El martes era el día D del Festival de Cannes, con la tan esperada sesión doble de la competición oficial protagonizada por los veteranos Park-Chang Book y David Cronenberg y su particular subversión del lenguaje y los géneros cinematográficos.
‘Crimes of the Future’ de David Cronenberg
Crimes of the Future es Cronenberg alimentando el universo Cronenberg, quien acuñase el término ‘la Nueva Carne’ al imaginar un futuro donde la parafilia era el vehículo de relación de unos seres humanos entregados al placer en el dolor, como sucediese en Crash, premio del jurado en 1996. Aunque en esta nueva fábula post-humana la subversión del cuerpo y del sexo conlleva la eliminación el dolor. El metal ahora es plástico. Y la herida ahora es interna, solo accesible a través de la cirugía. “La cirugía es el nuevo sexo”.
Saul Tenser, Viggo Mortensen, y Caprice, Lea Séydoux, forman un dúo de artistas que hacen de la extirpación de los órganos vitales su objeto de performance. Aprovechando las mutaciones que experimenta Saul, Caprice las extrae en un ritual público en que juegan a ser dioses. Provocación, fascinación y morbo constituyen la tríada para una estética del futuro, pero esto no es nuevo viniendo de Cronenberg. Además una nueva humanidad en gestación amenaza el éxito del dúo protagonista, y por extensión a este estado de mutación del cuerpo, de la sexualidad y del hambre. Los recién llegados se alimentan de plástico cerrando el ciclo de este material y abriendo una nueva vía para alcanzar el equilibrio en términos de sostenibilidad. Teniendo en cuenta que el guion fue escrito en 1999, Cronenberg consigue anclar su película en la actualidad.
En la presentación de Crimes of the Future no hubo desmayos, ni abucheos de un público que el realizador quizá subestimó, al menos en la promoción del filme. «¿Puede el cuerpo humano evolucionar para resolver los problemas que hemos creado? ¿Puede generar un sistema que le permita digerir los materiales plásticos y sintéticos, no solo con el objetivo de aportar una solución a la cuestión del cambio climático, sino para crecer, prosperar y sobrevivir?”. La clave está en Saul Tenser, el mesías de Cronenberg, torpe con el antiguo sexo, pero dispuesto a entregar su cuerpo al espectáculo de la carne.
‘Decision to Leave’ (‘Heojil Kylshim’) de Park Chan-Wook
El coreano artífice de Oldboy vuelve a la competición de Cannes seis años después de The Handmaiden con un thriller más romántico que policíaco, he ahí la transgresión de Park Chan-wook cuando de géneros cinematográficos se trata.
En Decision to Leave el policía Hae-joon, Park Hae II, investiga la muerte de un hombre mientras escalaba. Un accidente en primera instancia. Pero a ojos del metódico detective la falta de empatía de la mujer, Sore, Tang Wei, pronto la hace sospechosa. La perseverancia de este en la investigación hace que se acerque tanto a ella que terminará por desdibujar los límites de lo profesional rozando peligrosamente la obsesión. Ella, la quintaesencia de la femme fatal, es tan dulce como astuta. Tan enigmática como honesta. Dos caras de una misma mujer que afloran en cada una de las partes del film, la primera con la falta de visibilidad por la niebla de la montaña y la segundo con la bruma del mar. Aunque solo ella, Sore, sea la única que desde un primer momento sabe con total seguridad cual es su deseo. En Decision to Leave Park Chan-Wook consigue su propósito de conjugar sutileza, humor y elegancia para narrar la complejidad del amor en tiempos sombríos.
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