ANDREA MORENO: “Para vender películas hay que tener capacidad de adaptación rápida y un pellejo muy duro”

Hace poco más de un año Andrea Moreno empezó su andadura profesional como directora de la agencia de ventas y distribuidora cinematográfica Tails International. Desde bien pequeña sentía devoción por el cine y decidió convertirlo en su profesión. Se estrenó como distribuidora con El susurro del jaguar y Nosotros las piedras y actualmente su catálogo ya suma diez largometrajes.

A caballo entre Colombia y Canadá, con sede en ambos países, Moreno busca hacerse un hueco en el complejo mundo de la distribución de cine independiente con la premisa de defender, bajo el sello de Tails International, aquellas películas que deben ser recordadas.

Tails International se define como agencia de ventas y distribuidora cinematográfica que ofrece películas para ser recordadas. ¿Qué debe tener un proyecto que consideres que debe ser recordado?

Debe tener el potencial de ser una película de culto y que vaya a marcar una tendencia como hizo El susurro del jaguar (Simon Jaikiriuma Paetau y  Thais Guisasola, 2017). La gente recuerda este tipo de películas porque generan emociones en el público y se mueven por el boca-oreja. Tienen frases y momentos que marcan y te cambian un poquito la forma de pensar o de ver las cosas.

¿Cuándo decidiste emprender esta aventura empresarial tuviste claro cómo sería tu agencia y distribuidora?

En un inicio quise promover el cine latinoamericano, pero vi que era algo complejo. La mitad de los ingresos solo provenía de los festivales, pero era muy difícil. Hay mucha producción (unos 200 largometrajes al año), pero de calidad, que puedan competir con otras cinematografías más maduras como la francesa, no hay tantas.

“Colombia es un mercado difícil porque no hay gamma media: solo hay obras de autor o muy comerciales.”

A nivel global Colombia sigue siendo un mercado muy difícil. No hay gamma media, solo obras de autor o muy comerciales. Son historias muy interesantes que difícilmente se van a hacer en otros países, pero apenas llegan a las salas de cine.

Pero cuesta mucho que lleguen a los cines.

Sí, muchísimo. Muchas veces sacamos una película en salas para luego conseguir venderla en televisión o una plataforma online. Y en Colombia es algo difícil todavía si la película no ha tenido un público en salas. Todavía hay mucho camino por recorrer.

Toda distribuidora tiene línea editorial. En tu caso, ¿cómo son las películas que logran seducirte?

Cuando vi El susurro del jaguar, que fue la primera película que tomé, me pregunté por qué ningún otro agente de ventas la había adquirido todavía. Mi segundo pensamiento fue que necesitaba esa película en mi vida porque me encantaba. Es muy difícil encontrar una película independiente que se proyecte en un festival y que tenga ese rimo y calidad impecable. El susurro del jaguar no es de esas películas aburridas, lentas e intelectuales, sino que su historia toca temas como la amazonia de Brasil, la biodiversidad, la sexualidad, la pérdida de un ser querido, las fronteras… Junta muchos temas a través de una ficción muy simbólica y con una puesta en escena muy artística. Para mí todo eso fue precioso y por eso fue mi primera película. Además, casualmente es la única de mi catálogo que a día de hoy ha recuperado la inversión.

“Busco películas que traten temas controvertidos y que me hagan sentir la imperiosa necesidad de tenerlas”

Si me paro a pensar sobre mi línea editorial me doy cuenta de que siempre estoy buscando películas que traten temas controvertidos y que me hagan sentir la imperiosa necesidad de tenerlas. Con Matangi / Maya / M.I.A (Stephen Loveridge, 2018), por ejemplo, lo pensé cuando vi el sentimiento de rebeldía y su puesta en escena excelente. Además, es una mezcla de cine comercial e independiente.

¿Para ti qué supone un tema controvertido?

Por ejemplo El susurro del jaguar tiene imágenes muy locas algo que ya pude ver en la sinopsis. Tuve claro que o fracasaba o triunfaba: no había punto medio. Y creo que voy a seguir buscando cosas así. Me gusta el riesgo (ríe).

Como agente de ventas, ¿cuáles son tus armas en una negociación para convencer a tu cliente?

Lo primero es tener muy claro a quién tengo en frente y sus necesidades: si busca volumen se le ofrece un paquete de documental, ficción, etc., o si busca calidad cinematográfica, será mejor ofrecer proyectos concretos que hayan sido premiados o tengan prestigio para la crítica.

Hay que tener capacidad de adaptación rápida y un pellejo muy duro para lo que te puedan decir. En este sector es mejor no mostrar emociones, aunque te digan que la película es horrible. Aunque se trata de una línea editorial muy diferente, debes hacer un trabajo de emociones muy grande. En mi caso, esto me ha ayudado a la hora de sentarme con distribuidores de otros países, además de saber idiomas, claro.

¿Cuáles han sido tus mayores retos en el primer año de la agencia?

Sin duda conseguir que cuadraran las cuentas a final de año. A nivel local, en Colombia lo que más me cuesta es crear alianzas. Noté que una distribuidora nueva incomodaba a los que ya estaban asentados en el sector, aunque he de decir que tuvimos el apoyo de las salas de cine desde el principio. Justo después de empezar, a los seis meses ya habían surgido muchas otras distribuidoras de cine independiente porque Tails International generó mucho ruido. Arrancó pisando fuerte con las dos películas que compré en Cartagena antes de que ganaran premios. En cierto modo esta nueva irrupción ha provocado que aumente la competencia, ya que muchos productores han decidido crear sus propias distribuidoras. Puede que lo tuvieran en mente, pero no se atrevían.

De todas formas, también he tenido que formar a productores para que entendieran qué es una agencia de ventas y por qué motivo existen tantas a nivel internacional. Es muy complicado convencerlos porque son muy tercos. Por eso no suelo tener películas colombianas en mi catálogo.

¿Y en este segundo año, qué retos te planteas?

En términos financieros el reto principal es aguantar dos años para encontrar el punto de equilibrio. Más tiempo no sería sostenible.

 A nivel de espectadores en salas de cine, ¿qué situación se vive actualmente en Colombia?

El público se ha mantenido en los últimos tres años e incluso aumentó en 2016 y 2017, pero en 2018 bajaron los espectadores de cine colombiano. No es un problema de taquilla sino que el consumo de cine patria es el que ha disminuido.

¿Por qué?

Uno de los motivos creo que está relacionado con los fondos cinematográficos, que están destinados principalmente a la producción, mientras que la distribución, promoción en festivales y ventas internacionales se lleva un porcentaje muy pequeño. Esto hace que juguemos en desventaja frente al resto de películas extranjeras.

En los últimos años las plataformas online han ido ganando terreno a la exhibición en salas de cine. Como distribuidora y agente de ventas, ¿crees que juegan a tu favor?

Sí, porque algunos títulos como Matangi / Maya / M.I.A.  ya tienen cuentas oficiales en redes sociales y público internacional detrás en otros países, lo que ayuda al éxito en dichas plataformas. Algunas distribuidoras pequeñas pueden plantearse el estreno simultáneo en algunas salas de cine y en plataformas online para complementar. Sobre todo cuando se trata de películas pequeñas con poca visibilidad, ya que con la vía de estas plataformas tienen una mayor oportunidad de llegar al público.

Con la irrupción de Netflix como productora de películas que aspiran a ganar premios de festivales y el veto de Cannes se ha abierto el debate de si sus producciones se pueden considerar cine aunque su objetivo sea proyectarlas en su plataforma. ¿En qué bando te sientes más identificada?

Para mí sí es cine. Y estoy de acuerdo con lo que dijo Alfonso Cuarón cuando admitió que su película Roma se hubiera exhibido en muy pocas salas de cine si no hubiera tenido el colchón de promoción gigante de Netflix. En este sentido creo que este tipo de inversiones puede ayudar al cine latinoamericano, ya que si se puede aprovechar bien podemos ganar mucha visibilidad.

“Inversiones como las de Netflix con ‘Roma’ pueden ayudar al cine latinoamericano, ya que si se puede aprovechar bien podemos ganar mucha visibilidad.”

En Francia son muy clásicos y testarudos con la normativa y creo que sus términos legales han quedado obsoletos para los tiempos actuales.

¿Cómo ves el sector de la distribución dentro de diez años?

No veo descabellado tener mi propia plataforma online. Ya casi no se necesitan los distribuidores ni los agentes de ventas, pero yo creo que los modelos de negocio y los agentes no van a cambiar tanto porque siempre vas a necesitar a alguien que te filtre el contenido que quieres ver. Es cierto que un robot puede etiquetar el contenido para agilizar el filtrado, pero las interacciones humanas que supone estar en los mercados y tener un agente de ventas que sepa lo que a te gusta te ahorra el tiempo de ver todo el contenido aunque ya esté previamente catalogado.

Las formas y ventanas de exhibición van a cambiar y las plataformas van a tomar mucha fuerza. Cada vez hay más plataformas independientes que van a crecer para que su contenido sea más visible a los nichos que lo están buscando. Pero la gente a la que le gusta ver el cine en salas va a seguir prefiriendo verlas allí.

Lídia Oñate
Acerca de Lídia Oñate 93 Articles
Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Pompeu Fabra y Máster en Dirección de Redes Sociales y Marketing Digital por Fundeun – Universidad de Alicante. Actualmente me encuentro inmersa en la distribución cinematográfica, un sector que vivo de lleno desde la comunicación y el marketing. Me encantan las bambalinas del mundo televisivo y cinematográfico, viajar (tanto cerca como lejos), hacer fotos de paisajes y gastronomía que luego irán a mi Instagram, disfrutar con la Historia y echar una partidas al Monopoly, la Play o lo que se tercie. Porque sí, la diversión en la vida es importante. Y el cine ayuda. Me podéis contactar en lidiaonate@industriasdelcine.com.

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