Disney, ¿una nueva esperanza?

Vuelve a casa por Navidad y no es El Almendro, precisamente. Desde que Disney comprara Lucasfilm, el universo cinematográfico de Star Wars se ha convertido en un mantecado más que, fiel a su cita navideña, llega a tiempo a las salas de forma anual. El 15 de diciembre se estrena Star Wars: Episodio VIII – Los últimos Jedi, y mucho ha cambiado desde que en 1977 comenzara a andar la saga más famosa de la historia del cine creada por George Lucas. Hace 40 años, Lucas cambió por completo el concepto de creación y explotación de una producción fílmica. Pese a que los episodios creados por el cineasta nacido en Modesto, California, fueron un éxito sin precedentes en la taquilla, lo que realmente le hizo multimillonario fue el merchandising y el universo expandido que se generó en torno a las películas. De esta forma, los filmes fueron una excusa para montar un imperio económico de lo más rentable, tanto que en 2012 Disney lo compró por 4.000 millones de dólares. Star Wars comenzó con una trilogía y había un intervalo de tres años entre los estrenos de cada episodio. A su alrededor, se construyó un ecosistema compuesto por juguetes, cómics, juegos de mesa, videojuegos, libros, series de televisión, etc. De esta forma, había mucho más contenido y material creado alrededor de la saga cinematográfica que episodios en sí mismos. Las películas eran el detonante del universo de Star Wars, pero al mismo tiempo, éstas ocupaban una pequeña parte de ese universo.

Con Disney esto ha cambiado. Sí, se sigue generando muchísimo material de Star Wars que no son películas, y el universo expandido sigue creciendo sin parar, pero ahora se ha apostado mucho más por la parte cinematográfica que antes. Esto podría ser un motivo de celebración por parte de los admiradores de la saga, que ya no tienen que conformarse con otros medios para saber más de sus personajes favoritos. Pero esto conlleva un problema: la sobreexplotación cinematográfica de la franquicia galáctica. Lucas fue el cerebro de seis episodios, entre cuyos estrenos pasó mucho tiempo: desde el de Una nueva esperanza hasta el de El ataque de los clones pasaron casi 30 años. En ambas trilogías se mantuvo el espacio de tres años entre episodios (como he comentado antes) y entre trilogías hubo un tiempo muerto de 16 años. Ahora, y gracias a Disney, tenemos una película de Star Wars cada año. Y he dicho película y no episodio porque la compañía de Burbank se ha lanzado también a la producción de spin-offs, algo insólito hasta el momento en pantalla grande. Recordemos que en los años ochenta hubo un par de telefilmes con los Ewoks como protagonistas (La aventura de los Ewoks y La batalla de Endor). De este modo, desde 2015, año en el que comenzó la nueva andadura de Star Wars en la gran pantalla, tenemos en los años impares episodios de la saga, y en los años pares spin-offs autoconclusivos y retrospectivos, ya que se están ambientados antes del Episodio IV.

¿Más películas quiere decir mejor? La gente puede volver a ver a sus héroes en el cine sin esperar tanto tiempo, eso es cierto. Pero cuando tenemos mucho acceso a algo, ¿no hace que esto pierda la magia? Y magia fue algo en lo que se cimentó la obra creada por Lucas. El problema es que esta sobreexplotación puede convertir a Star Wars en algo común, rutinario, cuando antes era algo excepcional, todo un acontecimiento. Y vuelvo con el ejemplo del mantecado que he puesto al principio. Otros cambio de Disney ha sido el de estrenar estas películas en Navidad, cosa que nunca hizo George Lucas en el pasado. Los turrones, polvorones y mantecados son productos navideños como lo es la actual saga galáctica. ¿Qué hace que sean tan especiales los dulces navideños? Que son excepcionales ya que se suelen comer sólo una vez al año. Si se comieran todos los días, perderían ese valor. Y esto es lo que tenemos ahora: las películas de Star Wars se suceden con escaso margen de tiempo, lo cual supone que no se asimilen ni se disfruten como antes. Y lo que es peor, si ya de por sí el intervalo de un año se antoja extremadamente corto en comparación a cómo se había asentado la saga creada por Lucas, dentro de seis meses tendremos una nueva entrega galáctica; esta vez nos llegará el spin-off de Han Solo. Claro que afirmar esto ahora mismo puede no tener sentido, ya que Disney ha captado la atención del gran público mejor que la segunda trilogía de Lucas. Es decir, lo que es incuestionable es el éxito que están teniendo estas entregas ahora mismo. La cuestión es si con este nivel de producción tan alto y continuo, ¿acabarán quemando la saga a medio-largo plazo?

En cuanto a producción de películas queda cuerda para rato, ya que Disney no sólo hará la última (en teoría) trilogía de la historia que comenzó Lucas y spin-offs a modo de precuelas, sino que ha encargado a Rian Johnson, el director que se estrena en este universo con el Episodio VIII dentro de unos días, una nueva trilogía que no esté conectada con la familia Skywalker. Este es otro problema que me surge al hablar de la nueva andadura galáctica: la elección de los directores. El peso ha recaído, por ahora, en J. J. Abrams (que rodará dos episodios, el VII y el IX), Rian Johnson (un episodio, y la nueva trilogía) y, en menor medida, Gareth Edwars (Rogue One: Una historia de Star Wars) y Ron Howard (Solo: Una historia de Star Wars), encargados de un spin-off cada uno. Al margen de Howard, que es un viejo conocido y colaborador de Lucas desde que éste fue uno de los protagonistas de American Graffiti, el resto de directores no me parece que estén a la altura para llevar a buen puerto la nueva etapa de Star Wars desde el punto de vista de la calidad. En su defecto, Denis Villeneuve, Alfonso Cuarón o Matthew Vaughn serían mejores opciones que los realizadores escogidos. Ahora bien, después del despido fulminante de Phil Lord y Christopher Miller, directores encargados en primera instancia para la película de Han Solo, Disney ha dejado claro que cualquier atisbo de personalidad o autoría no es bien recibido. De este modo, se está llegando con éxito al gran público de la forma más aséptica posible. Se resiente la calidad, pero no la comercialidad del producto.

J.J. Abrams y Kathleen Kennedy

Esperemos que haya larga vida para Star Wars, pero que Disney no fagocite su universo y acabe por destruirlo cual Estrella de la Muerte.

Giovanni Casella
Acerca de Giovanni Casella 42 Articles
Licenciado en Comunicación Audiovisual por la UMA y Master en Ficción de Cine y Televisión por la U.R.L. Desde niño el cine ha sido mi principal pasión, aunque la he ido combinando con las series, los cómics y los videojuegos… Me interesa cualquier forma de expresión siempre que la historia o las sensaciones sean buenas. Colaboré en el weblog Zona Negativa, en la sección de cine y televisión.

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