A lo largo de su trayectoria profesional Gemma Vidal se ha vinculado al mundo de la producción cinematográfica. Ha trabajado como coordinadora de los proyectos de largometrajes y series de TV en la productora Avalon; en ventas internacionales, producción y programación de festivales como Alcine, Documenta Madrid, Cinema Jove, Interfilm Berlin y el Festival de Films de Femmes de Créteil; y ha producido el cortometraje Todas íbamos a ser reinas (2018), seleccionado en festivales como Montréal, Seminci, Gijón y Las Palmas, entre otros.
Actualmente, Vidal está al frente del programa de desarrollo de largometrajes La Incubadora de The Screen/ECAM, un proyecto que nació el año pasado con el objetivo de visibilizar proyectos y tándems de productores y autores.
En esta segunda edición se presentaron más de 200 proyectos de largometraje. ¿Os esperabais mantener la buena acogida del primer año?
La verdad es que estamos muy contentos porque son muchos proyectos, desde óperas primas a segundos y terceros largometrajes de directores.
Este año, como novedad, habéis decidido ampliar la convocatoria más allá de los debuts. ¿Por qué motivo?
El año pasado detectamos que algunos directores tenían calificadas dos obras, muy pequeñitas, o habían participado en obras colectivas y querían presentarse. Vimos que aunque encajaba bien en el planteamiento de La Incubadora, quedaban fuera por estos motivos.
¿Hay iniciativas similares a la de la Incubadora en otros países?
Para nosotros Sundance y Torino son una referencia, pero de iniciativas relacionadas con desarrollo de proyectos hay muchas, vinculadas a festivales, instituciones, foros de desarrollo… Pero en España sí hemos sido pioneros en hacer un programa de cinco meses que fuera transversal y concediera financiación de forma automática para desarrollo de proyectos que además cuente con mentorías a cargo de productores, directores… y también con acuerdos internacionales que les permita acceder en foros y otras iniciativas. La clave ha sido situar al productor como foco de todo el programa.
“En España hemos sido pioneros en hacer un programa de cinco meses que fuera transversal y concediera financiación de forma automática para desarrollar proyectos”
¿A partir de cuándo consideráis que una obra es un proyecto de largometraje válido para presentarse?
Consideramos las obras desde el punto en el que el productor tiene una primera versión dialogada de un guion de un director.
¿Tenéis previsto ampliar el número de obras seleccionadas de cara a futuras ediciones?
Me parece un poco aventurado decirte algo ahora, pero la verdad es que cinco equipos nos parece una buena cifra, ya que nos permite cuidar mucho más los proyectos y hacer un mejor seguimiento.
A menudo, los debutantes no tienen tanto en mente la importancia de sustentar la parte financiera tanto como la parte artística. ¿Queda un poco relegada en un segundo plano?
Bueno, no lo veo así, ya que nosotros pedimos un plan de financiación y al final los proyectos son más o menos detallados dependiendo de en qué grado llegue el proyecto. Si se encuentra en la fase inicial hay más supuestos, mientras que un proyecto con un 80% del plan de financiación armado será más detallado. Pero en general los proyectos inscritos llegan con poca financiación confirmada.
Cada proyecto recibe una ayuda de 10.000 euros, ¿pero ese presupuesto qué permite hacer?
Es una ayuda que puede servir para montar un teaser, como sueldo para avanzar el proyecto… Ahí no nos metemos.
¿En qué destacan los proyectos seleccionados? ¿Tienen similitudes entre ellos?
Buscamos que tanto el proyecto como el equipo que hay detrás fuera acorde con la filosofía de La Incubadora. Que sean productores a los que podemos echarles una mano con las mentorías, visibilizarlos de cara al mercado internacional… Al fin y al cabo que sean proyectos que reúnan los requisitos y sean viables.
¿Y en qué aspectos os fijáis más?
En la calidad del guion, la viabilidad del proyecto a nivel financiero y los currículums del productor y director.
¿Los 200 proyectos presentados os permiten plasmar una imagen representativa del cine español emergente?
Es complicado hacer generalizaciones, pero yo creo que a nivel de dimensión de presupuesto sí que puedes ver más o menos por dónde van los presupuestos de las óperas primas y qué tipo de historias predominan. Este año, por ejemplo, ha habido más historias personales, mientras que el año pasado tuvo más presencia el cine de género. También se nota que ha subido un poco la cuota de productoras y directoras y, en este sentido, sí que podemos ver en cierto modo un reflejo del panorama.
“En La Incubadora valoramos la calidad del guion, la viabilidad del proyecto a nivel financiero y los currículums del productor y director.”
¿De qué géneros suelen haber más proyectos?
De thriller, aunque este año ha habido más variedad. Ahora bien, la comedia escasea y mira que es un género que adoro. No sé si es por la dificultad de financiar películas así o por criterios artísticos, pero nos llegan muy pocas comedias.
A nivel general, ¿cuáles son los principales retos a los que se enfrentan los proyectos?
Creo que conseguir armar una financiación donde los cupos están muy reducidos y, sobre todo, involucrar a las televisiones.
En La Incubadora también participan Movistar +, Netflix, TVE, TeleMadrid y Atresmedia. ¿Cuál es su implicación en el proyecto?
Es como la de los demás expertos: conocer a los proyectos de cerca y las personas que hay detrás, y a partir de ahí, que sea un primer acercamiento a lo que ellos quieran: una compra o hablar directamente con los productores para saber qué están haciendo.
Nuestro objetivo es fomentar esa relación en un entorno cercano.
Después de la primera edición, ¿cuál ha sido la experiencia que se han llevado los profesionales que se han ofrecido como mentores?
Los expertos salen contentos porque ven que los proyectos son buenos. El hecho de que sean diferentes también es algo que juega a su favor porque al final son perfiles muy distintos entre ellos, lo cual siempre va a llamar la atención de alguno de los expertos, de personalidades muy variadas también. Por otra parte, trabajar con grupos pequeños facilita que podamos cuidar bien los proyectos.
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