M3GAN es la reunión de los dos alumnos más listos de la clase, Jason Blum y James Wan, que ya habían trabajado juntos en la franquicia de Insidious. Perfectos conocedores de lo que es el género de terror, de cómo conectar con el público y triunfar comercialmente, lo vuelven a hacer con M3gan, un filme que aparentemente parece una actualización de Chucky y Annabelle (creación esta última de otra franquicia made in Wan), pero que en realidad es mucho más.
Más allá de ser la típica película de terror con muñeco asesino, M3GAN se torna en una cinta que a lo largo de su metraje muta en varios géneros, puesto que en esencia podríamos decir que este filme es un drama familiar, que en última instancia se convierte en una comedia musical.
Al margen de los códigos del género de terror, M3GAN ahonda en las relaciones familiares, en la soledad, y en el abuso de la tecnología, que más que acercarnos como personas, nos aleja y aísla; y ahí está el verdadero horror y peligro que propone esta cinta, más allá de la figura de la muñeca M3GAN, que es la ruptura que hay entre padres e hijos, la falta de contacto y la falta de comunicación. M3GAN viene a decirnos que cada día somos menos humanos entre nosotros mismos. Es ahí donde incide especialmente el tema de la película ya que, aunque pueda parecer que nos habla de los riesgos de una inteligencia artificial emancipada del ser humano, y que esta muñeca tenga algo de Terminator y Robocop, rechaza ahondar en este aspecto.
M3GAN tiene una realización ligera, que no destaca precisamente, pero que cumple al servicio de un guion efectivo que consigue su propósito en todo momento, a pesar de algunas licencias que hace que el espectador tenga que mirar hacia otro lado. M3GAN es una película accesible para todo el público, a la que rebajaron el tono gore por lo mismo durante su postproducción que obligó a volver a filmar determinadas escenas, y que supone un mero divertimento, puesto que cumple con su cometido; nada más, y nada menos.
Sin caras conocidas, excepto por la de Allison Williams que hacía de cebo en Déjame salir (2017), producida también por Blum, el reparto cumple de sobras en un filme que no requiere de excelentes interpretaciones; entre otras cosas, porque es la propia M3gan la reina de la función.
Así pues, la próxima vez que vayan al cine y nada más comenzar la proyección observen que detrás de la película que van a ver están las productoras de Blumhouse Productions (obviamente de Blum) y Atomic Monster (Wan), sabrán que están delante de una cinta que será un éxito seguro, más allá de su calidad cinematográfica. En esta ocasión, sí que puedo decir que ambas circunstancias se dan, ya que, sin ser una película que les vaya a cambiar la vida (ni lo es, ni lo pretende), sí que pasarán un rato agradable y divertido, siendo esta la verdadera finalidad de la película. Con 12 millones de dólares presupuesto, y habiendo ya sobrepasados los 100 millones de recaudación a nivel mundial, la secuela la tendremos en enero de 2025 en nuestras carteleras.
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