El cineasta japonés Mamoru Hosoda, galardonado con uno de los Grandes Premios Honoríficos entregados en el pasado Festival de Sitges, presentaba Belle tres años después de su última película Mirai, mi hermana pequeña, por la que fue nominado al Oscar por primera vez.
Estrenada en el pasado Festival de Cannes, Belle está protagonizada por Suzu, una adolescente introvertida que no ha superado la muerte de su madre, que se sacrificó por salvar la vida de otra niña. Suzu descubre el mundo de U, un espacio virtual donde toda la población puede tener una nueva vida, y sentirla, a través de avatares. Así, la tímida Suzu se convierte en Belle, una bellísima joven que con sus canciones conquistará a todo el planeta y cuya voz trascenderá el mundo virtual e impregnará el real con sus melodías.
Estamos frente a una película preciosa, un adjetivo que tal vez cueste utilizar habitualmente para comentar películas seleccionadas por Sitges y que puede sonar cursi, otro de los adjetivos con el que algunos (muchos en redes) han venido a señalar la película de Hosada. ¿Y qué si es cursi? Precisamente de eso va la película, del odio no infundado que se dirige hacia algunas personas en las redes sociales por personas enmascaradas en avatares. El director propone, dentro de esta barbarie persecutoria que puede llegar a ser internet, una reflexión sobre “lo bueno y lo útil” que tienen las redes sociales, pues también son la vía de escape directa para aquellos que en su vida en el mundo real sufren todo tipo de problemas. Cuando el mundo real y el virtual convergen pueden darse también buenas obras de personas con buenas intenciones, y mientras en lo que el mundo virtual es una traslación de apenas unos segundos, con el envío de un emoticono, en el mundo real merece la pena invertir unas horas para cruzar el país con tal de dar un abrazo reconfortante. Un mensaje optimista al que cada vez estamos menos acostumbrados.
Belle es una película visualmente asombrosa, con música y canciones pegadizas y una nueva versión (esta vez sí muy original) del cuento de la Bella y la Bestia, actualizada a la realidad del Siglo XXI creando un espectacular nuevo imaginario. Una película imprescindible que agradará incluso al público que, como yo, no somos seguidores del cine anime.
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