Natalia de Molina forma parte de la nueva hornada de talentos del cine español y desde hace unos años ha conseguido hacerse hueco entre proyectos de todo tipo. A sus espaldas ya lleva una carrera reconocida con varios premios, entre los cuales destacan sus dos Goya a mejor actriz revelación por Vivir es fácil con los ojos cerrados y mejor actriz protagonista por Techo y comida.
En su última película, No dormirás, de Gustavo Hernández con Belén Rueda y Eva de Dominici, que se estrenó el pasado viernes 15 de junio, afronta el reto de lucirse en un género nuevo para ella: el terror. Y lo hace, además, con el esfuerzo añadido del acento argentino. Aprovechamos la ocasión para conocerla de cerca y saber más sobre su experiencia en el mundo del cine.
Estos días has estado inmersa en la promoción de tu nueva película No dormirás, pero en el futuro próximo ya tienes tres filmes por estrenar.
Sí, la verdad es que he tenido la suerte de trabajar mucho y participar en proyectos en los que a cualquier actor o actriz le gustaría estar.
¿Qué destacan de ti los directores a la hora de pedirte que trabajes con ellos?
Pues no lo sé, siempre me lo pregunto. Me comentan que es muy fácil trabajar conmigo, que soy muy profesional, tengo claro lo que tengo que hacer, me dejo dirigir y no doy problemas. Supongo que será eso…
Deben de estar cansados de batallar con estrellas.
No tengo ni idea. Habrá de todo, pero siempre dicen que pongo las cosas fáciles. Yo lo único que hago es concentrarme en mi trabajo e intentar sacar lo mejor de mí.
No dormirás ha supuesto un gran cambio de rumbo en tu carrera, pero supongo que ha sido muy interesante también porque es un género que no habías tocado aún. ¿Lo viste claro desde el principio? ¿Te apetecía cambiar al terror?
En general me gusta mucho probar cosas y tengo la suerte de que me llegan proyectos muy diferentes. Me apetecía hacer una película de terror para saber cómo funcionaba por dentro, pero al principio no lo tenía muy claro, ya que el guion me costó terminarlo porque me daba bastante miedo. Cuando lo terminé también pensé que el personaje era muy complicado y que era todo un reto.
También me llamaba mucho la oportunidad de trabajar fuera, en Argentina, y con actores de allí y, por supuesto, con mi grandísima compañera, Belén Rueda, y el director Gustavo Hernández, que se mueve como pez en el agua en este género y quería descubrirlo de su mano.
“Nuestra profesión es un juego. Imaginamos constantemente y creamos sin tener que llevarlo al límite.”
Ahora que has estado dentro de la película, ¿qué elementos crees que son los determinantes para generar miedo?
Es muy importante la atmósfera y cuidar mucho la parte técnica. Es una película muy difícil de hacer por su múltiples efectos especiales y el hecho de trabajar con lluvia, fuego… Son un montón de cosas complejas que en otros géneros no se dan tanto. Y eso es lo que marca la diferencia. Después de esta experiencia ya no me cuesta tanto ver cine de terror porque veo que en realidad todo son trucos, maquillaje y peluquería.
Uno de los elementos característicos de las películas de terror es el pasado. ¿En No dormirás se convierte en un personaje más por su relevancia?
Sí, totalmente. El edificio real ya daba mucho miedo. Cuando estábamos rodando, se respiraba una historia propia y veías que allí habían pasado muchas cosas. Eso ya te ponía en situación. Además, los personajes de No dormirás son muy vulnerables, vienen con algunas taras de historias del pasado.
¿A lo largo de tu carrera te has encontrado con directores tan exigentes como la protagonista de No dormirás, Alma Böhm, interpretada por Belén Rueda?
Por suerte, la mayoría de directores con los que he trabajado son gente súper sana, que si bien alguna vez te exigen un poco más, nunca han llegado a poner en peligro tu salud física ni mental. Es cierto que hay gente que trabaja muy metida en el método o que se lleva los personajes a casa, pero es una forma de trabajar que a mí, personalmente, no me gusta. No estoy de acuerdo con tener que ir al límite como para poner en riesgo tu vida.
¿Eres más metódica o intuitiva?
Creo que tengo mucho de intuición, pero a la vez soy muy estudiosa y antes de rodar intento tenerlo todo muy controlado y construir los detalles del personaje, pero sin tener que recurrir a cosas que uno haya vivido. Para ser un psicópata no tienes que haber matado a nadie. Nuestra profesión es un juego. Imaginamos constantemente y creamos sin tener que llevarlo al límite.
Uno de esos detalles es el trabajo del acento. ¿Crees que el haber entrenado el acento te puede abrir más puertas?
Me gusta trabajar con la voz, no sólo con el cuerpo. En “No dormirás” interpreto a una española que vive en Argentina desde hace mucho tiempo y se le ha pegado el acento de allí, pero a veces se le escapa algún deje del castellano. Creo que es un riesgo a tomar porque el acento es una de las cosas que más miedo le puede dar a un actor porque es muy complicado trabajarlo. Pero como me gusta no sentirme cómoda… Ahí que me tiro.
Ahora que te has lanzado a la piscina con un género nuevo, ¿te gustaría probar otros géneros? ¿Cuáles?
Pues claro. Me encantaría probarlo todo. Cuando el guion es bueno me da igual si es comedia o drama, pero si es verdad que me haría ilusión hacer una película de acción, ser una justiciera o una superheroína con poderes. Creo que tiene que ser complicado y me gustaría probarlo.
“Me haría ilusión hacer una película de acción, ser una justiciera o una superheroína con poderes.”
¿Y a qué otros retos te gustaría enfrentarte?
Pues me gustaría hacer alguna otra película de terror y seguir pegando gritos, jaja.
Entre la multitud de premios que has logrado hasta ahora, se encuentran dos Goya. ¿Podemos saber dónde los guardas?
En el recibidor dando la bienvenida a todo el mundo que pasa. A mí ya se me olvida que están ahí, pero la gente cuando llega es lo primero que ve.
¿Cómo valoras la situación actual del cine español? ¿Qué mejoras urgentes debería afrontar?
Creo que ahora mismo el cine está en auge y se están haciendo muchas cosas, aunque quizá más en televisión con series, pero sigue costando mucho levantar proyectos. Si grandes cineastas ya tienen dificultades, para los que empiezan es muy complicado. Levantar una película es casi un trabajo heroico. Y luego hacer que la gente vaya al cine a verla. Creo que hace falta más apoyo a la hora de promocionar el cine español y también habría que educar a las nuevas generaciones para que consuman más cine español, que es lo que exportas fuera en los festivales. Tenemos que volver a educar para que quieran y amen la cultura del país.
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