Este Manual de cine indie: la gran aventura de como rodar (o no) una película del director de fotografía y realizador Ezequiel Romero es a los libros de esta clase el equivalente a la mítica Vivir rodando (Living in oblivion, Tom DiCillo, 1995). No solo porque en ambos se describe el caótico rodaje de una película independiente en donde todo lo que puede salir mal saldrá mal, si no por el tono cómico que impregna ambas obras.
A diferencia de en la película, en este Manual de cine indie (Editorial Berenice, 2020) el autor aprovecha para hacer un recorrido por los diversos departamentos y profesionales que se encuentran en un rodaje. De sus problemas con el ayudante de dirección nos describe la tarea de este profesional; de su amistad con las maquilladoras surge el poner en valor y explicar su trabajo; de su falta de gaffer aprendemos todo lo que significa esta figura, y así hasta pasar por arte, vestuario, dirección, producción, sonido, montaje, efectos especiales…
De esta manera, lo que se puede leer como una crónica del rodaje de una película sobre el asesinato de las niñas de Alcàsser titulada 11 semanas, se convierte también en un recorrido por las entrañas de quien-hace-qué en cualquier producción cinematográfica. Aunque Ezequiel Romero se da prisa en aclarar que lo que explica del rodaje es ficción, y que los nombres han sido cambiados, todo lo que se refiere a los oficios del cine destila didactismo y pasión, la misma que pone en describir su frustración por no poder aprovechar los últimos rayos de sol de una tarde.
Quien busque y conozca el mundillo quizás podrá deducir el quien es quien en esta comedia: las actrices con Goyas que aun así son profesionales y compañeras, el productor sobrepasado por un proyecto que le viene grande, el director con grandes contactos perdido entre su inexperiencia y su soberbia, y el ayudante de dirección que en realidad no tiene ni idea de lo que está haciendo porque está ahí por ser el mejor amigo del ‘dire’. El resto, el equipo, son un coro de abnegados sufridores a los que su pasión por hacer cine les lleva a aguantar las mil marranadas. No hace falta decir quiénes son los héroes y los villanos, aunque Romero deja muy clara una cosa: si quieres trabajar en este mundillo, llévate bien con todo el mundo. Y si lo vuestro es intentarlo, por favor, comprad comida.
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