Segunda crónica desde la edición de 2021 del Festival de Cannes, con la española Libertad, el debut de la catalana Clara Roquet en el largometraje, como film más destacado.
‘Libertad’ de Clara Roquet, a competición en la sección Semaine de la critique
La catalana Roquet debuta en el Festival de Cine de Cannes con su primer largometraje como directora. La guionista de 10.000 km (Marqués Marcet, 2014), Petra (Jaime Rosales, 2018) y Els dies que vindran (Marqués Marcet, 2019) ha presentado Libertad, un drama en torno a cinco mujeres de una misma familia. Madres e hijas, naturales o sobrevenidas, en medio de una batalla entre sus deseos y miedos por encontrar su anhelada libertad. Un nuevo lugar, un nuevo amor o un nuevo hogar.
Es verano, una familia acomodada se reúne en la casa familiar de la Costa Brava para pasar las vacaciones y supuestamente cuidar de la abuela, enferma de alzhéimer. María Morera es Nora, Nora Navas es su madre, Vicky Peña es la abuela Ángela, Carol Hurtado es Rosana, su cuidadora. Y Nicolle García la hija de esta última, Libertad. La niña posee un carisma abrumador y una determinación propia de una adolescente criada por su abuela en Colombia y que ahora se ve obligada a reunirse con su madre en España. Su llegada es como un vendaval que viene a sacar del letargo a las protagonistas de esta historia.
Nora y Libertad no tardan en hacerse amigas, y juntas salen del confort de la casona familiar para descubrir qué hay más allá. Nora es demasiado mayor para jugar con los niños, pero demasiado pequeña para salir de fiesta, aunque Libertad la guía en su particular viaje iniciático. Y nada como el verano de la adolescencia, en que el tiempo parece suspenderse, para experimentar. Los días se suceden entre las escapadas furtivas con amigos y la voluntad de reafirmarse como adultas. Por su parte los adultos están demasiado ensimismados en largas sobremesas y salidas al mar para darse cuenta que la matriarca agota sus días acompañada de su cuidadora-hija. Todo estalla cuando Nora se contagia de la determinación de Libertad. “Es como de la familia” repite Nora refiriéndose a los trabajadores de la familia. A lo que Libertad le espeta que su madre no lo es. “De hecho es la única que le limpia el culo a tu abuela. El resto no lo hace”. Y es que cada una viene de un mundo que, aun conviviendo bajo el mismo techo, tiene su destino ya marcado. Un destino cada vez más cerca con el fin del verano.
Libertad de Clara Roquet viene a confirmar que verdaderamente existe una nueva oleada de directoras noveles que como Lucía Alemany, La inocencia, Irene Moray, Suc de Síndria o la argentina Paula Hernández, Los sonámbulos, retratan el coming of age con una puesta en escena sincera. Un excelente trabajo actoral y unos guiones que reflejan el drama del día a día con total naturalidad.
‘Lingui’ de Mahamet Salem Haroun, a competición en la Sección Oficial
Lingui es un término chadiano que remite al vínculo “para no dejar que el prójimo se derrumbe, una noción de solidaridad que procede de la tradición”. En el film este vínculo lo constituyen Amina, Achouackh Abakar Souleymane, una madre soltera y repudiada por ello, y María, Rihane Khalil Alio, su hija adolescente embarazada sin desearlo y en peligro de correr la misma suerte que su progenitora. Esta es la realidad de la República del Chad en el centro de África, donde la opresión de la religión y de la política despoja a las mujeres de la más mínima atención ante el embarazo o su anticoncepción. Amina saca adelante a su familia construyendo estufas de los despojos de las ruedas de automóviles que después vende por las calles. Es una mujer decidida a pesar de todo que se enfrenta a sus creencias, se pondrá en peligro porque su hija está por encima de todo lo demás. De hecho existe un lingui más allá y que comparten las mujeres del lugar, se trata de un vínculo de solidaridad discreto pero fuerte que hace frente a la base patriarcal del sistema. Y es así como se abre un atisbo de esperanza para Amina y María en el hostil y polvoriento Chad.
Lingui es el drama social con que Haroun vuelve al certamen después de Hissein Habré, une tragédie tachadienne, 2016 fuera de competición, Grigris en competición en 2013 y Un hombre que grita, Premio del Jurado 2010.
‘The Velvet Underground’ de Todd Haynes, un documental presentado fuera de competición
Aún no había un documental sobre la banda que revolucionó la escena cultural del Nueva York de los años 60 hasta que llegó Haynes. Ligados a la Factory de Andy Warhol, The Velvet Underground no solo irrumpieron en la escena musical sentando precedentes sino que lo hicieron redibujando la cultura urbana y el arte en general.
Haynes bucea en más de 600 horas de material de archivo para trazar la feliz confluencia de los componentes de la mítica banda. Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison, Maureen Tucker y, por un tiempo, Nico. Desde sus los orígenes de cada uno de ellos hasta su encuentro en Nueva York donde fundarían The Velvet Underground en 1965 y publicarían 5 álbumes antes de su disolución en 1973. Pasando por el reemplazo del primer batería MacLise por Tucker, la llegada y la marcha de Nico y la salida de Cale en 1969.
Haynes, dado a recrear las escenas musicales que han marcado la historia reciente del género, Velvet Goldmine, 1998, o I’m not there, 2007, disecciona la esencia de esta banda. Lo hace fragmentando la pantalla y mostrando en cada rectángulo un pedazo de lo complejo de su creación artística. De hecho Haynes hace magia cuando nos confronta con el mismísimo Lou Reed mirando a cámara en uno de los vídeos de primeros planos fijos que Warhol acostumbraba a rodar de su círculo cercano. Mientras se oye la voz en off de Reed en una especie de invocación de esta figura que se alarga con el tiempo a través de la historia de la música. Tucker, la batería, y Cale, violín, están presentes, más bien son los únicos supervivientes. Además se suman los testimonios de Dog Yule, Tony Conrad, La Monte Young, Martha Morrison o Jonas Mekas. Todos ellos más el sinfín de imágenes de archivo, verdaderos tesoros de una época ya histórica que hizo vibrar a medio mundo como lo ha hecho el documental de Todd Haynes, The Velvet Underground.
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