Kirk Douglas, cuyo verdadero nombre es Issur Danielovitch Demsky, nació el 9 de diciembre de 1916 en la pequeña ciudad de Amsterdam, en el estado de Nueva York. Cumple hoy, pues, 101 años. Su familia eran inmigrantes judíos de un pueblo que ahora pertenece a Bielorrusia.
A pesar de ser hijo de un chatarrero, consiguió ir a la universidad. Luego, estudió en una escuela de arte dramático y empezó su carrera artística actuando en pequeñas producciones teatrales.
En 1941, como consecuencia de la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, se incorporó a la Marina. Después de la guerra volvió a trabajar en el teatro y la radio.
En total actuó en 74 películas. La primera fue en 1946, El extraño amor de Martha Ivers, para la que fue recomendado por Lauren Bacall y logró pasar por delante de otros dos aspirantes a actuar en la que también iba a ser su primera película: Montgomery Clift y Richard Widmark. Su última actuación cinematográfica fue en 2004: Ilusión.
La primera nominación para un Oscar fue en 1949, por su interpretación en El ídolo de barro. En total, fue nominado tres veces (por Cautivos del mal [1952] y El loco del pelo rojo [1956]), pero no ganó en ninguna, probablemente por sus ideas izquierdistas y porque, por su ambición, era poco apreciado en Hollywood. Finalmente, obtuvo el Oscar honorario en 1995.
La ‘caza de brujas’ en Hollywood
A finales de los años cuarenta, Joseph McCarthy, senador por el estado de Wisconsin, denunció una conspiración comunista en Estados Unidos. Eso propició una caza de brujas en distintos ámbitos del país, pero muy especialmente en el mundo del cine de Hollywood por la dimensión publicitaria que ello iba a proporcionar al Comité de Actividades Antinorteamericanas. Uno de los primeros escritores acusados de ser comunista fue el dramaturgo alemán Bertolt Brecht, quien se había refugiado años antes en Estados Unidos huyendo del nazismo, que le perseguía por su ideología. Como consecuencia de esta caza de brujas, Brecht decidió volver a Europa huyendo de Estados Unidos, que también le perseguía por su ideología.
Kirk Douglas se manifestó abiertamente contra esta persecución ideológica. Igualmente, y antes que él, formaron parte del Comité de la Primera Enmienda, opuesto abiertamente a las sesiones del Comité de Actividades Antinorteamericanas, Burt Lancaster, Gene Kelly, Katharine Hepburn, Lauren Bacall, Gregory Peck, John Huston y Orson Welles, entre otros. Humphrey Bogart, en principio, también formó parte del Comité de la Primera Enmienda, pero luego se retractó (John Huston dijo que se unió al comité impulsado por su esposa, Lauren Bacall, muy interesada en la política, y por el mismo Huston, ya que a Bogart sólo le interesaba el béisbol).
Hubo también profesionales en el otro campo, que delataron sin ningún escrúpulo a sus compañeros: los actores Robert Taylor, Adolphe Menjou, Ronald Reagan, Gary Cooper (quien tantos papeles de héroe interpretó en su vida artística y que, sin embargo, en la realidad, su conducta no parecía muy heroica. Paradójicamente, por uno de estos papeles obtuvo un Oscar, en Solo ante el peligro, mientras que el guionista de este filme, Carl Foreman, tuvo que marchar a Inglaterra huyendo del macartismo); los directores Robert Rossen y Elia Kazan; el productor Walt Disney, y otros.
Orson Welles criticó de manera demoledora estas delaciones de personas próximas a simpatías comunistas: “Un francés, por ejemplo, fue delator a la Gestapo para poder salvar la vida de su esposa […] Lo malo de la izquierda norteamericana es que traicionó para salvar sus piscinas”.
Hubo guionistas y directores, acusados de ser comunistas, que pasaron un tiempo en prisión. Uno de estos guionistas fue Dalton Trumbo, quien sufrió el veto de los estudios y durante unos años se vio obligado a firmar sus guiones con seudónimo. Kirk Douglas apoyó claramente a este guionista e influyó en su aceptación de nuevo por la industria cinematográfica. Cuando produjo e interpretó Espartaco, no sólo le encargó el guión, sino que insistió en que su nombre figurara en los títulos de crédito. No obstante, el actor reconoció que de no haber sido tan famoso como ya era, quizá no se habría atrevido a ello. También respaldó al escritor Howard Fast, autor de la novela en la que se basaba el filme, quien había estado en prisión por negarse a revelar los nombres de los integrantes del Comité de Ayuda a los Refugiados Antifascistas, que, en Toulouse, se ocupaba de los refugiados españoles.
En el prólogo a las Memorias de Douglas, George Clooney escribió: “La pasta de la que Kirk Douglas está hecho es un material sólido”.
En 1963, el Gobierno estadounidense reconoció sus méritos personales al nombrarle embajador de buena voluntad para el Departamento de Estado, dedicado a causas humanitarias.
Por su actividad filantrópica, el presidente norteamericano Jimmy Carter le concedió en 1981 la Medalla Presidencial de la Libertad, el mayor honor que puede recibir un civil en Estados Unidos. El Gobierno francés le nombró Caballero de la Legión de Honor.
Dos accidentes aéreos
En 1991, Kirk Douglas sobrevivió a un accidente de helicóptero. Este fue un accidente real en el que se vio envuelto, pero en 1958 sobrevivió a otro accidente porque su esposa le pidió que no volara con el productor Michael Todd en el viaje en su avión privado al que éste le había invitado. El aparato se estrelló y fallecieron Todd y los demás pasajeros.
En 1996, Douglas sufrió un ataque de apoplejía que le produjo problemas de habla, pero una terapia adecuada le ha aliviado bastante esta dolencia.
Director de cine y escritor
Douglas dirigió dos películas: Los justicieros del oeste y Pata de palo. Además, ha escrito 10 libros, entre memorias y novelas. Habla con fluidez alemán y francés, o lo hacía, porque desconocemos si, debido a su muy avanzada edad, aún le es posible.
Un dato que puede resultar significativo acerca del carácter del actor es que, tras haberse divorciado de su primera esposa en 1951, Diana Dill, se casó en 1954 con la actual, Anne Buydens; es decir, que lleva casado con la misma mujer sesenta y tres años, algo verdaderamente infrecuente en Hollywood.
Hemos querido homenajear aquí a un gran actor que demostró, en momentos difíciles para las libertades en su país, que es además un hombre íntegro.
Al contrario de lo que pueda pensarse, no es el mito de Hollywood de mayor edad. Le aventaja Olivia de Havilland, a quien confiamos en poder rendirle homenaje cuando cumpla 102 años, el 1 de julio de 2018.
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