‘El cine y su música’, el universo que albergan las bandas sonoras

La música es uno de los vehículos más poderosos para desencadenar emociones a nivel universal. Desde los inicios del cine, se apostó por acompañar las imágenes de cualquier melodía que le diera mayor profundidad a la historia y fuera capaz de transmitir mucho más al espectador. En el libro El cine y su música. Secretos y clave (Editorial Rialp, 2015), Lamberto del Álamo nos descubre las bandas sonoras desde un punto de vista mucho más completo y apasionante, proporcionando las herramientas necesarias para profundizar en el ámbito musical y vislumbrar un mundo lleno de colores y matices sonoros con los que disfrutar de las películas en todo su esplendor.

Y es que como bien apunta en su obra “la música cinematográfica se convierte en un eficaz complemento de la imagen y los diálogos, contribuye a estructurar la narración y ayuda a conectar emocionalmente al espectador con la historia que está viendo en la pantalla”.

El cine y la música, un vínculo para la eternidad

A través de varias épocas de la historia conocemos las diferentes aportaciones que ha tenido la música en el mundo del cine como ha sido la gran influencia de la obra de Wagner. Su leitmotiv se convirtió en la herramienta favorita de los compositores cinematográficos hasta los años 60, cuando fue perdiendo importancia en pro de la utilización de la música popular del momento como el jazz y el rock and roll, con el objetivo de modernizar las bandas sonoras. Actualmente no es el único procedimiento, sino uno de los muchos utilizados en las bandas sonoras  de nuestro tiempo.

Durante las primeras décadas del cine sonoro muchos compositores terminaron trabajando para la industria de Hollywood, mucho más rentable

Desde que en 1908 el compositor francés Camille Saint-Saëns pusiera música a una película corta titulada El asesinato del duque de Guisa, el mundo de las bandas sonoras empezó a andar de la mano de los grandes compositores que provenían generalmente de las salas de concierto. Tras el estreno de la considerada primera película sonora, El cantor de jazz (Alan Crosland, 1927) se hizo prácticamente indispensable contar con un compositor que realizara la música que acompañaría la película y que le otorgara otra dimensión a la historia, mucho más plena y emocional. Durante las primeras décadas del cine sonoro muchos compositores terminaron trabajando casi exclusivamente para la industria de Hollywood, mucho más rentable. Entre ellos destacó el austriaco Max Steiner, conocido como padre de la música sinfónica, al que Del Álamo dedica un extenso capítulo por ser uno de los compositores más relevantes de la historia de la música cinematográfica, ganador de tres premios Oscar a mejor banda sonora por El delator (1935), Now, Voyager (1942) y Desde que te fuiste (1944).

Tras 125 años de historia, el cine se ha consagrado como un arte de una magnitud incomparable, que ha generado grandes obras musicales. Por este motivo, no es de extrañar que compositores de bandas sonoras como John Williams, Hans Zimmer, Ennio Morricone y Bernard Herrmann ocupen un lugar relevante dentro del mundo de la música, al lado de genios como Johann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven.

Del Álamo también nos brinda en su libro algunos de los episodios más extraordinarios entre los tándems históricos director-compositor como el formado por Alfred Hitchcock y Bernard Herrmann, que dio fruto a ocho obras maestras como Psicosis, Con la muerte en los talones y Vértigo. Si bien entre los años 30 y 60, época dorada de Hollywood, eran los estudios los que decidían a quién querían en sus producciones, alrededor de los años 60 los directores empezaron a tener más libertad para elegir al profesional que compusiera su música.

Bandas sonoras y canciones originales

“Las canciones y el cine siempre han mantenido una interesante y simbiótica relación”, afirma el autor de El cine y su música, aunque no fue hasta 1935, siete años después de la primera ceremonia de los premios Oscar, que se incluyeron las categorías de mejor banda sonora y mejor canción original.

Las películas de animación de Disney han generado multitud de canciones de éxito, recordadas por todos. Bajo el mar (Under the sea) de La sirenita (Ron Clements y John Musker, 1989), La bella y la bestia (Beauty and the beast) de La bella y la bestia (Kirk Wise y Gary Trousdale, 1991), Un mundo ideal (A whole new world) de Aladdín (Ron Clements y John Musker, 1992), Es la noche del amor (Can you feel the love tonight), de El Rey León (Rob Minkoff y Rogers Allers, 1994) y Colores en el viento (Colors of the wind) de Pocahontas (Mike Gabriel y Eric Goldberg, 1995) se han vuelto himnos para generaciones enteras. Lo que demuestra que la industria del cine y las canciones se impulsan mutuamente, generando una reciprocidad muy necesaria en la animación donde no se cuenta con caras visibles de actores que logren atraer al público en masa a las salas de cine.

Un libro lleno de recursos didácticos

Este no es un libro academicista al uso, sino que Del Álamo persigue, en todo momento, llegar al público general y comunicar de forma amena y sencilla conceptos técnicos de todo tipo que le ayuden a percibir los detalles de la composición musical en el escenario cinematográfico.

El autor, además, incluye una selección de títulos cuyas bandas sonoras analiza, detallando los motivos por los que se han vuelto especiales: King Kong (Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, 1933), Tiempos modernos (Charles Chaplin, 1936) y Desayuno con diamantes (Blake Edwards, 1961) son algunas de ellas.

El cine y su música cuenta con recursos muy variados al final de cada capítulo: bibliografía utilizada, páginas webs consultadas, vídeos de You Tube y películas más relevantes sobre el tema. Lo que convierte este libro en una fuente inspiradora de enseñanza, que busca ir más allá de sus páginas.

Lídia Oñate
Acerca de Lídia Oñate 93 Articles
Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Pompeu Fabra y Máster en Dirección de Redes Sociales y Marketing Digital por Fundeun – Universidad de Alicante. Actualmente me encuentro inmersa en la distribución cinematográfica, un sector que vivo de lleno desde la comunicación y el marketing. Me encantan las bambalinas del mundo televisivo y cinematográfico, viajar (tanto cerca como lejos), hacer fotos de paisajes y gastronomía que luego irán a mi Instagram, disfrutar con la Historia y echar una partidas al Monopoly, la Play o lo que se tercie. Porque sí, la diversión en la vida es importante. Y el cine ayuda. Me podéis contactar en lidiaonate@industriasdelcine.com.

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