Sarah es una madre que consigue quedarse embarazada tras muchos esfuerzos. Al nacer Miles, sus padres descubren que sufre una anomalía, tiene los iris de sus ojos de distinto color, lo que se conoce como heterocromía. Este es el primer rasgo que marcará al pequeño Miles como un niño fuera de lo común. Comienza a hablar a los pocos meses y su intelecto prospera más rápido de lo normal. Es un niño prodigio.
Pese a su rápido desarrollo intelectual demuestra al mismo tiempo una nula capacidad de socialización que, sumado a comportamientos cada vez menos habituales en un niño de ocho años, hace sospechar a sus padres que algo, o alguien, se está apoderando de su hijo desde dentro que puede poner en riesgo su vida y la de todos aquellos que le rodean.
The Prodigy se enmarca en el género del terror y aspira a convertirse en un nuevo éxito de taquilla y su consiguiente franquicia. Para ello recurre a un punto de partida común, la concepción de un niño perturbador con características inauditas. En un desarrollo disfrutable lleno de lugares comunes que funcionan, vamos descubriendo la dualidad del personaje hasta que llegamos a un clímax en el que, por un lado, descubrimos una resolución del conflicto interno de Miles que no sorprende porque el director había sembrado de pistas todo el relato, pero por otro lado, nos topamos con el mayor acierto de The Prodigy y que la convierte en una película diferente. Su final no ofrece ninguna complicidad al espectador que espere una tierna conclusión, pues la película sabe que, como en la vida, no todas las historias tienen un final feliz. Nicholas McCarthy no tiene complejos en ofrecernos un final aterrador.
La televisiva Taylor Schilling (Orange is the new black) da vida a una madre que, capaz de amar a Miles sobre todas las cosas, duda que es mejor para su hijo, ya que tome la decisión que tome puede perderlo. Sin embargo, toma el camino más difícil, aquel que el espectador medio no esperará: la sed de su hijo debe ser saciada, sean cuales sean sus consecuencias.
The Prodigy se estrena en España de la mano de Filmax de manera simultánea que en el resto del mundo. En Estados Unidos lo hace de la mano del legendario (y resucitado por la Metro-Goldwyn-Mayer) sello Orion Pictures, la empresa que produjo o distribuyó grandes éxitos de taquilla como Robocop, Terminator y La familia Addams, películas de Woody Allen como La rosa púrpura del Cairo y Hannah y sus hermanas, y hasta cuatro ganadoras del Oscar a la mejor película: Amadeus, Platoon, Bailando con lobos y El silencio de los corderos.
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