Según datos oficiales del ministerio de Cultura y Deporte, en 2018 se estrenaron más de 200 películas españolas en nuestras salas y solo 32 de ellas obtuvieron más de 50.000 espectadores. La más taquillera, Campeones, consiguió reunir a más de 3.200.000 personas; en cambio, Quién te cantará, la última obra del notable Carlos Vermut, a quien “homenajearemos” en esta lista, únicamente llamó la atención a 33.000.
Existe mucho cine español más allá de las comedias recurrentes, de las super producciones de las grandes cadenas de televisión y de los clichés que gran parte de la población asocia con el cine hecho en España. No solo de “¡Boquerones, sardinas! ¡Vendo pescao!” se conforma el cine español. Ni de 8 apellidos vascos, ni de la guerra civil o de enseñar carnaza. Desde Industrias del Cine, y con el ánimo de que alguien se pueda replantear algunos visionados veraniegos, os dejamos una lista de 15 largometrajes españoles que no contaron con la popularidad que merecían o, quizás, no lograron generar el interés suficiente en su debido momento.
1. Gente en sitios (Juan Cavestany, 2013)
Gente en sitios es una película libertaria sobre múltiples historias que no consiguen desarrollarse y de las que jamás sabremos el final. El director reúne a casi todo el star system patrio (literal) para contar pequeños relatos, algunos ordinarios y otros más inverosímiles, en poco más de una hora. Una vuelta de tuerca en la oferta cinéfila donde sorprende ver a Eduard Fernández como improvisado actor o a Ernesto Alterio como inquietante vendedor de pisos, entre muchos otros.
2. Un dia perfecte per volar (Marc Recha, 2015)
Marc Recha rodó en 2015 esta minúscula fábula donde el paisaje mediterráneo y la desbordante naturalidad del experimentado Sergi López y Roc Recha, el hijo del director, nos sumergen en un estado bucólico propio de las lánguidas tardes de verano. Un sencillo relato lleno de luz que muestra que el cine tiene muchas dimensiones y que llegar a tal nivel de intimismo es un ejercicio mucho más complejo de lo que parece.
3. María (y los demás) (Nely Reguera, 2016)
Interpretar a María le valió a Bárbara Lennie su cuarta nominación a un premio Goya. No es para menos, la actriz de Petra adopta en esta serena ópera prima un sinfín de matices para un personaje tan inocente como cínico que acabamos conociendo a la perfección. Un retrato familiar muy medido que baila entre la comedia más sutil y el melodrama de alguien que parece estar, incluso en su propio hogar, siempre fuera de lugar.
4. Mi loco erasmus (Carlo Padial, 2012)
Un pseudo-creador que prepara una película sobre la vida de los estudiantes Erasmus en Barcelona es la excusa de Carlo Padial para seguir las aventurillas de este pobre artista sin éxito alguno. Imposible buscarle un mensaje a esta exquisita majarada sin ton ni son que, de manera muy original, consigue divertir y resultar magnética. Atentos a la abuela del protagonista y a los créditos finales. Solo diremos: Miau.
5. Diamond flash (Carlos Vermut, 2012)
Solo por ser la predecesora de Magical girl, Diamond flash ya debería despertar nuestro interés (esta fórmula también se aplica a la inversa). La ópera prima de Carlos Vermut es el claro ejemplo de que es posible levantar un proyecto portentoso con un presupuesto reducidísimo: 20.000 €. Instaurando su estilo, seco e incómodo, y con múltiples referencias al manga, el film se yergue como un puzzle indefinible que tampoco podemos esperar descifrar sin esfuerzo.
6. Yo la busco (Sara Gutiérrez, 2018)
Un interesante paseo nocturno por Barcelona mientras suena de fondo la canción de Ray Heredia Alegría de vivir, pieza memorable que acaba de redondear el prometedor debut de Sara Gutiérrez. La cinta divaga sin pretender encontrar respuestas a través de los problemas de una generación de jóvenes y supura el mismo naturalismo que otros films catalanes de los últimos años como Les amigues de l’Àgata con una madurez un poco más elevada.
7. Tierra firme (Carlos Marques-Marcet, 2017)
Rodada en los canales de Londres, la película narra la relación entre Eva y Kat y como Roger, un amigo de la segunda, puede ser el ancla que las salve de una relación a la deriva. Un relato a tres bandas con unos protagonistas magníficos y un director grácil que se preocupa por las relaciones y la incomprensión humana. La cuestión de la maternidad abordada desde un prisma certero para experimentar un destacado viaje cinéfilo.
8. Callback (Carles Torras, 2016)
Callback fue la gran sorpresa en el Festival de Málaga de 2016, donde ganó el premio a Mejor película, Mejor guión y Mejor actor para Martín Bacigalupo. La historia se sitúa en un Nueva York desconocido pero aun así vendido como el lugar donde cumplir el utópico sueño americano. Allí sobrevive Larry De Cecco, un frustrado aspirante a actor de publicidad que acoge en su casa a una turista y cuyas miserias no hacen más que ir en aumento. Resultón retrato social y thriller.
9. La leyenda del tiempo (Isaki Lacuesta, 2006)
En su día, La leyenda del tiempo fue vista por poco más de 7.000 espectadores. Una injusticia si tenemos en cuenta que Isaki Lacuesta tramó, posiblemente, una de las mejores perlas españolas de los últimos años. Sencilla y frágil, la película narra la vida de Isra, un adolescente gitano que asimila la repentina muerte de su padre, y la llegada de Makiko, una joven japonesa que desea aprender a cantar como Camarón. Todo ello, en el municipio de San Fernando y bajo un desarmante realismo.
10. Mapa (Elías León Siminiani, 2012)
Mapa es el resultado de la primera obra-diario del director Elías León, creador de la reciente Apuntes para una película de atracos. Cuesta encontrar símiles para este film, novedoso tanto en su forma como en su contenido, que muestra el desnudo interior de un artista verborreico que huye de Madrid para vivir una aventura neo-hippie en la India. Aunque habla de una experiencia personal, en este artefacto único hay espacio para que el espectador se cuestione también sus propios problemas.
11. Techo y comida (Juan Miguel del Castillo, 2015)
Después de ganar el Goya a Mejor actriz revelación por Vivir es fácil con los ojos cerrados, Natalia de Molina se embarcó en este guión, vástago de la crisis, con el que consiguió su segundo galardón a Mejor actriz. El film, sin florituras ni morbosidad, consigue ser una cruda radiografía de la sociedad española más desfavorecida. De Molina interpreta a una madre soltera incapaz de sacar adelante a su hijo y a quien el casero ha denunciado por impago del alquiler.
12. Elisa K (Judith Colell y Jordi Cadena, 2011)
Una propuesta emocionante de fría estética que bien mereció la nominación al Goya a Mejor guión adaptado en 2011 para Jordi Cadena, quien junto a Judith Colell, se afana por imponer una visión estilizada y artística a la narrativa más convencional. En Elisa K, pesa lo que se esconde, lo que no se dice ni se muestra… solo hasta que la protagonista recuerda una cosa horrible que le pasó cuando tenía 11 años. Adaptación pudorosa del cuento Elisa Kiseljak de Lolita Bosch.
13. Pieles (Eduardo Casanova, 2017)
Un personaje de Pieles apunta a otro: No puedes controlar tus instintos. Eso es lo que parece sucederle a Eduardo Casanova, artífice de esta provocadora cinta cuyo singular estilo visual ya intuíamos en sus anteriores cortos (a los que vale la pena echar un vistazo). Una obra sufridora que no entiende de grises; se adora o se detesta, pero difícilmente provoca apatía, con un elenco magnífico: Carmen Machi, Candela Peña, Secun de la Rosa, Macarena Gómez, Ana María Polvorosa…
14. Julia ist (Elena Martín, 2017)
Nostálgica y reveladora para todos aquellos que se hayan ido de Erasmus alguna vez, Júlia ist retrata las inseguridades y la evolución personal de una estudiante de arquitectura que, sin pensarlo demasiado, decide irse a Berlín a acabar la carrera. Resulta interesante ver la cara menos amable de esta práctica estudiantil: una aventura que uno suele empezar solo y que, como en Julia ist, también te puede hacer volver algo de vacío.
15. Nacida para ganar (Vicente Villanueva, 2016)
Como colofón, un completo guilty pleasure de esta redactora. Nacida para ganar es una digna comedia costumbrista sobre Encarna, de Móstoles, a quien llevan toda la vida recordando el famoso sketch de Martes y 13. La cinta consigue resultar divertida y esconder un mensaje interesante, más delicado que moralista, que la diferencia de otros films similares. Alexandra Jiménez vuelve a destacar en un reparto también formado por Cristina Castaño y Victoria Abril.
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