Cuarta jornada del Festival de Cine de Cannes dedicada a bucear en las secciones fuera de competición. La sección homónima, con once títulos y la recién estrenada Cannes Premières, en que es presentan en primicia trece títulos.
Mothering Sunday de Eva Husson, en la sección Cannes Premières
En la Inglaterra de entreguerras, de infinitos prados y grandes mansiones, se sitúa la oda de amor de Eva Husson. Basada en la novela de Graham Swift es la historia de Jane, Odessa Young, una joven huérfana que sirve a un matrimonio de aristócratas, Colin Firth y Olivia Colman. Jane mantiene un idilio con Paul, Josh O’Connor, a quien visita furtivamente antes de que se case con otra joven de su misma clase social. Sin saberlo ese Mothering Sunday será el último día en que se vean. Aunque el recuerdo perdurará en Jane a través de la novela que escribirá tiempo después.
El perfecto match para que Mothering Sunday sea un film tan exquisito es la conjunción entre Eva Husson, directora de Bang Gang: Una historia de amor moderna, 2015, Alice Brich, guionista de Normal People, 2020, y Sandy Powell, diseñadora de vestuario de Carol, 2015. Las tres se alían para construir una fábula del primer amor y del placer carnal. El que marca, el que no se olvida. El que perdura a través del recuerdo y de las palabras. Husson utiliza el tiempo reposado de los dramas ingleses para entregarse a la contemplación de los escenarios y los personajes donde aflora el amor más puro e intenso.
Husson utiliza el tiempo reposado de los dramas ingleses para entregarse a la contemplación de los escenarios y los personajes donde aflora el amor más puro e intenso.
Mothering Sunday es cine lento. Como si de una foto fija se tratase cada plano capta hasta la última mota de polvo en el ambiente, también la gama de verdes de la campiña inglesa en el último día de marzo de 1924. Y, sobre todo, consigue captar la miradas de los dos amantes, sus gestos más pequeños de cariño, ajenos a todo mundanal ruido más allá de la habitación en que se amaran por última vez. Jane no tiene nada, por eso lo tiene todo por ganar. Años más tarde consigue convertirse en escritora y regentando una librería conocerá a un nuevo amor. Husson construye el delicado retrato de una vida a través de sus tiempos con unas transiciones perfectamente ensambladas apuntando siempre a su centro: Jane, una oda a la nostalgia, al amor, a la vida.
Orange Sanguines de Jean-Christophe Meurisse, fuera de competición
Orange Sanguines es el segundo largometraje del realizador francés que ya estuvo en Cannes con Apnées en la Semaine de la critique de 2016. Ahora presenta una comedia ácida, como las naranjas sanguinellis, e incómoda, que nos obliga a mirar en el fondo de las miserias humanas. En un día cualquiera en Francia tiene lugar el siguiente mosaico social: una pareja de mediana edad, Lorella Cravotta y Olivier Saladin, se esfuerza en ganar una competición de baile para así saldar sus deudas. Un ministro de economía, Christophe Paou, tan apuesto delante de los medios como corrupto en la intimidad es sospechoso de evasión fiscal. Y una adolescente, Lilith Grasmug, se prepara para perder la virginidad. La misma noche el ministro y la adolescente se topan con un perturbado sexual, Frédéric Blin, que será verdugo y víctima. El horror está servido.
Jean-Christophe Meurisse habla de su película como un “western social de nuestra época” en que el peso del sistema cae sobre las personas sin que nada pueda impedirlo. Inspirado en un hecho real que sucedió en Estados Unidos en 2015 en que una víctima de una violación obligó a su agresor a comerse sus propios testículos. Lo grotesco de este episodio asienta el tono del resto del film en que el reparto coral disecciona lo absurdo, a veces hipócrita, otras fortuito, de las relaciones humanas. Un mosaico crudo que deja al espectador con una agonía en la boca del estómago con tanta sangre, semen y vómito.
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