peter.
Zeitlin versiona el famosísimo cuento de Peter Pan. Una nueva versión de un clásico al que el cineasta aporta su visión. Las conexiones con su primer y único trabajo son evidentes. Personajes marginales, tonos ocres, óxidos, mucha agua, niños que se evaden de su dura realidad gracias a los sueños y una composición musical que, al igual que en Bestias del sur salvaje, es lo mejor de la película.
Wendy es una obra meritoria, original pese a adaptar un relato de sobras conocido. La libertad en qué transforma Peter Pan en Wendy, prescindiendo de todo aquello que no encaja en lo que él quiere contar y transformando partes del cuento para adaptarlas a su discurso, la convierte en una obra única y de una belleza extraña y sucia.
‘La nube’ (Just Philippot, Francia)
Película merecedora del Sello de la Semana de la Crítica 2020 y del premio a la mejor actriz en Sitges para Suliane Brahim y del premio especial del jurado. Sin duda una de las mejores películas del festival, de las que se recuerdan durante años. En este caso, como “la peli de los saltamontes”.
Tras enviudar de forma inesperada, una mujer tiene que darlo todo para cuidar a sus dos hijos y sacar adelante una granja de saltamontes comestibles, un negocio que no da suficientes frutos para que sea rentable. Cuando se plantea cerrarla y cambiar de ciudad, gracias un accidente doméstico descubrirá qué necesitan los saltamontes para reproducirse: el estímulo de la sangre humana.
Estamos ante la ópera prima de su director, que presenta una propuesta de autor, pero arraigada al género, muy habitual en la Francia de los últimos años con películas como Crudo. Además, se trata de una película que acaba por convertirse en áspera, desagradable, extremada, descarnada y por momentos asquerosa. Muy recomendable para apetitos cinéfilos.
‘The Last Journey of Paul W. R.’ (Romain Quirot, Francia)
Otra película francesa y otra ópera prima, en este caso de Romain Quirot. Una luna roja amenaza la existencia humana en la tierra. De momento, su atracción ya ha barrido con gran parte de la naturaleza y las especies animales, transformando el planeta en un desierto en el que se hace casi imposible encontrar y consumir agua. La única esperanza es que el fugitivo Paul W. R., el astronauta mejor preparado de Francia (y pensamos que también del planeta), vaya hasta ese nuevo satélite rojo sobre nuestro cielo y lo destruya.
Estamos frente a una película visualmente estimulante, agradablemente corta y que se sigue con interés. Seguramente nos deparará pocas sorpresas pues no nos encontramos ante un relato con situaciones extraordinariamente originales, pero la potencia de su diseño de producción y efectos visuales la convierten en el producto perfecto para aquellos que necesitan dosis periódicas de ciencia ficción o, incluso, para aquellos que no se atreven del todo con el género.
‘Cosmética del enemigo’ (Kike Maíllo, España)
Después de películas tan estimulantes (pese a sus imperfecciones) como Eva (2011) y Toro (2016) parecía que el catalán Kike Maíllo se había entregado a la típica coproducción con reparto internacional y basado en un best-seller. Pero nada más lejos de la realidad, pues estamos ante un proyecto personal, escrito, dirigido y producido por el propio Maíllo, trabajando con su equipo habitual y rodando la mayor parte del film en Cataluña.
La película adapta el best-seller La cosmética del enemigo, obra de la escritora belga Amélie Nothomb. Se trata de una enigmática historia protagonizada en el libro por dos hombres, pero en la película por un hombre maduro y una mujer joven que se conocen compartiendo un taxi camino de una terminal de uno de los aeropuertos de París, diseñados por el hombre es cuestión, Jeremy Angust. Mientras esperan la salida de su vuelo entre ambos se genera una relación incómoda, llena de insistencias y secretos que parece conocer ella de él, creándose un juego de espejos y espejismos a descifrar.
Estamos ante una película tremendamente efectiva y entretenida, pues todo lo que ocurre lo hace en tan solo unas horas, aunque viajemos con diferentes flash backs al pasado de los protagonistas. Aunque también es tramposa y más convencional que las anteriores obras de Maíllo, Cosmética del enemigo, es una buena película que en condiciones normales podría tener un buen funcionamiento en taquilla y que encajaría con éxito en el catálogo de cualquier plataforma. Es un producto hecho para agradar y lo consigue.
Para saber más de Sitges 2020 puedes leer en ‘Industrias del Cine’ la primera, segunda y tercera crónica del festival.
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