SARA GUTIÉRREZ GALVE: “Hemos hecho ‘Yo la busco’ para crecer”

Estrenada en el pasado festival Málaga, dónde participó en la Sección Zonacine ganando la Biznaga de Plata al mejor actor y el Premio Movistar+, Yo la busco se presentó la semana pasada en el imprescindible D’A Film Festival, bajo el paraguas de Un impulso colectivo, un sección/movimiento/ola que recoge las últimas propuestas del cine español más alternativo. En el marco del festival pudimos hablar con su directora, Sara Gutiérrez Galve, que con tan solo 24 años debuta tras las cámaras.

Yo la busco es un proyecto que nace de la Universidad Pompeu Fabra, como Les amigues de l’Àgata y Júlia Ist los años anteriores. Esta universidad se está convirtiendo en un referente, no solo por sus estudios, si no por la oportunidad que ofrece a sus alumnos de dirigir sus primeras películas. ¿Cómo funciona?

Hay libertad absoluta, puedes hacer el tipo de proyecto que te apetezca. Desde teoría, interactivos, realización. Tú te puedes juntar con la gente que quieras, con un grupo más o menos pequeño. En nuestro caso, en nuestra promoción, hubo dos proyectos de largometraje documental, y tres proyectos de largometraje de ficción. Todos empezaron a la par y se llevaron a cabo en paralelo. De hecho hay proyectos que aún siguen desarrollando el guion.

En nuestro caso, en el momento en que acabó toda la parte académica, teníamos un guion desarrollado, y habíamos rodado algunas de las escenas del largo. Una vez hecho esto, la universidad hizo unos pitchings que ponían en contacto los proyectos finales con cuatro o cinco personas de la industria, productores y productoras, y fue cuando nos aliamos con Nanouk Films, a los que yo ya conocía. Con tres o cuatro escenas que intuían un tono, unos personajes que funcionaban, trabajamos mucho más el guion.

¿La universidad en que os ayuda, sólo os tutoriza o aporta financiación?

La Pompeu Fabra es una universidad pública y como no se escoge un único proyecto, si no que se tutorizan y se acompañan un montón de proyectos, ocho a diez, queda justificado que no puedan invertir en todos. Dicho esto, lo que sí hacen, y creo que es el punto fuerte, es que nos machacan un montón con guion. Nos forman mucho, desde la teoría del cine, pero también nos ayudan a desarrollar una sensibilidad. Quizás nos pincha un poco más toda la parte técnica porque no somos una escuela de cine, para lo bueno y para lo malo, así que potencian la sensibilidad, el guion, el sentido común, trabajar con actores.

¿Todo el equipo forma parte de la promoción o podéis abriros a gente que ya tenga experiencia o formada en otros centros?

La universidad se limita a trabajar las tutorías, con profesionales como Jonás Trueba, Mar Coll y Javier Rebollo. Ellos acompañan un montón en guion y nos rodean de gente con mucha experiencia que nos aconsejan en todos los aspectos. Más allá de eso hay libertad absoluta. En nuestro caso, en el proyecto original éramos cinco estudiantes del grupo de la Pompeu y luego para el rodaje contamos con mucha gente de otras escuelas. El director de fotografía es de ESCAC, en el equipo de sonido había gente de ESCAC y de Bande a part, la directora de arte también es de ESCAC. Al fin y al cabo todos son compañeros con los que habíamos ido trabajando y esa es parte del encanto.

¿En qué momento Nanouk Films entra a formar parte del proyecto y qué aporta?

Con Ventura Durall, al que ya conocía porque fue en su productora donde realicé las prácticas, empezamos con el guion. Partimos de tres o cuatro escenas ya rodadas, que funcionan, se mantienen y que marcan un tono, un estilo y unos personajes. Volvemos al conflicto, al qué pasa, de qué va esto. Volvemos a la base, replanteamos la sinopsis, qué queremos con esta película. Después más allá del guion, nos ayudó trabajar con Nanouk Films en cuanto a infraestructuras de producción de cara al rodaje. Mantenemos el equipo original pero hay un acompañamiento y una tutoría muy cercana por parte de ellos. Sobretodo lo que agradecimos un montón es tener a alguien como Ventura, Sergi o Salva, los productores de Nanouk, que son gente con mucha experiencia, y nos diga, creemos en esto. Fue como, vale seguimos, porque alguien desde fuera, que sabe de qué va el asunto, nos dice esto está bien, y apuesta por ello. Algo absolutamente anímico, porque sales de la universidad y no sabes si lo que estás haciendo está bien o está mal.

¿Te añadió presión el éxito crítico de las anteriores películas producidas en la UPF?

Esto es muy interesante y lo hemos hablado mucho con Nuria, la guionista, que también es de la Pompeu. En nuestro caso estábamos en el límite, porque cuando estudiábamos en la universidad, en nuestro último año de carrera, fue cuando se estrenó Les amigues de l’Àgata, y en ese momento no fue tanto presión como sorpresa de decir, ostras, que se puede hacer, que va en serio. Y más que presión fue como una motivación increíble. ¿Ellas han podido? ¿Pues por qué nosotras no? Vamos a hacerlo. Fue como un empujón absoluto tanto por parte del profesorado como de los alumnos. Y luego con Júlia Ist, aunque nosotras estamos ya fuera de la universidad, se generan expectativas. Tú ves un proyecto con características de producción y contextos similares, y de repente van a festivales importantes, y de repente van a salas y las llenan, y dices ¡uau! Es una mezcla entre ilusión y ambición, aunque modesta. Sí creo que está habiendo una presión ahora en las nuevas producciones, y eso es un poco complicado. Porque precisamente deberían ser proyectos lejos de cualquier presión, porque han de ser películas para el error.

¿Qué tienen en común estos proyectos, más allá de haber sido dirigidos por mujeres? ¿Te sientes formando parte de una nueva ola?

Sí creo que hay muchos puntos en común y que no son para nada casuales. En el caso de Les amigues de l’Àgata y Júlia Ist es mucho más obvio por un contexto geográfico compartido. Todos son proyectos Pompeu tutorizados por los mismos profesionales. Eso genera unas infraestructuras de producción similares, son proyectos que no han contado con subvenciones. Son proyectos que al fin y al cabo se arrancan por una valentía y un ímpetu por hacerlos de manera alejada a los pasos comunes de la industria. De querer hacerlo a costa de todo. Proyectos que nacen de ahí, de una necesidad. El otro día lo hablábamos con Ventura porque lo comentaron con Elena Martín y Meritxell Colell, que coincidieron en el Festival de Guadalajara. En una mesa redonda hablaban de la nueva ola de realizadoras. Hicieron un mapa con proyectos que se alejan de los cánones de la industria, realizados por mujeres, hechos a costa de todo. Tanto en Àgata como en Júlia hay unas dinámicas de producción también distintas, que son más cooperativas.

¿Cómo nace la historia de Yo la busco? ¿Parte de experiencias personales propias o cercanas? ¿Qué busca el protagonista y qué hace que su viaje sea tan empático?

La idea parte de ver en mi y luego compartirlo con Núria y un círculo más o menos grande de gente que quizás tenemos relaciones con otros hombres y con otras mujeres que no vemos reflejadas en la pantalla. Relaciones que se escapan de etiquetas de amistad, de novia, novio, etcétera. ¿Por qué no vamos a retratar un tipo de relación entre hombre y mujer heterosexuales, en el que nos sintamos identificadas? Nosotras teníamos un eje, una estructura narrativa de toda la película, pero luego en el momento en que conocemos a Dani Casellas, que no es actor y apenas había hecho nada de ficción, cogemos nuestras cuatro pinceladas del personaje que teníamos y lo amoldamos totalmente a él. Ahí trabajamos mucho, hasta donde llega Max (el personaje) y hasta donde llega Dani, y como a él lo reconducimos para que se acerque más a Max y viceversa.

En el momento en el que Dani nos presenta a su mejor amiga en la vida real que es Laia Vidal, la escogemos para interpretar a Emma. Ellos son amigos de toda la vida. Queríamos cierta intimidad y ellos nos dan mucha valentía por su parte por abrirse, ver cómo interactúan, como se tocan, se miran, cuales son sus límites en la relación.

¿Cómo encontraste al actor protagonista, Dani Casellas?

A él yo lo conocí hace como cinco años en los cines Renoir Floridablanca. Estábamos ambos viendo Mapa, de León Siminiani. Lo veo a él en primera fila, me quedo con su cara, y luego a la salida nos ponemos a charlar. Me contó que había hecho teatro hacía muchos años, intercambiamos teléfonos y luego no hablamos hasta tres años más tarde cuando empezamos a escribir el guion, abrimos castings y me acuerdo de él. Se vino a hacer el casting y nos encajaba, porque además teníamos que rodar en dos meses. Y él nos lleva a ella.

¿Para ti qué busca Max?

Creo que busca muchas cosas. Evidentemente busca a la autora de una libreta llena de dibujos, pero para él no es la libreta sino la mujer que hay detrás de esa libreta. Al fin y al cabo a él le ha dejado una mujer y busca a otra mujer. Entre maternal, romántica, una mezcla de todo. Pero creo que él, en lo material, busca una historia, busca que le pase algo increíble, para poder después volver a casa y poder decirle a Emma que ha sido la mejor noche de su vida. Se alimenta de eso, de pequeños momentos, de pequeñas conexiones con cosas, con personas. Es lo que le llena, pero al fin y al cabo, también hay algo mucho más grande y con lo que todos podemos sentirnos conectados. Todos buscamos cosas. Él busca un sitio dónde estar, busca alguien con quién compartir momentos, busca una manera de vivir. Él en ese momento ve que se aleja que de la manera de vivir que tiene su entorno. Busca una manera de estar a gusto en este mundo.

Esta película no deja de ser un proceso de aprendizaje. Ahora que has terminado la carrera, ¿qué vas a buscar como cineasta?

Tú lo has dicho muy bien, la hemos hecho para crecer. Yo me lo he pasado en grande con este proceso, he aprendido un montón, y obviamente yo tenía una curiosidad por saber cómo era todo esto. Un primerísimo contacto con este mundo y estas dinámicas y ha sido absolutamente gratificante. Encontrar las maneras de seguir haciendo esto, tengo un mono increíble por seguir escribiendo y seguir rodando. Ahora que sé lo que significa, en todos los aspectos, sacar adelante un largo, por pequeño que sea. Implica mucho tiempo y energía mental y física, y un montón de personas. Tengo que querer un montón la siguiente historia para sacarla adelante, porque me gusta entenderlo como la necesidad de explicar algo. Y luego que las condiciones de producción acompañen, porque al fin y al cabo son proyectos preciosos. Es increíble que un proyecto académico haya podido estrenarse en Málaga, y esté ahora en el D’A, es un bombazo. Esto se ha llevado a cabo porque un montón de personas han dedicado un montón de tiempo en condiciones de semi estudiantes y semi profesionales. Esto solo te lo puedes permitir una vez, para no quedarte sin amigos.

A menudo dicen que es más difícil hacer la segunda película que la primera.

Sí, en estos tiempos lo he ido comentando con gente, con compañeros y compañeras, que están empezando segundos proyectos. El primero ha salido así sobre la marcha, a modo de prueba-error. Pero ahora, para la segunda, sí hay más presión. No me voy a permitir tantos errores, ahora ya va en serio. Entiendo que la segunda película sea más difícil de encarar. Cuando las condiciones de producción no ayudan, hay algo contraproducente, porque la producción se te come el alma de la historia.

¿Por qué el protagonista es un hombre? Porque podría ser tanto hombre como mujer.

Sí, de hecho cuando abrimos casting y empezamos a buscar gente, buscábamos tanto hombres como mujeres. Buscábamos una persona que nos diera algo especial, y ese algo especial nos lo dio Dani. Nos daba absolutamente igual trabajar con un hombre como con una mujer. Los hombres llevan toda la vida hablando de historias de mujeres, y es absolutamente normal, así que en este caso es lo mismo.

En el momento en que sabemos que el protagonista será un hombre como Dani, que creemos es un hombre que de algún modo se aleja de las conductas estereotipadas asociadas a la masculinidad, nos apetece también romper estos estereotipos. No es un idea que partiese de una base, pero es algo que viene y sí nos apetecía hacer, enseñar pequeñas realidades que encontramos obviadas.

Yo la busco fue premiada en Málaga, y ahora aterriza en el D’A. ¿Cuáles son los próximos festivales que va a pisar la película?

Aún no hay nada cerrado pero sí nos apetece mucho que la película se vea, hacer un buen circuito de festivales. Es importante que esté en muchos lugares, tantos como podamos.

Lo que me apetece más ahora es que la película deje de ser nuestra y la gente la vea, que la comparta, que le guste o no, comentarla.

¿Cuenta Yo la busco con distribución comercial para salas de cine?

Aún no, estamos hablando con personas pero no tenemos nada cerrado.

¿Cómo crees que puede encajar tu película en el ecosistema actual de nuestra industrias?

Creo que lo que aportan películas así en el panorama cinematográfico español es un cierto tratamiento interpretativo de los personajes. Los actores no son actores. En el cine español a veces hay mucho hermetismo en cuanto a la historia, y en cuanto a las actuaciones se refiere. En proyectos más pequeños, por ejemplo en nuestro caso, dedicamos mucho tiempo a que tanto el tono como el registro interpretativo fuese super llano, cercano y realista. Es algo que a nosotros nos apetecía. Tanto con Max y con Emma hay una relación hecha desde las cosas pequeñas, desde los gestos mínimos que generalmente se obvian en la gran pantalla.

Pablo Sancho París
Acerca de Pablo Sancho París 393 Articles
Licenciado en Historia del Arte y Comunicación Audiovisual por la U.B., Master en Ficción de Cine y Televisión por la U.R.L. y Master en Film Business por ESCAC. He sido presidente de la Federació Catalana de Cineclubs entre 2015 y 2017, siendo actualmente responsable de proyectos de la entidad. Además, soy el programador de Cine Club Vilafranca, que gestiona la Sala Zazie y el Cine Kubrick de Vilafranca del Penedès. Además, he compaginado estas tareas con la de cronista cinematográfico, profesor de cine en talleres para niños y adolescentes, y la realización de audiovisuales y cortometrajes de ficción. Me podéis contactar en pablosanchoparis@industriasdelcine.com.

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