Es una lástima que no conozcamos mejor la historia política del Canadá de principios de siglo, porque eso haría de The Twentieth Century, presentada en la sección Transicions del Festival D’A, una cinta mucho más disfrutable. A pesar de ello, quien guste de los delirios surrealistas à-la-monty-python mezclados con expresionismo alemán y algo de John Waters, se lo pasará en grande con esta biografía inventada de los primeros años en política del que fuera primer ministro del país durante más de veinte años, William Lyon Mackenzie King.
El retrato del político es cualquier cosa menos amable: un joven aferrado a las faldas de su madre que descarga en él toda su ambición para que llegue a ser primer ministro, onanista enamoradizo de las mujeres con que se topa, y con el grado suficiente de ineptitud como para quedar segundo en el concurso para dirigir la nación. Porque sí, hay un concurso para elegir al mandatario que incluye lucha de piernas, corte de cintas inaugurales, identificar árboles por su aroma, resistencia a las cosquillas, capacidad de batir mantequilla, saber guardar cola, mear en la nieve dejando la firma, y mayor muerte de bebés foca.
Todo en la película busca la subversión, desde los personajes masculinos interpretados por mujeres y viceversa, hasta los decorados al estilo de las películas de entreguerras. Los diálogos son una colección de chistes, los personajes son puros estereotipos, se mezclan las parafilias con los trastornos, las luchas por el poder con las misiones épicas, y en medio de todo, aún tenemos tiempo de encontrar a un siniestro doctor chino y un gobernador megalómano digno de Gran Hermano.
Para acabar de aderezar el mejunje no faltan referencias cinéfilas, como las ya mencionadas al expresionismo, pero también al universo Lyncheano –ese hombre elefante-, al cine bizarro –ese cactus-, a su compatriota Guy Maddin, y a Orson Welles –ese gobernador y ese laberinto de hielo. ¿Más aún? Pues seguramente sí, pero casi mejor descubrirlo por uno mismo en este supuesto viaje al subconsciente de Canadá.
El director de The Twentieth Century, Matthew Rankin, la define así en el vídeo de presentación a la película que se puede ver en Filmin, lugar de acogida del festival en éstas fechas. “Es muy rara”, asevera, lo que no fue impedimento para que se llevara el premio FIPRESCI en el Festival de Berlín, mejor ópera prima en el Festival de Toronto, y cuatro nominaciones en los Canadian Film Awards.
Be the first to comment