La nueva película de Sebastián Lelio, reconocida en el Festival de Berlín con el premio al mejor guión, es una película fantástica. No es un juego de palabras con el título, es el mejor calificativo para una película que nos acerca de manera honesta a los acontecimientos que rodean a Marina Vidal tras la muerte de su novio.
Marina Vidal, esa mujer fantástica a la que hace referencia el título de la obra, sufre con una dignidad apabullante lo que otras mujeres en su lugar no vivirían. Ella es una mujer especial. Para unos una luchadora, una mujer como tantas que lleva una vida normal. Para otros simplemente es Daniel, tal como nació. Nunca será una mujer. Se debe tener en cuenta que en Chile abortar es legal desde el pasado mes de agosto, y sólo bajo causas muy concretas. Marina lucha contra todas las barreras a las que ha de enfrentarse para ser una ciudadana normal con todos sus derechos. Y la mejor forma de luchar es comportándose así, como una ciudadana normal con todos sus derechos. De este modo consigue que en ningún momento nos preguntemos si lo que vive Marina es justo o no lo es. Simplemente asumimos con total normalidad que es injusto.
La consolidación internacional en los últimos años de los cineastas chilenos Lelio y Pablo Larraín (productor además de Una mujer fantástica), sitúa al país andino en el mapa de las cinematografías más atractivas y sorprendentes de los años recientes. Esperemos que las obras de estos dos directores generen tal influencia que propicien una ola de nuevos realizadores con voces tan particulares y atrevidas. O que, al menos, provoquen una mayor atención a su cine desde Europa, y su presencia en festivales y carteleras se multiplique.
Aunque no fue su obra de debut, Sebastián Lelio se dio a conocer con Gloria, estrenada en 2013 y con un amplio recorrido internacional plagado de premios y nominaciones. Gloria era también el retrato honesto, puro y transparente de una mujer en busca de una felicidad que tal vez crea difícil de encontrar. Más difícil lo tiene aún Marina. Mientras ella escapa de todos los problemas, los problemas acuden a ella. La repentina muerte de su novio, bastante mayor que ella, separado y padre de dos hijos, provoca en ellos la necesidad de la culpa. Nunca de la propia, siempre de la ajena. Y el blanco de esas culpas es Marina, asumida por todos como el intruso destructor de una familia y de una pretendida estabilidad convencional y emocional.
Daniela Vega, que interpreta a la hipnótica Marina, es una actriz y cantante lírica transexual que ofrece una interpretación no sólo convincente, sino única. Transmite la fortaleza de alguien que seguramente ha sufrido en la vida real tanto como su personaje. La habilidad de Lelio de serpentear por diferentes géneros hace que la película no sea un alegato panfletario, como a menudo nos acostumbra cierto cine social, sino que a partir de diferentes géneros como el drama, el suspense y el musical, vamos caminando junto a Marina en un vía crucis en el que en todo momento vemos que la cruz no la lleva ella, sino la sociedad. Es, por tanto, una película transgénero. Y además, enamora y emociona.
Seleccionada por Chile para representar a su país en los Oscar, llega a España el próximo 13 de octubre de la mano de BTeam.
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