Sin música el cine no sería lo mismo. A veces indulta una película mala, en otras, con solo oír cuatro notas fuera de contexto de una banda sonora nos acordamos de determinada película, de las emociones que nos albergó, de con quién la vimos y dónde. La música es experiencia, y junto a la imagen en movimiento, esa experiencia es mucho más completa e inmersiva. Incluso mudo, el cine no pudo resistirse a la tentación de la música, esa compañera de inabarcables sentimientos. Experiencias como las que nos ofrece la Film Symphony Orchestra, dirigida por el compositor y director valenciano Constantino Martínez-Orts, al que agradecemos que nos atendiera minutos antes de su concierto el pasado 6 de octubre en el Auditori de Barcelona. Después de finalizar el pasado verano una gira de conciertos dedicados al maestro John Williams, ahora la FSO presenta su nuevo Tour 2019-20, que visitará en próximas fechas Madrid (18 de octubre), San Sebastián (8 de noviembre), Burgos (9 de noviembre) y Sevilla (15 de noviembre).
¿Cómo y cuándo nació la Film Symphony Orchestra?
La Film Symphony Orchestra (FSO) nace hace unos siete años con un único y primer concierto en la última Mostra de Cinema de Valencia, donde les presentamos una idea. Yo soy un gran fan del cine, un cinéfilo y melómano apasionado de las bandas sonoras. Vengo de la música clásica y me especialicé en Londres en composición de música de cine. Continué mis estudios de dirección en Londres y Nueva York, y al ver como trataban la música de cine me hizo reflexionar el porque yo no había visto en España ningún espectáculo similar. La música de cine siempre se ha tratado como un género de segundo orden, como la hermana menor de la música clásica. A mi regreso, hace unos diez años, empecé a gestar la idea de crear una orquesta que cuide y que mime a la música de cine con el cariño y respeto que consideraba que se debía. Esta es la idea principal, intentar transmitir esa pasión que en mi despiertan las bandas sonoras y las emociones que han suscitado tantas películas con sus músicas, y pensar que si eso me pasaba a mi, por qué no le podía pasar al resto de personas. De aquí nace esta idea, de esta pasión por el cine y su música.
¿En qué países habéis actuado?
De momento España y Portugal. Estamos trabajando para salir al extranjero. Con todo lo grande que parece que somos, somos una compañía pequeña. No queremos equivocarnos, vamos despacio y con pies de plomo, queremos hacer las cosas lo mejor posible. Mover una compañía de setenta músicos en el escenario más los diez técnicos es complicado.
No sólo hacéis disfrutar al público con vuestra música, si no que sois muy didácticos.
Pienso que el saber no ocupa lugar y es bueno conocer algún tipo de anécdota en el proceso compositivo, en la relación entre el director y el compositor y toda la historia que hay detrás de una música. Al fin y al cabo, la música de cine no deja de ser música programática, música que tiene una historia detrás. Vengo de la clásica y he visto el tipo de concierto que siempre se ha estado haciendo, queríamos probar algo distinto, algo más dinámico, que pueda suscitar interés en el público y que fomente que la escucha no sea tan pasiva, si no que sea activa, porque te incita a estar pendiente de ese sonido de un cuerno inglés, un contrafagot o el solo de una tuba. Intentar conducir al oyente por una pequeña guía de audición con pinceladas de humor para hacer que la experiencia sea más inmersiva.
¿Cómo eliges qué temas y que no temas tocar, por ejemplo en esta nueva gira?
En la nueva gira el tiempo es un factor importante para elegir el repertorio. El tiempo es crucial en la película Interstellar, con todas estas paradojas que nos permite la teoría de la relatividad. O también Regreso al futuro.
Intento hacer un recorrido que sea lo más justo por toda la historia del cine, aunque es inevitable que ni están todos los que son, pero sí son todos los que están. He intentando que representen el mayor número de compositores, de géneros y épocas. Intentar interpretar todos esos estilos para que esa banda sonora vital que llevamos todos detrás en algún momento quede representada. A los más jóvenes, Endgame o Aladdin, a los más mayores con la fanfarria de Korngold de Kings row, a quien le guste la música más intimista y de corte europeo Amelie y El discurso del rey, y al que puedan gustarle las aventuras Han Solo. Generar lo que llamo yo una montaña rusa de emociones.
¿Cuál es vuestro público habitual a los conciertos? Creo que vuestra puesta en escena es muy atractiva para la gente joven, que si ya le cuesta ir al cine, ir a un concierto de música sinfónica ya ni digamos.
El público familiar, porque es una buena manera de acercar la música clásica y la orquesta al público infantil, a los jóvenes. La creación de este proyecto nace de muchas motivaciones y muy diversas. Entre otras, al venir de la clásica y al ver siempre al mismo público, de un estatus socioeconómico y una edad determinada, pensé, ¿qué pasa con la juventud? ¿Dónde están los niños? Yo me emocionaba de niño escuchando música clásica, bandas sonoras… hay que hacer algo para que el público más joven y esos públicos que no frecuentan auditorios, vengan. Estamos haciendo un espectáculo más ameno, más cercano. Quería romper la cuarta pared entre artista y público, y que uno no vaya con miedo al escuchar una orquesta porque es algo “de entendidos”. Aquí se viene a disfrutar, a emocionarse y a pasárselo bien.
¿Qué lugar ocupa la música de cine en el panorama musical general?
Yo creo que cada vez está siendo más valorada. Nosotros estamos aportando nuestro pequeño granito de arena pero con la visibilidad del cine y las series hoy en día, yo creo que ahora está mucho más presente y es mucho más relevante. Creo que se está empezando a apreciar mucho más la importancia de una buena música y una buena banda sonora acompañando a las imágenes.
¿Crees que dentro de cien, doscientos o trescientos años, se estudiará y se hablará de ciertos músicos de cine como John Williams, al que dedicasteis vuestra última gira, como hoy hablamos de Mozart, Wagner o Verdi?
Sí, por supuesto. Yo estoy convencido que se le reconocerá como uno de los grandes compositores que entregaron su vida al cine y nos dejó un legado monumental por la cantidad y calidad de temas, melodías y el conocimiento del lenguaje cinematográfico, de la orquestación, de las técnicas de composición… es un crack, hablando claro. Tremendo.
¿Algún otro compositor que juegue en la misma liga?
Hay muchos y grandísimos, cada uno con sus valores. Morricone, por ejemplo, es otro de los grandes. Entre los ya difuntos, Bernard Herrmann, o incluso entre los actuales Hans Zimmer, del que no era muy fan al principio. Venía del pop y durante un tiempo, al principio, hacía música como a churros, de factoría, pero desde que empezó a trabajar con Christopher Nolan en cada propuesta sonora que nos plantea, con Dunkerque, Origen, El caballero oscuro o Interstellar, está empezando a buscar ese sonido que le da forma sonora a una película, como hace Desplat con esta banda sonora tan bizarra como la de El gran hotel Budapest, con una música tan especial y adecuada para este hotel. Nos está ambientando a nivel sonoro un mundo. Esa es la magia del compositor de cine y Desplat lo trabaja muy bien.
Desplat trabaja la tímbrica, Morricone nos dejó su sello con el spaghetti western, Jerry Goldsmith, Miklos Rozsa, Elmer Bernstein, Dimitri Tiomkin, uno de los maestros del western, o Bruce Broughton, que no ha hecho mucho cine pero es un compositor como la copa de un pino. Tocamos de él El secreto de la pirámide.
Me alegro de que nombres a Desplat. Tocó aquí en el Auditori de Barcelona hace tres años y estuve en el concierto, en segunda fila, y fue impresionante. Me encontré con gente que todavía le cuesta reconocerlo, incluso en ámbitos cinéfilos.
Los músicos que lo tenemos bien considerado, ¡lo tenemos muy bien considerado! Pero no hay que olvidar que el compositor de cine es una figura invisible. No voy a dar una definición, no me atrevo porque es complicado, pero lo importante de una gran banda sonora es que no te saque de la película y casi ni te enteres de que esté ahí. El compositor de cine es el actor invisible.
El pasado verano, al salir de vuestro último concierto de la gira de John Williams, en Sitges, oí en una conversación ajena que alguien decía que ya no se hace música como la de antes. ¿Te parece que actualmente la música de cine recurre cada vez menos a las melodías y más a las atmósferas sonoras?
Sí, completamente de acuerdo. Ha cambiado la sociedad. Estamos en 2019 y no podemos esperar que se haga música de cine como se hacía en los años 30, como la que hacía Korngold que suena a Mahler o Strauss. La manera de componer y la manera de hacer cine ha cambiado. Inevitablemente las modas se imponen. ¿Y qué es mejor la música de antes o la de ahora? Son distintas. Una buena banda sonora es una buena banda sonora ahora y hace 80 años, eso está claro. Pero no se puede esperar que Hans Zimmer te haga en 2017 o 2018 una música que te suene a los años 30. Es otro contexto y otra manera de pensar. ¿El cine de Nolan es comparable al de Hitchcock? Son distintos, son fantásticos los dos pero son distintos. Yo creo que ha cambiado la manera de componer. Hay mucha banda sonora mala, pero también la había antes. Y también hay mucha banda sonora magistral.
¿Cuál es tu primer recuerdo cinematográfico vinculado a la música?
E.T., sin duda. Para mi fue un punto de inflexión. Es una historia romántica. No tengo una banda sonora preferida, pero con E.T. tengo una vinculación emocional. Con 5 años me llevaron mis padres a verla a un cine de Valencia, en un cine lleno de gente, y a mi me impactó mucho. Yo no sé si fue la película, la música de Williams, o qué, pero a partir de ahí se empezó a despertar una inquietud por la música clásica. Me enamoró el sonido sinfónico, y empecé a estudiar en el conservatorio, primero solfeo, luego piano. Podríamos decir que si no fuera por Spielberg y por Williams todo esto que tenemos montado aquí ni existiría ni estaríamos aquí hablando.
¿Has trabajado como compositor de alguna banda sonora?
Cuando existía la extinta Canal 9, trabajaba bastante componiendo para animación, documentales y alguna tv movie. Mi gran vocación es la composición para cine, y de hecho hice un master hace unos 15 años. Lo cierto es que desde que volví a España y nos enfrascamos en este proyecto, al final no he tenido tiempo de componer. Compuse la música para los Goya en la ceremonia en la que estuvimos ahí. Hice las cortinillas, que son ráfagas cortas. Los arreglos que hacemos de algunas suites sí me encargo yo, y tengo gente que me ayuda también. Llevo la dirección de la compañía, en todos los sentidos, y al final es mucho trabajo. No da tiempo para todo.
Para terminar, nos gustaría que reivindicases a un compositor de banda sonora que esté olvidado o el tiempo haya sepultado.
Hay muchos, pero yo te diría, Eric Wolfgang Korngold. Las partituras son monumentales, son tremendas. Era un genio. Su música no se toca mucho y no sé por qué. Nosotros hacemos esta incursión en su música como un tributo a esos grandes olvidados y además, hay una historia detrás que dice que John Williams, cuentan las malas lenguas, se inspiró en la fanfarria que tocamos de Kings row para escribir el principio de la fanfarria de Star Wars. Hay un punto en común. Korngold sería uno de esos compositores que intentamos rescatar, junto a Herrmann y a otros grandes del pasado como Maurice Jarre. Intentaremos cada año recuperar algo de su música.
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