Muchos adoramos ver películas de terror, ese género universal que todos podemos comprender y sentir sin importar que la historia provenga de Japón, como la mítica Ringu (Hideo Nakata, 1998), o de Tailandia, como The medium (Banjong Pisathanakun, 2021). La realidad es que esa perturbación del ánimo que es el miedo la sienten todos los humanos, pero no todos quieren disfrutar de ella y regocijarse ante una pantalla que muestra entes diabólicos, fantasmas, sangre y vísceras o animales enloquecidos (entre tantos otros monstruos del terror).
Para aquellos más perversos en términos cinéfilos, desde Industrias del Cine traemos una lista de varias propuestas españolas que destacan dentro del género de terror por su puesta en escena, un malvado villano, una historia macabra o una escalofriante combinación de géneros. La lista nos muestra cómo en nuestro país contamos con directores consagrados cuya filmografía merece estar casi en su totalidad dentro de los mejores films de miedo y, al mismo tiempo, evidencia que faltan directoras que apuesten por el género o a quienes se les permita hacerlo.
Qué mejor que enfrentarse a los miedos desde el sofá o la butaca de un cine. Quizás, hasta los más reacios consigan entretenerse y pasarse al “lado oscuro” de la cinefilia.
‘¿Quién puede matar a un niño?’
(Narciso Ibáñez Serrador, 1976)
46 años han pasado ya desde la segunda y última película de Chicho Ibáñez Serrador y la proeza de transmitir al espectador esa sensación constante de que “algo no marcha bien” sigue intacta. El tiempo no ha pasado en balde, sobre todo pensando en los efectos especiales o esa sangre tan, ahora, impostada, pero el film de Serrador sigue resultando una de las cintas de suspense más impactantes de nuestra filmografía. Con una banda sonora terrorífica (a cargo de Waldo de los Ríos) y un inicio acongojante en el que vemos imágenes reales de infantes moribundos de la guerra de Vietnam, Corea, Auschwitz…, la cinta permite divagar sobre las desgracias perpetradas por los adultos hacia los niños: directa o indirectamente. Y si nos ponemos analíticos, no cabe duda de que ellos tienen motivos para manifestarse en nuestra contra.
‘[·REC]’
(Jaume Balagueró, Paco Plaza, 2007)
[·REC], hija de la talentosa y ocasional dupla Balagueró–Plaza, dio vida a uno de los engendros más escalofriantes del cine de género en nuestro país (la niña Medeiros) y es una de las propuestas más originales por su veracidad, uso de la tecnología y del espacio: narrado como si fuera un reportaje cámara en mano y dentro de un antiguo edificio característico del Eixample barcelonés, vecinos pintorescos incluidos. Fue un éxito de taquilla y de crítica y dio origen a varias secuelas -jamás tan suculentas como la primera- que fueron aumentando el universo [·REC] hasta tal punto que este año se estrena un documental sobre la saga. Y lo mejor de todo es algo muy simple, pero complejo: da miedo.
‘Cerdita’
(Carlota Pereda, 2022)
Cuatro años después de ganar el Goya por su corto homónimo, Carlota Pereda estrena Cerdita, la película que expande la historia de Sara, una adolescente con sobrepeso que sufre bullying y que ve a sus acosadoras recibir un castigo más cruel de lo que jamás hubiera imaginado. Con más comedia costumbrista que terror (complicado no estallar en carcajadas con cada frase que dispara Carmen Machi), Cerdita se suma al carro de la buena cosecha de cine español que ha dejado 2022. Su estética, de carnaza y sangre, la facilidad con la que sentimos la ansiedad de la protagonista, una Laura Galán a la que no le sale la voz, y ese título tan notorio y descriptivo, harán de la cinta una historia para ser recordada y revisionada. Además, es un placer ver una ópera prima de género dirigida por una mujer. Queremos más.
‘El espinazo del diablo’
(Guillermo del Toro, 2001)
Más poética que terrorífica, aunque contiene algún buen susto y una atmósfera inquietante, El espinazo del diablo fue producida por los hermanos Almodóvar y se enmarca en el contexto de un orfanato para huérfanos de la guerra civil española. El creador de La forma del agua (2017), que por aquel entonces iniciaba su carrera como director, apostó por una trama basada en los secretos y las omisiones, y en un fantasma con una razón para pasearse entre los mortales. En el reparto encontramos a un joven Fernando Tielve, a Eduardo Noriega, muy socorrido por aquel entonces y muy en la línea de Tesis, y a los experimentados Marisa Paredes y Federico Luppi. Un cuento trágico que nos habla de una época, pero también de cómo la tragedia forja, fortalece y consume al ser humano.
‘La torre de los 7 jorobados’
(Edgar Neville, 1944)
Además de conde y diplomático, Edgar Neville fue uno de los más importantes cineastas españoles de la primera mitad del siglo XX, autor de La vida en un hilo y la adaptación de Nada, de Carmen Laforet, pero hoy es tal vez La torre de los siete jorobados su film recordado. Además de poseer un título difícil de olvidar, es hoy un film de culto por su modernidad en cuanto hibridación de géneros: terror, thriller y un punto de comedia se unen para crear un referente del fantaterror español. Ambientada a finales del siglo XIX, bajo Madrid existe una ciudad subterránea construida por los judíos que se negaron a abandonar España tras su expulsión y que es hoy habitada por una banda de temidos jorobados.
‘Tesis’
(Alejandro Amenábar, 1996)
Celebrados ya sus 25 años, la ópera prima de Alejandro Amenábar sigue siendo una de las propuestas más oscuras del terror español. Dirigida y escrita por el cineasta de Mar adentro (2004) cuando este contaba con tan solo 24 años, la película obtuvo el Goya a mejor largometraje, mejor guion y, cómo no, mejor director novel. Tesis es de esas cintas que envejecen bien y, si no fuera porque la tecnología que muestra su trama, enmarcada en una universidad de imagen y sonido, está ya en desuso dentro del mundo audiovisual, seguiría presentándose como una propuesta novedosa que nos destapa el macabro mundo de los vídeos snuff. Precisamente ahora, que todos disponemos de una cámara para grabar cualquier idea que se nos ocurra, se nos antoja una historia sobre la crueldad y el oportunismo de mucha vigencia.
‘Angustia’
(Bigas Luna, 1987)
El cineasta catalán Bigas Luna se atrevió con una propuesta que mezclaba meta cine y terror al más puro estilo slasher. La historia de Angustia trata de un oftalmólogo oprimido por su madre (un cliché muy recurrente en cuanto al género) que disfruta coleccionando ojos y que no duda en atacar a quien sea para conseguirlos. El director de La teta y la luna (1994) consiguió, como si de un efecto óptico se tratara, regalarnos una de las obras más extrañas y perturbadoras de nuestro cine, además de una nominación al Goya por su extraordinaria labor en la dirección.
‘La abuela’
(Paco Plaza, 2021)
La abuela, otra propuesta del cineasta Paco Plaza esta vez con guion del preciso Carlos Vermut, usa el cuerpo anciano como sinónimo de decrepitud física, pero también moral. La idea, que gira en torno a la joven Susana (Almudena Amor) abandonando su vida en París para volver a Madrid a cuidar de su abuela enferma, es comedida en sus sustos, pero perdura en la memoria con imágenes terroríficas basadas en el sorpresivo miedo repentino a lo conocido: a una abuela. Como un buen puzzle cuyo final encaja a la perfección, creemos que La abuela será de esos films que se ensalzarán a medida que pasen los años y su recuerdo perdure en el imaginario gracias, en parte, a esa imagen comercial tan bien escogida que resulta el póster del film.
‘Malnazidos’
(Javier Ruiz Caldera, Alberto de Toro, 2020)
Malnazidos no es la primera propuesta cinematográfica que aúna zombies y nazis (una de esas mezclas que nos da el cine a veces, como todas esas curiosas sagas relacionadas con animales cuya peligrosidad real se ve aumentada en la ficción de manera descomunal), pero sí es la más española por motivos obvios. Además, la película de Ruiz Caldera y De Toro, mezcla géneros como la comedia, la aventura y el terror y consigue repartir frescas a unos bandos y a otros sin cesar. Pese a su tono comercial y a los retrasos en su estreno en busca del momento óptimo post-pandemia, el film no arrasó en taquilla, pero llegó a Netflix a mediados de 2022 y es una opción muy disfrutable.
‘El orfanato’
(Juan Antonio Bayona, 2007)
Al igual que le sucediera a Amenábar con su ópera prima Tesis, el catalán Juan Antonio Bayona hizo su debut en el cine con una obra exitosa que la crítica alabó y que, en este segundo caso, fue un verdadero triunfo en taquilla. El orfanato, escrita por Sergio G. Sánchez a partir de su cortometraje Sé que estás ahí sobre los amigos invisibles, recuperó a Belén Rueda de la televisión (aunque ya había participado en la popular Mar adentro) para convertirla en toda una reina del terror: después de este film, la actriz rodaría otros ya memorables largos como Los ojos de Julia (Guillem Morales, 2010) o El cuerpo (Oriol Paulo, 2012). Ganadora de 7 premios Goya, El orfanato es, a día de hoy, una de las películas de terror españolas más apreciadas. Producida por Guillermo del Toro, la cinta usa varias ideas recurrentes de este cine (niños, malformaciones, caserones solitarios…) creando una sólida mezcla tan terrorífica como dramática.
‘El páramo’
(David Casademunt, 2021)
Presentada en el Festival de Sitges de 2021, El páramo, con Inma Cuesta, Roberto Álamo y el joven Asier Flores, narra la historia de una familia que vive aislada del resto de la sociedad. Cuando el padre se marcha, madre e hijo deben enfrentarse a la inquietante soledad que les acecha. Con una ambientación y un misterio que invitan a la paranoia, la cinta destaca por su suspense y la sensación de perturbación de sus personajes, siempre in crescendo. Es un tanto errática en comparación a otras de esta lista de recomendaciones, pero bien merece un visionado.
‘Mientras duermes’
(Jaume Balagueró, 2011)
“Nací sin la capacidad de ser feliz”, declara el protagonista de Mientras duermes, un film que no circula por los irreales mundos de lo sobrenatural, sino que su monstruo recae en un ser humano cuya única razón de existir es hacer infelices a los demás. Con un guion que no desfallece en ningún momento y un perverso, y poderosísimo, personaje principal encarnado por la cara más malvada y nociva de Luis Tosar, la siguiente película de Balagueró después de [·REC2] (2009) muestra a un malvado sin excusas. El contrapunto lo pone Marta Etura: el objeto de su psicopático deseo. Imposible apartar la vista de la pantalla mientras las correrías de este villano se suceden haciéndonos cuestionar hasta dónde puede llegar la maldad de una ¿persona?.
‘Verónica’
(Paco Plaza, 2017)
Verónica se inicia con uno de los “basado en hechos reales” más terroríficos si tenemos en cuenta que está inspirada en el único informe policial de España que incluye testimonios de actividades paranormales y que fue catalogado como “inexplicable”. Esta premisa, estremecedora para muchos y revelada durante los créditos finales, es la que consigue que, al acabar la cinta, uno tenga la sensación de haber sido espectador real de esos hechos. Presentando a la joven actriz Sandra Escacena en el papel de hermana mayor de una familia monoparental, la película consigue mostrar un tono costumbrista y natural complejo gracias a la cuidadosa decoración (vajilla de Duralex incluida) y a un reparto genuino encabezado por Escacena, tres jóvenes actores y actrices muy convincentes: sus hermanos y Ana Torrent como la madre de todos ellos. Una madre ausente desde que murió el padre y que no puede hacer otra cosa que trabajar. Esto provoca que Verónica se vea atrapada en un ambiente familiar sofocante que la convierte en el blanco perfecto, la vulnerabilidad ideal, de un ser fantasmagórico.
‘No profanar el sueño de los muertos’
(Jorge Grau, 1974)
Clara heredera de La noche de los muertos vivientes, estrenada seis años antes y film de culto por excelencia en relación al cine de zombies, estamos ante una coproducción hispano-italiana dirigida por el emblemático y ya desaparecido Jorge Grau. Ambientada en las afueras de Manchester, en el Reino Unido, una pareja que ha sufrido un accidente de moto descubre como los cadáveres de una morgue cercana vuelven a la vida a causa de un experimento gubernamental que utiliza ultrasonidos para eliminar insectos y otros animales que atacan a las cosechas.
‘El maquinista’
(Brad Anderson, 2004)
Este thriller psicológico ahonda en la insomne mente de su protagonista, un deteriorado y escalofriante Christian Bale, quien acarrea un trauma oculto en las profundidades de su memoria como el hombre con fobia al agua de Los renglones torcidos de Dios, escrito por Torcuato Luca de Tena. El desagradable estado físico del actor, que perdió más de 20 kilos para encarnar a Trevor Reznik, es un reflejo de su mundo interior y uno de los aspectos más comentados de esta coproducción USA-España. Con varias de sus escenas rodadas en las afueras de Barcelona, el film cuenta con la participación de Aitana Sánchez-Gijón y resulta una pesadilla de esas que tendría el personaje principal de no ser porque, según él, lleva más de un año sin dormir. A pesar de su perturbada trama, no llega a dejar el poso de un film de Fincher, pero la interpretación de Bale es más que suficiente para deber adentrarnos en la cinta alguna vez.
‘El día de la bestia’
(Álex de la Iglesia, 1995)
La segunda película de Álex de la Iglesia abraza la “comedia satánica” en una historia que se propone buscar al Anticristo, quien supuestamente debía nacer en Madrid el 25 de diciembre de 1995, jugando así con el fin del milenio. Con un travieso y genial Álex Angulo como dudoso sacerdote y presentando a Santiago Segura como actor, El día de la bestia no es una opción para todos los públicos, pero resulta una estimulante propuesta bizarra movida por inocentes personajes en un Madrid mugriento y cruel. Se alzó con 6 premios Goya, entre los que destacan el de mejor director, actor revelación y dirección artística.
‘Los otros’
(Alejandro Amenábar, 2001)
Desafortunado sería no incluir Los otros en una lista sobre recomendaciones de terror español. La película, protagonizada por una Nicole Kidman con ganas de explorar un cine más autoral (aunque el film acabó siendo tan exitoso como si de un blockbuster se tratara) sigue a una peculiar familia guiada por la actriz de Moulin rouge (Baz Luhrmann, 2001), una madre con muchas reglas hacia sus hijos, que sufren una extraña enfermedad que les hace sensibles a la luz. Con grandes dosis de suspense, pero cuidadas píldoras de sustos, la propuesta resulta elegante y el marco de la Segunda Guerra Mundial la enmarca dentro de un aura cargada de tensiones. Mientras en USA Tom Cruise adaptaba Abre los ojos (1997), otro de los films de Amenábar, el director chileno-español seguía enriqueciendo su filmografía con esta cinta que se paseó por los grandes festivales del mundo.
‘Los cronocrímenes’
(Nacho Vigalondo, 2007)
Tras arrasar en el mundo del cortometraje (con nominación al Oscar incluida por su trabajo 7:35 de la mañana, de 2004), Nacho Vigalondo debutó en el mundo del largometraje con una película que abordaba la ciencia ficción, el thriller y los bucles temporales y viajes en el tiempo (ríete tú de Tenet) regalándonos una de las películas más originales de nuestra cinematografía. Karra Elejalde interpreta a un hombre corriente que, por azares del destino, se verá metido en mil y un avatares que poco a poco le mostrarán que, quizás, lo que está viviendo ya lo ha vivido anteriormente.
‘El hoyo’
(Galder Gaztelu-Urrutia, 2019)
Triunfó en festivales como Toronto y Sitges, pasó de manera modesta por salas de cine y fue su estreno en Netflix, que coincidió con el confinamiento y la necesidad de la audiencia por consumir relatos distópicos que le permitieran divagar debido, seguramente, a esos meses de incertidumbre, el que permitió que millones de hogares consumieran esta historia de crítica a la sociedad más cruda y egoísta. Llegó a ser Nº1 en Estados Unidos, lo que solo hizo que perpetuar el boca-oreja de los espectadores, ansiosos por plantearse el status quo con toda la locura y dudas que planteó la Covid-19. Una película dura situada en un enclave frío, monocromático y anacrónico más cerca del terreno del sadismo y la crueldad que del terror que inquieta. La película del vasco Galder Gaztelu-Urrutia es ya un imprescindible del cine de género en España.
‘La noche de Walpurgis’
(León Klimovsky, 1971)
Décadas antes del asalto a Holywood de intérpretes españoles como Antonio Banderas, Penélope Cruz y Javier Bardem, un actor burgalés nacido como Jacinto Molina era aclamado en medio mundo como Paul Naschy, un actor de culto del fantaterror que triunfaba interpretando a personajes del terror clásico como el hombre lobo, Drácula, la momia… La noche de Walpurgis, la cuarta película en la que interpretó a su famoso licántropo Waldemar Daninsky, es uno de sus films más representativos. Abatido en la anterior película de la saga, el hombre lobo vuelve a la vida al practicarle la autopsia y retirarle la bala de plata que causó su muerte.
Be the first to comment